Practicum 1
Charles
Chaplin cierra con broche de oro a su personaje principal llamado Charlotte.
Deja atrás el cine mudo con un discurso que pone a los espectadores los pelos
de punta. Sus palabras aplican para cualquier época, demostrando la similitud
que tienen los grandes dictadores del mundo. Saber que esta película fue hecha
justo antes de la Segunda Guerra Mundial demuestra la brillantez y valentía de
Chaplin al expresar su fuerte opinión y hacer a todos abrir los ojos a través
de su arte. El director busca desnudar lo grotesco e inhumano que puede llegar
a ser un régimen dictatorial. También enseña como sus decisiones pueden afectar
al mundo entero, cambiando vidas en su búsqueda de más poder.
El
discurso final de la película mencionada “El Gran Dictador” sirve como
moraleja. A través de él le quita la máscara a las argumentaciones y promesas
incumplidas con las que el dictador hipnotiza al pueblo. Les da esperanzas, los
manipulan, les dicen lo que quieren oír a cambio de más poder para el gobierno.
La sumisión es la misión del régimen totalitario. La subordinación del pueblo
ante un rey sin corona y con sed de conquista mundial se ve presente en la
película, aludiendo a Adolf Hitler. El dictador tiene el mundo en sus manos y
juega con él como quiera, hasta que este le explote en su cara. Esa escena de
la película es una de las más representativas, da mucho que pensar. En mi
opinión, demuestra como el pueblo se subordina ante un hombre de pensamientos
ridículos, ideas que siembran en las cabezas de las personas a través de
promesas y discursos manipuladores. Muestra como con palabras emotivas y de
fuerza puedes deformar el pensamiento y las actitudes.
Los soldados acatan órdenes inhumanas de un gobierno
vanidoso, vacío y con desequilibrios mentales. El poder que recae en una sola
persona puede enloquecer a cualquiera.
“¡Soldados, no os entreguéis a esos
bestias, que os desprecian, que os esclavizan, que gobiernan vuestras vidas!”
(Charles
Chaplin, El Gran Dictador)
El
famoso actor hace un llamado a toda la humanidad para trabajar juntos por un
mundo mejor, donde se pueda ser feliz a través de la ciencia y el progreso.
Chaplin era un hombre moderno que pensaba que el ser humano tenía el poder de
crear máquinas y con ello, tenían el poder de crear felicidad. También hace un
llamado a la inclusión de todas las personas, sin importar religión, clase
social o raza. Charles Chaplin era un hombre con ideas innovadoras que al
principio escandalizaron al mundo, acusándolo de comunista. Pero luego, cuando
la humanidad se da cuenta de la atrocidad que había causado la Segunda Guerra
Mundial, fue muy reconocido y aplaudido.
“Vosotros el pueblo tenéis el poder,
el poder de crear máquinas. ¡El poder de crear felicidad! Vosotros el pueblo,
tenéis el poder de hacer que esta vida sea libre y bella, de hacer de esta vida
una maravillosa aventura. Por tanto, en nombre de la democracia, empleemos ese
poder, unámonos todos.”
(Charles
Chaplin, El Gran Dictador)
En el discurso insiste en que no somos máquinas sino
hombres, hombres con sentimientos y pensamientos. Les recuerda a las personas
que tenemos la capacidad de ser libres y felices sin tener un régimen totalitario.
Que la democracia y el poder del pueblo unido es lo que va a lograr ese mundo
mejor que todos buscamos. Esa idea del sentido utilitario del ser humano viene
de la Revolución Industrial, en la que el hombre comenzó a ser usado como
máquina.
Se
tardaron 556 días en hacer la película, se estrenó en 1940. Cuando fue
publicada el mundo estaba en pleno auge Nazi. La película estaba prohibida en
Europa, porque el “Führer” la censuró para evitar levantamientos. Incluso se
dice que el propio Hitler vio la película en privado. No la vio una sola vez,
la vio dos veces. A pesar de esto, jamás se supieron los comentarios al
respecto. En una entrevista a Charles Chaplin, este menciona ese hecho
agregándole que daría lo que fuese por saber la opinión del líder Nacional
Socialista. Creo que a todos nos hubiese gustado saberla.
