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lunes, octubre 30, 2017

Una dulce tradición




Por Fernanda Monsiváis.
Alumna de Practicum 1.


“ Ya casi es noviembre y los muertos están por llegar
Incienso y flores guían sus caminos, comida y recuerdos se han de llevar.
Para la barriga del vivo y del muertito, un pan de difuntito,
Calaveritas de azúcar para animar al vivo y revivir al muertito
Ya es 2 de noviembre Día de los Muertos, a movernos los que no somos difuntos, hay que celebrar.”  - Fernanda Monsiváis.

Las calaveritas literarias son una gran tradición de la cultura mexicana en estas fechas dedicadas a los fieles difuntos.  Sin embargo, desde la época prehispánica tenemos dos tradiciones más que se transformaron con el tiempo, pero siguen siendo parte importante del Día de Muertos, el pan de muerto, y las calaveritas de azúcar.

Durante las ofrendas que se ponen para los fieles difuntos, ambos elementos siempre están presentes; y al igual que todos los demás elementos, tienen su significado.

Antes de la llegada de los españoles, las sociedades mesoamericanas tenían rituales con los que veneraban a sus Dioses, entre ellos: Huehuetéotl (dios del fuego), y Mictlantecuhtli (dios del inframundo y de los muertos).


Izquierda: Huehuetéotl. Derecha: Mictlantecuhtli

A Huehuetéotl, se le veneraba con amaranto bañado en sangre del corazón latente de la persona a quién se ofreció en sacrificio.

Mientras al dios del inframundo, se le veneraba colocando calaveras de los sacrificados en el "tzompantli" (altar); ya que se creía que la muerte era el fin de un ciclo y que la vida se extendía a otro nivel. Por lo que era común conservar cráneos como trofeos y mostrarlos durante los rituales que simbolizaban el término de ese ciclo.

Con la llegada de los españoles a Mesoamérica, los rituales y viejas tradiciones que las antiguas culturas tenían, tuvieron que transformarse; ya que iban en contra de los mandatos de la religión católica y para no ser totalmente eliminados tuvieron que cambiar.

PAN DE MUERTO

Por la llegada de esta nueva sociedad que rechazaba todo tipo de sacrificios, se comenzó a elaborar un pan de trigo en forma de corazón bañado en azúcar pintada de rojo, simulando la sangre de los sacrificios. De esta receta viene lo que hoy conocemos como pan de muerto, el cuál ha ido cambiando con los años hasta llegar a su aspecto y sabor actual.

Hoy, lleva levadura junto con media taza de azúcar y agua, harina de trigo, sal, mantequilla, azúcar y, en algunos casos, la ralladura de una naranja, agua de azahar o té anís.

Esta tradición, tiene un significado propio, la forma circular, que indica el ciclo de la vida y la muerte y así mismo, asemejar el cuerpo humano de los fieles difuntos. El círculo que se encuentra en la parte superior es el cráneo y las canillas son los huesos.




CALAVERITAS DE AZÚCAR

Los cráneos que eran insertados en el altar de los sacrificios, fueron sustituidos por una técnica española llamada alfeñique, para moldear el azúcar de caña con la que se hace una pasta para la figura de las calaveritas.

Desde hace mucho tiempo, las calaveritas tradicionales son hechas únicamente con azúcar caliente y un poco de limón para obtener la pasta; y más tarde agregar los adornos o detalles. Sin embargo, actualmente se han agregado más ingredientes para hacer su elaboración tales como el chocolate, amaranto, cacahuates y pepitas.



Los estados que llevan a cabo la receta original del alfeñique son Guanajuato, Morelos y el Estado de México. Pero también la mayoría de los demás estados las realizan con algunas variaciones; tal es el caso de Oaxaca y las calaveritas de pepita, miel y cacahuate.

El significado de esta tradición no sólo es para recordarnos el destino final de cada uno de nosotros, o recordar a quienes ya no están presentes; también es para recordar la fragilidad de la vida.





Afortunadamente, somos un país lleno de tradiciones y significados que al igual que a los fieles difuntos se les recordará y guardará en el corazón de cada mexicano.

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