Cosecha perdida en Polonia. Foto: Associated Press |
Por Rodrigo Trejo Avendaño, estudiante de Practicum I
El apoyo del Kremlin a los insurrectos pro-rusos en Ucrania mereció múltiples sanciones económicas, especialmente por parte de la Unión Europea. En respuesta, el gobierno ruso no se ha cruzado de brazos, y el pasado 7 de agosto se confirmó un veto de un año a la importación de productos frescos provenientes de la UE y de los Estados Unidos.
Los efectos de esta guerra económica comienzan a pesar para la UE, ya que, tan solo el año anterior, Rusia significó más de 5 mil millones de euros para el sector agricultor. Las naciones más afectadas son Lituania y Polonia, pero productores de Alemania, Holanda, Dinamarca y España también sufren las consecuencias del veto ruso.
El dÃa de hoy, 18 de agosto, se anunció que la Comisión Europea, con sede en Bruselas, dispondrá de 125 millones de euros para apoyar a los productores, que, por la naturaleza perecedera de su producción, no tendrán tiempo de buscar nuevos mercados, y, en consecuencia, sufrirán pérdidas masivas con respecto a años anteriores.
Técnicos y especialistas de la CE continúan los esfuerzos para encontrar una solución a la crisis que plantea el veto ruso, y, aunque disponen de un fondo de 3 mil millones de euros, aseguran que ese dinero solo se usará en caso de emergencias. Por ahora, el paquete de 125 millones se usará para retirar de los mercados el producto de temporada, que se destinará, sin costo de distribución para los agricultores, a causas sociales o caritativas.
Además se advirtió que, en próximas fechas, se prohibirá el paso de aviones de aerolÃneas europeas y americanas por Siberia, lo que resultarÃa en la utilización de rutas alternativas de mayor costo. De hacerse efectiva la amenaza, múltiples compañÃas se verán afectadas, situación que, sin duda, generará estragos para los bolsillos de los ciudadanos de a pie que dependen de aerolÃneas y otras industrias relacionadas.
Ya sea que las guerras se luchen en el campo de batalla, en los mercados o en las bolsas de valores, la población civil siempre es la más afectada. En esta ocasión, centenares de agricultores, y las familias que dependen de ellos, sufren los efectos de una disputa entre gobernantes.
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