Por: Michelle Angell
Practicum 1
La famosa cantante británica Adele, estuvo más
de cuatro años sin sacar un álbum completo y aún así, sigue siendo una de las
representantes femeninas del pop más aclamadas en la historia de la música.
Este mes, salió a la venta su más reciente
producción discográfica titulada 25. El cual, sucesor de 21,
ha arrasado con las ventas y los índices de popularidad internacional a tan
solo días de su debut. ¿Por qué, te preguntas? Créeme no eres el único.
Además de su imprescindible talento, en el que
a lo largo de los años nos ha mostrado su increíble rango vocal, junto con sus profundas letras, Adele en sí, es la perfecta anti-estrella pop. Aclaremos
primero que esto no tiene nada que ver con su físico, es su personalidad la que
no le ha permitido subirse al más alto pedestal de celebridad del pop, sino que
le ha permitido construirse el suyo propio.
Adele no se ha visto en la necesidad de hacer
un tour internacional cada año para ser reconocida y recordada, la cantante no
ha gastado millones de dólares en producciones para sus videos, únicamente le
ha bastado ser ella misma en entrevistas, entregarse en la creación de sus álbumes
y nada más.
La originaria de Tottenham ha admitido en
repetidas ocasiones que no tolera ser famosa, que para ella el hecho de ser
perseguida por paparazzis, o acosada por fans le parece algo fuera de lugar.
Sin duda esta combinación de ingredientes, cuestionados en cualquier disquera o
casa de agentes le hubiera traído a Adele una excelente receta para el fracaso.
Sin embargo hoy, 2015 después de casi cuatro años de ausencia Adele, se corona
la reina por sobre todas las demás.
Su álbum 25, posee una calidad en el género
pop innegable. Los beats con influencia ochentera en canciones como Water
Under The Bridge o la desgarradora letra del amor ideal, ese que todos
idealizamos y recordamos antes de dormir en All I Ask, aunadas a la
redona y potente bienvenida de Hello, la consolida sin duda, como LA estrella pop del momento, que pese a quien le pese, ha demostrado que puede hacer lo que ella quiera
y cuando ella quiera, dejándonos la insistente pregunta: ¿Es aquí donde somos
testigos del verdadero talento?
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