Expediente: El destino de los cuerpos sin identificar.
Por Isabella González von Hauske. Alumna
de Practicum 1
Ciudad de México, 20 Mar.- La muerte es una de las incógnitas más grandes de la
humanidad y seguramente jamás será resulta, a pesar de las cuantiosas
investigaciones que se han llevado a cabo en torno a ésta. ¿A dónde se va
nuestra alma? ¿Se va realmente a un lugar? ¿Cielo? ¿Infierno? ¿Purgatorio? Por
lo menos, conocemos dónde va a parar nuestro cuerpo. Enterrado o incinerado, en
algún lugar designado por nuestra familia.
Sin embargo, ¿qué pasa con los aproximadamente 4 mil 700
cadáveres al año que el Ministerio Público del Distrito Federal, no puede identificar?
4 mil 700 cuerpos que probablemente tienen familiares que los creen
desaparecidos y que la mayorÃa de los casos tuvieron una muerte violenta e
inesperada.
La respuesta es el Instituto de Ciencias Forenses,
hace tres años conocido como Servicio Médico Forense, órgano que depende
directamente del Tribunal Superior de Justicia desde 1913. El edificio se ubica
en el número 130 de la Calle Doctor Liceaga esquina con Niños Héroes, en la
Colonia Doctores, Delegación Cuauhtémoc en la Ciudad de México.
Como éste únicamente existen otros dos en el paÃs: California y Puebla.
Contrario a lo que se cree, cincuenta por ciento de su trabajo consiste en
estudios con personas vivas que van desde valoraciones de lesiones, estudios
antropológicos, edades clÃnicas, pruebas de paternidad, estudios ginecológicos;
dictámenes de genética, psicologÃa, patologÃa, etc.
El otro cincuenta por ciento de sus funciones se
centra en las personas fallecidas antes mencionadas. Al no poder identificar la
causa de muerte de los cadáveres o la identidad de éste, el Ministerio Público
del Distrito Federal los envÃa al Instituto de Ciencias Forenses para que se
realice la necropsia y en algunos casos, la identificación de la persona.
El Dr. Felipe Edmundo Takajashi Medina, Director del
Instituto de Ciencias Forenses, explicó a COMA,
que el procedimiento comienza con la necropsia, la cual consiste en revisar
cavidades y órganos; explorar el cuerpo externamente y tomar huellas dactilares
para determinar la causa de muerte.
Una vez determinada la causa de muerte, el cadáver es
trasladado a un refrigerador especial que desacelera el proceso de
descomposición, mientras es identificado y reclamado por algún familiar o
amigo.
“Hay personal que entrevista a las personas que acuden a buscar a una
persona que está extraviada y después de la entrevista, hacen un cotejo con
algún documento que contenga la huella dactilar o una fotografÃa; si hay dudas
en eso podemos llegar a estudios de genética. Tiene que haber una
confirmación”, aclaró el Dr. Takajashi.
El Instituto de Ciencias Forenses conserva los
cuerpos en refrigeración en promedio tres semanas o hasta once meses, según el
caso. Algunos son donados a universidades para los estudiantes de medicina.
Ninguno de los cadáveres puede ser incinerado, es la condición. Cuando el
tiempo se agota y el cadáver no ha sido identificado, se desplaza, por último,
a la fosa común del Panteón Civil de Dolores.
Según la cifra proporcionada por el Dr. Takajashi, el
instituto recibió en el 2013, 4 mil 738 cuerpos, un promedio de 12 al dÃa.
Existe una gran diferencia con la de
homicidios dolosos que presenta el Secretariado Ejecutivo en su sitio web
oficial de 749 personas durante el mismo año en el Distrito Federal. ¿Por qué
los números no se acercan, si quiera, entre s� Esa es la duda.
Son muchas las aplicaciones de las pruebas de adn, que cada vez nos ayudan a desvelar más hechos, como identificación de personas o pruebas de paternidad. Saludos.
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