Por Mayte Navarrete.
El paso de los ciclones “Manuel” e “Ingrid”
llevaron a México a sufrir una de las más importantes tragedias de desastres
naturales en este país en el Siglo XXI. Las consecuencias hasta el momento,
según el Secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, datan de 139
muertos en 22 estados de la República. 246 personas han sufrido otro tipo de
consecuencias de las cuales; 53 se encuentran desaparecidas, 158 mil evacuadas
y 35 heridas. Los últimos reportajes han revelado una vertiente que causa
controversia: se pudo haber evitado muertes y pérdidas materiales.
Las declaraciones de los últimos días se
dirigen a acusar la falta de comunicación para advertir sobre los desastres
naturales, se ha dicho que la negligencia por parte de las autoridades ha
causado que las consecuencias sean cada vez más lacerantes. Por su parte el
secretario de gobernación declara que desde el 13 de septiembre se emitieron
boletines de advertencia para los Centros de Protección Civil.
Durante
la tormenta y el huracán.
Tanto las personas residentes de los estados
afectados como los turistas se encuentran molestos al no haber recibido alerta
del riesgo por estos desastres naturales. El Diputado del PAN, Humberto Armando
Prieto, aseguró que algo falló pues el Servicio Meteorológico Nacional (SMN)
alertó de las lluvias desde el miércoles 11 de septiembre y aún así el resultado
fue de más de 100 muertos. El diputado del Partido del Trabajo (PT), Manuel
Huerta, declaró que el fallo recae en la falta de coordinación de las acciones ya
que la reacción fue realmente tardada pues la primera reunión del Sistema
Nacional de Protección Civil fue hasta el 15 de septiembre.
En diversos municipios del estado de Guerrero
las personas afirman que nunca creyeron que la lluvia pudiera llegar al grado
de arrastrar con vidas humanas, viviendas, animales y carreteras. Olivia
Carbajal, adulta mayor residente del municipio de Quechultenango, Guerrero (uno
de los municipios más afectados en este estado) comenta que ninguna persona
viva en ese lugar había visto algo parecido “Mi mamá me contó que en 1910 hubo
una inundación parecida, pero nosotros jamás la habíamos vivido”.
Como Olivia Carbajal, hay muchas personas, que
a pesar de haber escuchado las alertas, jamás decidieron dejar sus hogares pues
no creyeron que ahí pudiera pasar algo. Dennis Feltgen, meteorólogo del Centro
Nacional de Huracanes de Miami, Florida afirma “Que dos tormentas tropicales
azoten ambas costas de México ha ocurrido con anterioridad, pero es muy poco
frecuente” (El País. 21-09-13). La última vez que un desastre de esta
naturaleza ocurrió fue hace más de medio siglo.
Antes
de los ciclones.
En su mayoría, las causas del desastre se
enfocan en demanda a las autoridades por no haber avisado con tiempo sobre los
ciclones, pero poco se ha hablado de causas que con muchos años antes pudieron
evitarse.
Víctor Manuel Velasco, investigador del
Instituto de Geofísica de la UNAM, opina que muchas de las víctimas mortales se
debieron a corrimientos de tierra. En Guerrero se realizaron muchas viviendas
en terrenos peligrosos para construcción, el gobernador de este estado, Ángel
Aguirre, afirma que dichas viviendas nunca se apegaron al reglamento, esto fue
una de las razones por las que algunas personas no vieron de nuevo la luz del sol.
Otro grande problema causante de las
inundaciones es la ubicación de muchas comunidades respecto a los ríos y
presas. En Quechultenango, Guerrero, por decir un ejemplo, corren 7 ríos:
Limpio, Azul, Huacapa, Blanco o Colotlipa, Axoxuca, Jocutla y Teozintla (según
la página oficial del Gobierno de Guerrero) los cuáles llegaron a su máximo alcance
y algunos se desbordaron. La causa principal de estos desbordamientos fue que abrieron
las compuertas de las presas de distintas localidades cuando ya se encontraban
al tope y que otras no aguantaron la cantidad de agua y se rompieron.
En el Municipio de Mochitlán, Guerrero, un
incidente alarma a la construcción de nuevos puentes. El puente “viejo”, como
sus colonos lo conocen, que conecta el acceso a esta localidad quedó intacto
tras el paso del río Huacapa, pero a unos 20 metros de distancia, el puente que
hace pocos años se construyó ya no existe, el río se lo llevó y quedó
inservible.
Por estas razones se espera que el Gobierno del
estado de Guerrero coloque énfasis en la construcción de carreteras, puentes y
viviendas para que en años próximos un desastre de esta catástrofe no afecte
como en esta ocasión con los ciclones “Ingrid” y “Manuel”.
Después
de la tormenta ¿Llegará la calma?
Hasta hoy 25 municipios del Estado de Guerrero
no han recibido la ayuda necesaria. Según el Diario 24 horas más de 800 mil
pobladores se encuentran en crisis sanitarias y sin alimentos suficientes. La
única ayuda que ha podido llegar por parte de militares ha sido por vía aérea
(helicópteros) ya que por vía terrestre se muestra imposible a causa de las pérdidas
en carreteras y puentes.
Habitantes de los 25 municipios que se
encuentran devastados han declarado de su inconformidad por no tener apoyo del
Gobierno a diferencia de las grandes movilizaciones que se han tenido en uno de
los puntos clave de turismo de la nación: Acapulco. En días pasados se podía
escuchar en algunas estaciones de Radio locales la demanda de la gente para que
la ayuda no sólo se otorgara a Acapulco sino a todo el estado.
Una de las afirmaciones que puede causar
polémica es que el Secretario de Gobernación, Osorio Chong, informó que por
instrucciones del presidente Peña Nieto se ha enviado un oficio a los estados
para informar el uso de los 5 mil millones de pesos del fondo de pavimentación
para que puedan iniciarse labores de reconstrucción y que se realice de forma
prioritaria (redacción de Eje Central). Es importante la reconstrucción de
carreteras, pero sin duda ese dinero podría mandarse a la ayuda de municipios
que no cuentan con agua potable, alimentos, servicios médicos, y que sufren de
violencia y devastaciones materiales.
Las grandes pérdidas humanas y materiales a
causa de “Ingrid” y “Manuel” enseñaron a México que existen fallas en el
sistema de prevención de desastres naturales. Hoy se comprende que muchas
consecuencias que estos ciclones causaron pudieron minimizarse. Además se dio a
conocer que los intereses de unos cuantos prevalecen aún cuando la situación de
la nación se encuentra en grave peligro. Las catástrofes que provocaron
“Ingrid” y “Manuel” debe servir de enseñanza para la nación en general; para el
Gobierno en la búsqueda de mejores instalaciones en carreteras, puentes y
hogares; para las instituciones encargadas de dar alarmas y en el deber de
informar a tiempo y de manera masiva; para los habitantes de zonas de peligro
por desastres naturales en el proceso de comprender el riesgo que presentan y
las acciones preventivas que deben realizar, y para el resto de los habitantes
del país en la comprensión de la necesaria ayuda de solidaridad para nuestros compatriotas.
México fue hoy víctima de la fuerza brutal de
la naturaleza, pero mañana debe prepararse para ser un país con resistencia
ante cualquier adversidad.
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