Por Fernando César López
Alumno de Practicum 1
Es un día normal como cualquier otro, amanece una vez más en este monstruo
llamado Distrito Federal, los millones de capitalinos se levantan para realizar
sus actividades del día. Diversas circunstancias han llevado a miles de ellos a
toparse con el corazón de este gigante, conocido como el Centro Histórico.
Pero nadie se inmuta, cada uno va inmerso en sus pensamientos, lo han visto
tantas veces que ha terminado por aburrirlos. Palacio Nacional, Catedral
Metropolitana, Bellas Artes, Palacio de Correos, etc. han perdido aparentemente
su imponente presencia ante la mirada del “defeño”.
Entre todos ellos, existen las ruinas de otro recinto que se niega a morir
en la memoria del olvido, intenta relucir de entre los demás con aire soberbio
y audaz. Recinto que otrora, fuera más impactante que los ya mencionados. El
gran Teocalli del pueblo del sol. El Templo Mayor.
Representación del Templo Mayor en el corazón de la ciudad de Tenochtitlán. |
El Templo Mayor, es el recinto ceremonial y religioso más importante del
pueblo mexica. Representa para esta cultura dos montañas principalmente: El
cerro de las lluvias y los alimentos, asociado con el dios Tláloc, y el cerro
de Coatepec, lugar que se asocia con el nacimiento del dios Huitzilopochtli.
En este templo sagrado, además de ser el gran adoratorio de ambas
deidades, se realizaron importantes ceremonias de índole religioso, como
sacrificios a los dioses, elaboración de
ofrendas y depósitos funerarios; político, al efectuar la entronización de los
Tlatoanis (emperadores) y militar, ya que representa su poderío frente a los
otros pueblos de Mesoamérica, al ser cada uno de estos, tributarios de los
mexicas.
El Templo Mayor representado en el códice Ixtlilxóchitl |
El Templo Mayor, según se dice, empezó a ser construido cuando los mexicas
arriban al pequeño islote en el lago de Texcoco en el año de 1325, mismo lugar
en le que habría de construirse la inigualable ciudad de Tenochtitlán. El
pequeño templo que originalmente estaba dedicado a Huitzilopochtli, habría de
ampliarse con el tiempo hasta convertirse en uno de los edificios más hermosos de su época. Cada Tlatoani estaba
encargado de “reconstruir” el templo, haciéndolo cada vez más imponente, de
modo que su embellecimiento fuera eventualmente incomparable; en total, son
siete etapas de reconstrucción, de las que sobresale principalmente la de Izcoatl
y Moctezuma Ihuilcamina.
Para la época de la última etapa, el templo llegó a alcanzar los doscientos
cincuenta metros cuadrados y sesenta metros de altura, siendo el edificio más
alto de la ciudad para cuando llegan los españoles. Es posible encontrar otros
espacios palaciegos que estaban dedicados también a otras figuras y dioses muy
importantes como el palacio del dios Ehecatl, dios del viento y aquellos
dedicados al guerrero águila y al guerrero jaguar, ambos nombres ejemplifican
los grados militares más importantes entre los mexicas.
Vista del interior del templo. Reconstruido por cada Tlatoani mexica. |
Una vez consumada la caída de Tenochtitlán a manos de los españoles y sus
aliados indígenas el 13 de Agosto de 1521, el Templo Mayor tendría la misma
suerte que todos los templos tenochcas. La destrucción era inminente, los
conquistadores representan con la construcción de la capital de la Nueva España
sobre esta ciudad, la mayor fuerza y
superioridad que poseen los vencedores sobre los vencidos. El simbolismo está
claro. La ciudad, como el templo, cae bajo el acero español y es sepultada por
los ladrillos de la cristiandad que habría de hundirla en el olvido por
completo hasta muchos años después. Es preciamente hoy, febrero del 2015, que se recuerdan los 100 años del primer hallazgo del Templo Mayor
Fue hasta el año de 1978 cuando trabajadores de Luz y Fuerza del Centro,
realizando trabajos para colocar cableado subterráneo, develaron otra parte de este centro cermonial. A partir de
este momento, el INAH, bajo el nombre de “Proyecto Templo Mayor” y con el apoyo
de importantes arqueólogos como Eduardo
Matos Moctezuma, se dedica aun hoy en día a realizar excavaciones e
investigaciones en el lugar. Gracias a esto, se han logrado rescatar varias
piezas arqueológicas de incalculable valor como la relieve circular de
Coyolxauhqui, diosa de la luna, descubierta en 1987.
La diosa Coyolxauhqui, descubierta en las excavaciones del Templo Mayor en 1987 |
En este
mismo año, se inaugura el Museo del Templo Mayor, ubicado dentro de la zona
arqueológica; fue abierto con la intención de exhibir una colección que alberga
más de 7 mil objetos encontrados en el templo y otros edificios cercanos.
México, es una país de contrastes, donde constantemente convergen nuestro pasado y presente. El Templo Mayor constantemente nos hace un llamado, un recordatorio para todos los mexicanos que esta nación es poseedora de un innegable pasado prehispánico. La civilización mesoamericana es un elemento imprescindible que resulta ser, a través de una hibridación biológica y cultural, uno de los pilares fundamentales que nos conforman esencialmente como nación y como pueblo. Sabedores de poseer un origen e identidad propios, reivindiquémonos todos los días como mexicanos, como herederos de una hermoso país llamado México.
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