Alumna de Prácticum I
El cáncer, según la Organización Mundial de la Salud, "es un proceso de crecimiento y diseminación incontroladas de
células." Puede aparecer en cualquier parte del cuerpo. Provocando un tumor, éste invade el tejido
que exista a su alrededor.
Su tratamiento es mediante cirugías, radioterapias y quimioterapias. Es muy bajo el porcentaje de cura y por lo regular, al pasar el efecto de estos tratamientos (aproximadamente 3-4 años) puede volver a aparecer, en el mismo lugar o en otro.
El cáncer, aquella enfermedad asesina que nos desprende de los que más
queremos día a día. Sin duda, es la situación crucial en donde las familias se
unen, las personas muestran su mayor calidad humana. La gente es solidaria, la
gente siente. Una enfermedad que no respeta edad, sexo o nivel socio económico.
Arrasa todo a su paso y cada año sigue aumentando el número de casos por esta maligna
enfermedad.
Hay un punto en donde sólo te preguntas ¿Por qué a mi? , ¿Por
qué a nosotros?, pero la mentalidad de
la persona enferma y cómo toma su enfermedad, es esencial e indispensable en la
evolución e incluso el éxito para vencer al cáncer. Mucho
tiene que ver la mente sobre nuestro cuerpo.
El motivo de éstas letras es que no te preguntes: ¿Por qué yo? al contrario. Pregúntate, ¿por qué no?
No podemos evitar estas circunstancias tan indeseables en la vida de las personas. Pero sí podemos afrontarlas con coraje, con positivismo y con mucha fe. No hablo de una fe espiritual relacionada a un Dios. Sino del acto de fe que tenemos todos los días.
Esa fe con la que te levantas de la cama esperando que tus piernas reaccionen, para que puedas caminar y desplazarte al otro extremo del cuarto. Todo tu día está lleno de fe. Fe en cada cosa que hagas.
Lo que es un hecho, es que todos hemos visto de frente al cáncer, ya sea con un amigo, un familiar o un conocido. La ciencia se esfuerza en poder salvar vidas, cada hora y cada día. Lamentablemente aún no tenemos una vacuna o algo que pueda evitar a toda costa tener esa enfermedad. Lo que sí tenemos es la magnífica virtud de disfrutar nuestros días como si fuera el último, porque uno no sabe lo que pasará mañana.
Así es que vivamos (en toda la extensión de la palabra), disfrutemos cada atardecer, gocemos de reír y de llorar, abracemos a todos los que queremos, seamos mejores personas y hagamos lo que nos hace felices.
Aprendamos a vivir un día a la vez.
buena información, muy inspiracional
ResponderBorrar