Por: Miriam Zirdok Smeke
Practicum: 1
Tal vez estés leyendo esto y me conoces, tal vez no; pero eso realmente no importa.
He vivido toda mi vida en México, nací y crecí en esta gran patria, la casa de Frida Kahlo y Diego Rivera, el hogar de personajes tan variados como Benito Juárez, Carlos Fuentes, Carlos Monsívais, Vicente Fernández.
El suelo que besaron mis antepasados al llegar y yo bendigo diariamente con mi plegaria.
La patria de las contradicciones continuas, las paradojas. La sede del crimen organizado y el narcotráfico pero también de la gente más cálida y con el corazón más grande.
El país que puede parecer que no tiene las posibilidades de crecimiento, pero sí nos detenemos unos instantes y miramos con profundidad, sus colores, su variedad gastronómica, la creatividad única que poseemos, los mariachis que nos llenan el alma, nuestros bailes típicos que nos endulzan con movimientos fuertes e intensos al igual que los colores de los trajes típicos de cada estado. Somos los mejores trabajadores alrededor del mundo y los más dedicados, trabajamos casi sin ningún margen de error en las fábricas, y somos artesanos porque lo llevamos en la sangre.
Si nos detuviéramos tan sólo unos instantes a ver lo que nos rodea, alcanzaríamos el límite de orgullo, de amor.
Pero nuestro México llora porque todos nuestros elementos se quieren ir, nuestra tierra llena de diversidad, de fauna, de flora, llena de folclor y cultura nos llora y nos augura nuestro regreso.
Nuestro regreso ya sea que nos hayamos ido a vivir a otro país, a perseguir el sueño americano, o que estemos aquí viviendo la vida, con reloj en mano, anhelando estar en otro lugar.
Mi país, en donde las manifestaciones continuas en Reforma y la gente a montones en el Zócalo me recuerda todas esas voces que han permanecido calladas por mucho tiempo, o a los 24 millones de mexicanos que somos y vivimos en la Ciudad de México y andamos por las calles, mirándonos unos a los otros, comiendo esquites en las esquinas por las tardes y cada día de muertos celebrando con las calaveras y ni se diga de los días patrios, pues la "pachanga" nunca falta.
Te voy a platicar un poco de cómo somos los mexicanos: Vivimos despreocupados, vamos por la vida queriendo pasarla bien, buscando siempre al "compadre o la comadre", a los amigos.
Somos entes familiares, es un gran valor, que naciones como los Estados Unidos han perdido y francamente crep yo que cuando se caen los pilares fundamentales de la pirámide del estado-sociedad, se termina todo, sin importar la riqueza material, hay una riqueza que ni todo el dinero del mundo podría comprar.
Somos artistas por naturaleza, actores, creativos, nos las ingeniamos para manejar en un país dónde el tránsito parece ser desquiciante y podemos llegar tarde a cualquier evento como buenos mexicanos, porque todos ya sabemos que si se cita a las 9:00 es para llegar 9:30, o un poco más tarde con una buena excusa.
Estamos llenos de vida, somos "cotorros" por naturaleza, podemos sacarle plática hasta el más calladito, los chistes nunca faltan, ni se diga de nuestros refranes "de tal palo, tal astilla", cuántos dichos milenarios no tenemos que en ninguna parte del mundo los entenderían, ni traduciéndolos miles de veces. Los memes son lo de hoy, en cada situación podemos opinar, y sacarle el lado gracioso a la situación, somos optimistas de corazón, o bueno, eso creo yo a veces.
Somos "bonachones", siempre dispuestos a ayudar al compañero, o a "cubrirlo" en momentos de crisis.
Y cómo nos unimos cada vez que México gana en el fútbol, somos un pueblo, una nación, tres colores, 1 bandera que llevamos tatuada en el alma.
¿Cómo dejar de recordar el arte tan maravilloso con el que contamos? David Alfaro Siqueiros, Juan Gabriel, Rufino Tamayo, Pedro Infante, Cantinflas, Leonora Carrington, Thalia, Jacobo Zabludovsky y Gónzales Iñarritú, entre otros.
Cada uno especialista en un arte distinto, pintura, teatro, cine, música, periodismo, literatura. ARTE.
Somos sin duda, artistas. Comediantes, músicos, creadores de nuevas palabras inexistentes (cantinfleando), astutos como las águilas, y los "choros" son nuestra máxima prueba de la creatividad que llevamos en la sangre.
No sé tú, pero yo, estoy enamorada de ser mexicana.
Y te lo digo abiertamente, no me iría de este país nunca, México es el país de las oportunidades, de la riqueza cultural, un lugar de contrastes y más que nada es mi hogar, mi país, mi casa.
Y con la mano en el corazón, te prometo, que voy a hacer lo posible, lo que esté en mis manos, porque tu también veas el oro que poseemos, el tesoro con el que contamos y que todas las naciones anhelarían tener, un pedazo de nuestro arte, nuestra astucia, nuestra gastronomía, nuestra biodiversidad, nuestra gente.
Porque te amo México, prometo defender tu honor hasta el final.
Porque soy mexicana.
Y tú mi México, eres mi hogar, mi casa.
Y tú mi México, eres mi hogar, mi casa.
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