Por: Majo Serrano y Eduardo Romero
El pasado viernes 10 de febrero Javier Brandoli, corresponsal y
autor títulos como “El Macondo Africano”, “Dante” y “El mundo de equipaje”
impartió una conferencia a los alumnos de Prácticum I, II y III de la
pre-especialidad en Dirección de Empresas Periodísticas.
Brandoli cuenta con 42 años de experiencia. Durante 5 años fue corresponsal
en el sur de África y ha fungido como enviado especial de periódicos como El Confidencial. Viajero imparable y
amante de la fotografía, en el año 2010 realizó un viaje desde Ciudad del
Cabo hasta Uganda, donde concibió algunas de sus mejores crónicas y reportajes.
Para Brandoli su vida está en conocer el mundo y a su gente.
Existe un mar de gente buena ahí afuera, remarcó a lo largo de la conferencia.
En esta ocasión, a través de una entrevista, la Revista Coma pone
a tu disposición la experiencia y talento de este gran corresponsal y ser
humano:
¿Cómo describes el paso de ser periodista
a corresponsal?
Bueno, el corresponsal también es
periodista. El cambio más grande es cuando empiezas a hacer todo un periódico,
digamos que dejé de ser periodista cuando hice el cambio a escribir sobre todo
lo que pasa en un país. Antes yo era el responsable de política o de medio
ambiente, y ahora tengo que hablar de política, medio ambiente, deportes, todo.
Ese cambio es muy brusco.
¿Cómo describes tu trabajo?
Es multidisciplinario. Si hay algo
maravilloso en el periodismo es que te vistes de mil disfraces, y además tienes
que meterte en un montón de temas que, aunque no te interesen, te acaban
interesando. Eso es lo maravilloso de esta profesión, que te interese lo que no
te interesa.
¿Qué importancia tiene un corresponsal en
México y en el mundo?
Hoy, en concreto, con la coyuntura actual
y política que estamos viviendo de volver a levantar muros y volver a cerrar
fronteras, de volver a señalarnos con el dedo por razas, colores, creencias, lo
que sea; en un mundo cada vez más polarizado. Creo que el corresponsal es
básico. Nosotros tenemos que poner mesura en lo que la gente no sabe. La labor
de un corresponsal es contar cosas sociales, culturales, económicas, políticas,
que no hagan la nota fácil que es la nota roja.
A partir de tu experiencia, ¿qué
sacrificios crees que tiene que hacer un corresponsal?
Bueno, lo principal es que la
corresponsalía es pésimamente pagada. El periodista corresponsal se hará rico
de vivir muchas cosas, pero difícilmente se hará rico. Es decir, tu vida es
todo lo que estás viviendo. Ahora, la corresponsalía, en general, ha sufrido un
enorme corte de gastos.
¿Con qué características debe de contar un
buen corresponsal?
La primera es que tienes que ir con
pasión. Es decir, si te envían a un país y no te gusta el lugar en donde estás,
no te apetece conocer gente, no te apetece moverte, seguro te va a ir mal. Yo
creo que tienes que ser una persona curiosa, inquieta, tienes que haber leído,
tienes que tener una cierta cultura del lugar al que vas. Tienes que viajar
mucho, tienes que moverte. No vale contar un lugar desde un despacho cómodo,
intenta viajar mucho, intenta moverte mucho, y escucha mucho. Quítate mucho los
prejuicios. Tú no estás aquí para contar un país desde tu visión. Estás para
contar el país.
A lo largo de tu experiencia periodística,
¿cuál es el secreto para contar una buena historia?
Yo lo que más he aprendido de muchas cosas
en las que me he ido equivocando, es a esperar, a matizar. En los matices está
todo. Tienes que contarlo todo porque si no, estarás contando una verdad a
medias.
¿Qué consejo le darías a todos los
periodistas que están iniciando su carrera?
Hay dos cosas que son importantes. Una: la
ética, no mientas, no cuentes medias verdades, no busques el éxito comercial.
Intenta contar las mayores verdades y contar lo que los demás te cuentan, no lo
que tú quieres contar. Dos: sin duda leer periódicos, tener cultura, saber de
lo que estás hablando.
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