Es
impactante cómo los regímenes totalitarios ya sean de derecha o de izquierda se
parecen tanto a pesar de tener ideologías que se contradicen. Censura,
discursos manipuladores, represión, destrucción y muerte, factores en común que
describen a todos los gobiernos totalitarios. Desde el nazismo hasta “la
Revolución Bolivariana” de Hugo Chávez, tienen esas características
mencionadas. Ambas buscan la exclusión de algunos grupos de la sociedad con las
que no están de acuerdo. No existe libertad para elegir ni para expresar. Se
cometen bestialidades a la humanidad sólo para obtener más y más poder.
Chaplin recuerda que el verdadero poder lo tiene el
pueblo y que no nos damos cuenta de ello. Que si nos unimos, todos podemos
ganar. El pueblo en su naturalidad no odia, sino ama. Lo que genera odio son
los dictadores, generan recelo y resentimiento entre diferentes clases sociales.
Hitler lo hizo con la raza aria y los judíos, Chávez lo hizo con los chavistas
y los opositores, Fidel Castro lo hizo con los cubanos y los estadounidenses y
ahora lo está haciendo Trump con los norteamericanos y los latinos.
Es impresionante como las palabras del discurso
final de Chaplin son totalmente atemporales, son infinitas. Mantienen su
validez desde 1940 hasta la actualidad. También es muy triste saber que todavía
el pueblo permita que existan regímenes dictatoriales, cuando la historia nos
ha enseñado que todos tienen un final no tan feliz. Destrucción, miseria,
muertes, despedidas, guerra y muchas otras cosas suceden al tener un gobierno tiránico.
Hay que aprender del pasado para no volver a cometer los mismos errores en el
futuro, pero si no existe esa culturización y esa educación de calidad, ¿cómo
sabe el pueblo de las terribles consecuencias que nos esperan?
“Los dictadores se dan libertad a sí
mismos, pero esclavizan al pueblo. Ahora, unámonos para liberar el mundo, para
terminar con las barreras nacionales, para terminar con la codicia, con el odio
y con la intolerancia.”
(Charles
Chaplin, El Gran Dictador)
En
los regímenes abusivos y manipuladores se aprovechan de las masas que no están
educadas. Son más fáciles de engañar con sus palabras decorativas en los
discursos impregnados de carisma del orador. ¿Cuál sería el antídoto entonces
para evitar que un sistema represivo deforme el pensamiento de la sociedad?
Pues con la cultura, tal cual como lo propone Ortega y Gasset en su libro “La Rebelión De Las Masas”. La cultura salva vidas, transforma la forma de
existir y hace florecer las ideas del hombre. Hace que el mundo avance hacia un
sitio mejor, como lo propone Charles Chaplin en la película.
“Lucharemos por un mundo nuevo,
por un mundo digno, que dará a los hombres la posibilidad de trabajar, que dará a la juventud un futuro
y a los ancianos seguridad.”
(Charles
Chaplin, El Gran Dictador)
Es
impactante como las palabras de un gran director y actor de cine pueden llegar
a ser infinitas. Las palabras no son golpeadas por el tiempo, se mantienen en
la juventud para siempre.
Cuando
me pongo a reflexionar y a analizar el extraordinario discurso final de Charles
Chaplin sólo deseo una cosa un poco contradictoria pero cierta: que pierda su atemporalidad.
Si esto sucede, pues significaría que el mundo aprendió su lección. La historia
no se repite y los dictadores mueren. El poder estaría en las manos del pueblo,
sin permitir que nadie tome en sus manos el globo terráqueo y juegue con él.
Quitarle la infinidad a estas palabras significaría que ya estamos buscando un
mundo mejor, en el que no necesitaríamos que alguien como el gran Charles
Chaplin, desde el pasado, nos recuerde que los regímenes tiránicos nos cierra
las puertas a la felicidad que tanto busca la humanidad.
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