Por Carla Guzmán
Practicum I
“Un
buen modisto debe ser arquitecto para el diseño, escultor para la forma, pintor
para el color, músico para la armonía y filósofo para la medida.” Así describía
Cristóbal Balenciaga su pasión por confeccionar la alta costura.
Desde pequeño, el diseñador
español estudió lo necesario de su madre costurera y de lo que aprendía
deshaciendo los vestidos para poder volver a juntar sus partes. De su talento
nato, la marquesa de San Sebastián lo contrató como su modisto para después
abrir su propia tienda, Eisa.
La aristocracia empezaba a
portar sus diseños y al estallar la Guerra Civil Española se traslada a París
para finalmente saltar al gran mundo de la moda y la alta costura.
Su
innovador estilo de hombros caídos, cintura pinzada y caderas redondas, además
de sus bordados a mando, lentejuelas y pedrería lo convirtió en un ícono para
la moda y para los mismos diseñadores. Dior dijo una vez: “La moda es como una
orquesta, donde Balenciaga es el director.”
Después
de 44 años de su muerte, su legado sigue vigente y fuerte. Sus diseños han
recorrido el mundo y han sido expuestos en los mejores y más prestigiosos
museos, además del que lleva su nombre en Guetaria, España.
En México, su colección de
bocetos, vestidos y sombreros estarán expuestos en el Museo de Arte Moderno
hasta septiembre, además de pinturas de su colección privada como la de los
muralistas mexicanos, Diego Rivera y Alfaro Siqueiros.
“Balenciaga es el único de nosotros que es
un verdadero ‘coutier’.” –Coco Chanel
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