Por: Carlos Ferráez, estudiante de
comunicación
A 45
años del emblemático festival que marcó un parteaguas en la historia y la
industria de la música, recordamos a la generación de jóvenes; músicos y
espectadores, que se dieron cita aquel 15 de Agosto de 1969 en White Lake,
Nueva York.
La
realidad social y política que se vivía en Estados Unidos en la década de los
60’s con la guerra de Vietnam, la liberación femenina y otros eventos
importantes, forjó en la gente joven una mentalidad abierta y en constante
búsqueda de cambio social. Esta generación dio a luz y vio crecer a importantes
artistas del ámbito musical, muchos de
los cuales se consagraron y se inmortalizaron durante las 72 horas de baile,
ritmos diversos y excesos que caracterizaron a este evento. Nombres que son
ahora perpetuos referentes de los más altos niveles alcanzables en el mundo del
espectáculo como Jimmy Hendrix, Carlos Santana, Joan Baez, Janis Joplin, The
Who, entre muchos otros, lograron envolver a este festival de música en un
ambiente de misticismo y gloria.
En
realidad, el evento fue una oda a la desorganización. Los productores del
evento declararon que esperaban tener 50,000 asistentes. Cifra que se quedó muy
corta ya que dos días antes del festival varios cientos de miles de personas
esperaban a que este iniciara en las zonas circundantes. Se calcula que en
total asistieron alrededor de 500,000 personas, aunque no hay datos oficiales.
Al ver tal afluencia de gente y temiendo una catástrofe multitudinaria, los
organizadores decidieron dar acceso libre a todos los presentes. Durante la
celebración se registraron dos nacimientos y tres muertes, los productores
recibieron más de 80 demandas al término del festival y terminaron con deudas
que rebasaban el millón de dólares. Sin embargo, esos tres días pasaron a la
historia como un instante de unión, amor, paz y cambio social.
Se
intentó volver a hacer el festival pero sus ediciones posteriores no tuvieron
éxito. Esto perpetuó la primera edición como una leyenda llena de casualidades
que se volvieron símbolos para una generación. Casi medio siglo después el recuerdo sigue
provocando suspiros nostálgicos a asistentes y amantes de la música en general.
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