El día a día de una "vagonera"
Por Isabella Gozález Von
Hauske, Alumna de Practicum 1
“¡Libros
para mejorar la caligrafía de los niños, con mayúsculas y minúsculas! ¡Para
todos los pequeños que estén aprendiendo a escribir! Diez pesos te vale, diez
pesos te cuesta…”, es la frase que Blanca González utiliza, una y otra vez,
para vender su producto en los vagones de la línea dos del Metro.
Lleva 36 años siendo vagonera, como se les conoce a los vendedores ambulantes del
Sistema de Transporte Colectivo Metro, y da gracias a Dios por no ser una de
los que remitieron esta mañana. Si llegaran a “agarrarla”, tendría que pasar 36
horas en “El Torito” y por consiguiente sus ocho hijos (siete niñas y un niño)
no tendrían qué comer aquel día ni podrían pagar el pasaje del día siguiente
para ir a sus respectivas escuelas.
“Ire,
yo ando todo el día, casi todo el día, descuido a mis hijas-señala a una joven
de unos 16 años que carga una bolsa con los mismos libros que ella vende- con
tal de que coman. De aquí saco para la luz, el agua, la renta, el gas; para
todo tengo que sacar”, explica la mujer al ser interrogada después de
escabullirse de un vagón en la estación Colegio Militar de la línea azul.
La
necesidad y la falta de secundaria fueron los factores que la llevaron a
descender las escaleras de la estación Tacuba. Decidió comenzar en el
“negocio”, pues veía que los vendedores que se aventuraban en el Metro
conseguían más dinero que aquellos que comerciaban en las calles. Cuenta que
durante su primer año de ventas, los vigilantes encargados de no permitir el
ambulantaje en el Metro, se la llevaban continuamente al “Torito”: un día sí,
un día no. Pero ella siempre regresaba…
Chicles,
pilas, encendedores, discos de música, plumones… Como Blanca otras 5 mil 500
personas viven de vender en las 12 líneas del subterráneo.
“No me alcanzaría”
Hace
unos días, el gobierno del Distrito Federal anunció que buscarán la salida de
los vagoneros del Metro y que para
ello han destinado 39 millones 280 mil 500 pesos. De esta suma de dinero,
entregarán 2 mil 18 pesos con 40 centavos al mes durante un semestre para 2 mil
500 vendedores. Además ofrecieron talleres de autoempleo para que éstos se
integren al mercado formal.
“Lo
que pasa es que sí nos saldríamos si el gobierno cumpliera, pero no cumple. Hace
tres años nos dijo que nos iban a dar permiso. Firmamos. Y no. Hasta ahorita no
se ha hecho nada”, explicó la mujer al ser interrogada sobre su postura sobre
esta acción gubernamental. Sin embargo, asegura que los 2 mil pesos no le
alcanzarían más que “para los camiones”. Lo sabe por experiencia: el salario
mínimo de su esposo no cubre ni la mitad de los gastos de la familia de Blanca.
Aquel
día lleva los papeles para matricular a tres de sus hijas a la preparatoria y
otra a la secundaria. Blanca aspira para ellas que no tengan la necesidad de
terminar como vagoneras. Rubí, su hija mayor, responde con decisión
que ella sueña con ser militar cuando crezca. A su lado, su madre la mira con
una sonrisa en los labios.
me pareció un articulo muy interesante y sobre todo muy importante ya que quieran quitar a estas personas que viven de las ventas en vagones es bueno claro para mantener un orden social mejor pero no se ponen a pensar en las consecuencias que esto conlleva , mucha gente se quedara sin recursos que por muy mínimos que sean es con lo que viven muchas familias
ResponderBorrarIrlanda portillo Díaz
Muy interesante nota de algo que mucha gente vive cotidianamente, sin embargo poco conocido profundamente por toda la sociedad.
ResponderBorrarSebastián Preciado