LA URGENCIA DE SOLUCIONAR EL PROBLEMA DE LA DESNUTRICIÓN EN MÉXICO
La desnutrición es un círculo vicioso que requiere atención por parte de las autoridades del gobierno, ya que la seguridad alimentaria es un derecho humano
Natalia Ruiz
Prácticum 1
La doctora Julieta Ponce, nutricionista en el Centro de Orientación Alimentaria, afirma que la desnutrición en México es un problema que lleva impactando a la población vulnerable desde hace décadas. Así mismo, conforme pasa el tiempo, el problema se está agravando y cada vez más, millones de mexicanos sufren las consecuencias de la desnutrición.
Dra. Julieta Ponce |
Según cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL), en el 2020, el 22.5% de la población no tenía acceso a una alimentación saludable y de calidad. Lo cual significa que 28.6 millones de personas del sector vulnerable no pudieron comer productos nutritivos. (México Social, 2021).
Así mismo, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), en el mismo año, “el 46.7% de los hogares manifestaron preocupación de que la comida se les terminara por falta de dinero” (México Social, 2021). De hecho, el 12% de los casos se quedaron sin comida al menos una vez. Ante esto, la doctora Ponce menciona que uno de los papeles fundamentales del gobierno es garantizar a toda la población el acceso a una alimentación sana. Esto se debe a que el derecho a la seguridad alimentaria está estipulado en el 4º artículo de la Constitución Mexicana, además de que es un derecho humano. Sin embargo, las cifras demuestran que la desnutrición sigue estando presente en la actualidad.
Una de las principales causas para la desnutrición en el país es la mala administración de la riqueza, según confirma la doctora con estudios en Análisis de Políticas Públicas. En consecuencia, los sectores más empobrecidos del país están prácticamente obligados a consumir productos de mala calidad porque son más accesibles. El problema es que estos alimentos son dañinos para la salud por el alto índice de azúcares y grasas que contienen. De hecho, la baja estatura por la que somos conocidos los mexicanos no se debe a cuestiones de genética, sino que es un efecto de la desnutrición.
De acuerdo con la UNICEF (2022), es necesario que en México se desarrollen políticas de salud pública a través de programas o acciones que ayuden a disminuir la desnutrición. Igualmente, es fundamental el apoyo a los sectores más desprotegidos para que éstos tengan los suficientes ingresos que les permitan acceder a alimentos de buena calidad. Ahora bien, Ponce asegura que el problema de la desnutrición en México viene desde la época precolombina. A partir de la conquista de España, México ha tenido que cambiar su producción de comida. Poco a poco, nos hemos visto forzados a adoptar alimentos que no pertenecen a nuestro suelo, y ésta es una de las causas por las cuales nuestra manera de comer se ha visto afectada.
Incluso, de acuerdo con la doctora, siglos después en la década de 1980, los esfuerzos por cultivar y producir alimentos se vieron frenados por el gobierno, debido a que concentraron los ingresos en resolver crisis económicas. Por ello, a partir de este momento, México dejó de ser autosuficiente en su producción agrícola, y se tuvieron que implementar medidas de importación alimentaria industrializada de países extranjeros. Es en esta época en donde se empieza a notar un deterioro en la calidad de alimentos en México. Fue en estos años donde la comida comenzó a “chatarrisarse”, se dio el ultra-procesamiento de los productos, y, además, el Tratado de Libre Comercio en 1994, facilitó la introducción de estos alimentos dañinos a la dieta mexicana. Datos de la UNICEF (2022) comprueban que 1 de cada 8 niños mexicanos menores a los 5 años presentan síntomas de desnutrición. Las consecuencias podrían ser graves a largo plazo, como padecer anemia. Según menciona Ponce “los niños y niñas que crecen con anemia pueden tener hasta 10 años de rezago escolar, y probablemente, nunca, van a resolver cuestiones relacionadas con la formulación del pensamiento, ecuaciones exactas y el desarrollo de capacidades como bailar y dibujar”.
Igualmente, de acuerdo con Fundación Ibero (2021), la desnutrición a temprana edad puede llegar a causar daño cerebral permanente en los individuos. En consecuencia, hay un retardo en el crecimiento cognitivo y emocional que perjudica funciones intelectuales. Por otro lado, la desnutrición también aumenta el riesgo para tener diabetes, obesidad y colesterol alto. Aunque parezca paradójico, la doctora Ponce explica que, al tener una pobre alimentación de pequeños, el organismo no se acostumbra a las enormes cantidades de azúcar y de grasa que después consumen los mexicanos, por ello, incrementan en peso de una manera desmedida. Niña mexicana en condiciones deplorables. Fuente: Fundación Ibero Ponce hace énfasis en que la desnutrición es un problema complejo que se traduce en un círculo vicioso: la distribución inequitativa de la riqueza genera pobreza, entonces la población vulnerable es forzada a adquirir alimentos de mala calidad, las personas sufren de enfermedades causadas por la desnutrición, lo que les implica mayores gastos a ellos mismos y al sector salud, lo cual, se desemboca finalmente en el continuo empobrecimiento de la sociedad.
Se requiere el esfuerzo de todas las esferas sociales para combatir la desnutrición en México. Si no se implementan medidas equitativas en el país, la pobreza y la marginación seguirán siendo los factores que contribuyan a los altos índices de obesidad, de diabetes, de anemia, de desnutrición y de otros problemas relacionados con la mala alimentación.
Por ello, la solución al problema debe abordarse desde diferentes aristas: la producción, la distribución, el abasto, el procesamiento, la regulación, etc. De acuerdo con Forbes (2020), la norma de etiquetado para alimentos y bebidas procesadas, es una medida que ha comprobado ser efectiva para prevenir la desnutrición. Sin embargo, la doctora Ponce menciona que, además de señalar los productos dañinos, es necesario implementar una política pública que indique qué alimentos son benéficos. Un ejemplo de las acciones que se podrían implementar es la protección a las mujeres durante el embarazo, según explica la doctora. De hecho, el tipo de nacimiento es uno de los factores que tiene que ver mucho con la desnutrición. Si redujéramos los nacimientos por cesárea y se aumentaran los partos, hay más posibilidades de que haya un sistema inmune y una microbiota en el intestino que ayude a las personas a combatir la desnutrición. Igualmente, la protección de la lactancia materna también es importante. México es uno de los países con la menor taza de lactancia materna. Si más bebés fueran amamantados en la primera hora al nacer avanzaríamos drásticamente en la seguridad alimentaria.
La desnutrición afecta a millones de mexicanos cada año, especialmente a los sectores más pobres del país. Por esta razón, es importante tomar conciencia del problema, informarnos, y, sobre todo, llevar a cabo acciones que contribuyan a la salud de la población para así construir un mejor futuro para todos. |
Un tema que nos atañe a todos
ResponderBorrarEs un tema muy interesante y que se debe tomar acción ante ello.
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