Por María Fernanda García Olivas, Alumna de Comunicación.
Hoy en
día, es común caminar por las calles y observar que un niño entre 6 ó 10 años
esté jugando con un celular u otro dispositivo móvil, sin hacer caso de los elementos
que le rodean. Este fenómeno era difícil, y hasta imposible de encontrar hace
aproximadamente 10 o 20 años.
Esto se
debe a la constante actualización en los medios tecnológicos de comunicación
(incluyendo teléfonos celulares, tabletas, iPods, etc.), los cuales se han
vuelto más accesibles al público en general. Sin embargo, esto no sólo ha
cambiado la forma en la que realizamos nuestra vida día con día, sino que ha
influido de manera radical en nuestros hábitos comunes afectando distintos
aspectos de nuestra rutina.
Una de las imágenes más representativas de la vida en el siglo XXI. |
Estos
incluyen los ámbitos sociales, de salud, culturales e incluso económicos. Primeramente, en el aspecto positivo de la situación, la tecnología nos ha
brindado alternativas sencillas e inmediatas para la solución de diversas
situaciones conflictivas, lo cual ha hecho “fácil” la vida cotidiana.
Asimismo,
desde la perspectiva comunicativa, se le ha dado al usuario la posibilidad de
comunicarse con sus seres queridos de manera más rápida y sin importar la
distancia existente entre ellos. Ya no es necesario estar próximos a una
persona para poderle transmitir un mensaje, ya que herramientas como las
“videoconferencias por internet”, han facilitado el proceso comunicativo
otorgándonos la posibilidad de platicar con las personas, sin importar su
ubicación.
De la
misma manera, dichas tecnologías han facilitado la obtención de información de
forma drástica, pues ahora es menos complicado acceder a datos de fuentes
confiables.
Sin
embargo, el avance tecnológico también ha impactado de manera negativa en la
personalidad del individuo, en los distintos aspectos de su vida (social,
cultural, económica, etc.), lo cual se ve reflejado en sus costumbres. Por
ejemplo, en el ámbito social, los jóvenes hacen uso irracional del celular para
comunicarse con la gente que aprecian. No obstante, esto afecta en la
comunicación interpersonal, en el que se involucra el adolescente puesto que la
tecnología se vuelve un distractor o problema de la comunicación.
Por su
parte, desde la perspectiva de la salud, los jóvenes, principalmente los
mexicanos, se ven influenciados por los medios tecnológicos, los cuales, al
igual que en ejemplo anterior, toman un papel distractor en el desarrollo
activo del individuo. Esto trae como consecuencia la aparición del sedentarismo
en la vida del adolescente ya que éste pierde el interés en realizar algún
deporte, porque prefiere utilizar su tiempo en el uso de las tecnologías.
Es de gran importancia que los jóvenes, quienes son los principales usuarios de
las tecnologías, comiencen a tratar esta situación de “adicción” a las
tecnologías. Hay varias maneras de hacer menor este problema, como sustituir
esta actividad por otra como el deporte o el arte. También se debe de educar a
las personas desde pequeñas a usar de manera moderada y positiva las
tecnologías. De esta forma, se puede reducir este gravísimo problema de la vida
cotidiana contemporánea.
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