El Palacio de Bellas Artes cumple 80 años

Por: Ximena G. Rojas O.
Alumna de Comunicación 

Su construcción y sustitución (del Teatro Nacional) fue a petición de Don Porfirio Díaz en 1901. 

La inauguración fue 30 años después de lo planeado sin embargo este proyecto abrió una nueva página para la cultura y el arte mexicano, siendo un símbolo de modernidad nacional e internacional.

Fue hace 80 años en 1934, con una altura de 52 metros, diseñado por Adamo Boari y con un inversión de 25 millones de pesos abrió sus puertas por primera vez al público (acceso con boleto o invitación) el Palacio de Mármol. En su interior se veían avances de las obras murales de José Clemente Orozco, Diego Rivera y David Alfaro Siqueiros, que resaltaban entre el mármol negro de la escalera central y el rojo de las columnas.

Poco después el portón negro abrió para recibir al entonces presidente Abelardo L. Rodríguez, acompañado de el secretario de Educación Pública; Francisco Javier Gaxiola, secretario particular del Primer Magistrado, y Antonio Castro Leal, primer jefe del Departamento de Bellas Artes.

Su apertura fue motivo de celebración nacional ya que muchos artistas tanto mexicanos como Dolores del Rio, tanto como extranjeros de la talla de Jean Harlow, Joseph Schenk, la actriz canadiense Katherine De Mille y Luigi Luraschi, empresario de Estudios Paramount en EU, acudieron al recinto, según se dice. 

Como era de esperarse hay muchas anécdotas ocurridas desde entonces alrededor del Palacio de Mármol en 80 años, aquí algunas de ellas.

Fue escenario de artistas de la talla de María Callas, quien debutó en mayo de 1950 con la ópera Aída; Luciano Pavarotti, en 1969; Plácido Domingo, en 1962, y el bailarín Rudolf Nuréyev.

Ha sido también recinto para servicios funerarios  de personajes de gran reconocimiento como Virginia Fábregas, María Félix, Diego Rivera, Frida Kahlo, Octavio Paz, Carlos Fuentes y, el más reciente, Gabriel García Márquez.

Grandes Óperas conocidas mundialmente han sido presentadas y estrenadas en el Palacio de Bellas Artes, tales como: 

• Tonatiuh, de Manuel Camacho Vega. 11 de enero de 1940.

• La mulata de Córdoba, de Xavier Villaurrutia con música de José Pablo Moncayo. 23 de octubre de 1948.

• Elena, de Francisco Zendejas con música de Eduardo Hernández Moncada. 23 de octubre de 1948.

• Carlota, de Francisco Zendejas con música de Luis Sandi. 23 de octubre de 1948.

• El último sueño, de Manuel M. Bermejo con música de José F. Vásquez. 28 de mayo de 1961.

• Severino, en portugués, de João Cabral de Melo Neto. 28 de junio de 1961.

• Misa de seis, de Emilio Carballido con música de Carlos Jiménez Mabarak. 21 de junio de 1962.

• La señora en su balcón, de Elena Garro con música de Luis Sandi.2 de junio de 1964.

• La mujer y su sombra, de Paul Claudel. 12 de abril de 1981.

• La Güera, de Julio Alejandro con música de Carlos Jiménez Mabarak. 26 de septiembre de 1982.

• Orestes parte, de José Ramón Enríquez con música de Federico Ibarra. 5 de julio de 1987.

• Aura, ópera de Juan Tovar y Carlos Fuentes con música de Mario Lavista. 13 de abril de 1989.

• Alicia, de José Ramón Enríquez con música de  Ibarra. 9 de julio de 1995.

• El juego de los insectos, de Verónica Musalem con música de  Ibarra. 8 de julio de 2009.

Desde el domingo la celebración por los 80 años ha sido un éxito, la jornada inició desde tempranas horas de la mañana con la presentación de Ballet Folklórico de México de Amalia Hernández, y al mediodía un concierto conmemorativo a cargo de la Orquesta Sinfónica Nacional y del director invitado David Stern.  

Poco después un grupo de estudiantes de las escuelas del Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) aparecieron en la entrada del palacio, ataviados con disfraces de bailarines, mimos, policías, barrenderos y turistas quienes realizaron flash mobs, acciones sorpresivas en homenaje al recinto.

Los que pasaban de casualidad e invitados se fueron concentrando en la explanada, y a la señal de una alarma entonaron Las Mañanitas para el palacio de mármol que en esta ocasión fue consentido por el público con globos, sombrillas de colores, aplausos y porras al unísono: “¡Bellas Artes, Bellas Artes!”