Por Natalia Parra Díaz
Alumna de Prácticum I
“Si te dijera cuánto gano te
vas a morir” dice Emanuel, uno de los casi 30 millones de personas que se
dedican al comercio informal en México. Sus productos van desde chicles de $1
peso hasta películas “estreno” que aún no salen de carteleras. Desde hace siete
años se levanta a las seis de la mañana, su esposa le da de desayunar, y acto
seguido se dispone a ir al lugar donde coloca su pequeño comercio. Es amable, aunque
se niega a dejarse fotografiar.
Su “local”
se conforma por lonas azules y naranjas que se alzan entre palos y cuerdas que
forman un rectángulo. Cuenta con una nevera donde ofrece bebidas como aguas,
refrescos y jugos. Los discos acaparan gran parte de su lugar; están colgados
en el fondo, y ocupan cerca de dos metros de la lona azul que protege su
comercio.
Encontrarlo
es fácil. Es el único sitio con música a todo volumen, a pesar de que se
encuentra en un callejón tapado por camionetas para transporte público. Sus
clientes generalmente son personas que llegan a tomar las “combis” para
dirigirse al trabajo, aunque de vez en cuando los mismos vecinos del pueblo de
San Fernando bajan por las inclinadas
escaleras para comprarle dulces, papas y hasta películas pornográficas.
Pero su
comercio no es del todo informal. Para estar ahí debe pagarle al Municipio de
Huixquilucan, Estado de México, $3 mil pesos anuales que le da derecho a
laboral y vender sus productos.
-¿No te
dicen nada por vender piratería?- se le pregunta con curiosidad
-No, como
son pequeñas cantidades de mercancía no dicen nada. Lo fuerte es cuando se
venden millares, como pasa en Tepito.
Emanuel
explica que su mercancía es traída, personalmente por él, todos los domingos
desde el barrio de Tepito, en el centro de la Ciudad de México, en donde
consigue discos a $5 pesos y el gana otros cinco por venderlos a $10. Es
inevitable no preguntarle acerca de cuánto gana, y no sorprende la respuesta.
De su comercio saca $4 mil mensual, pero sus ganancias también provienen de un
taxi que el mismo maneja. En total gana $8 mil pesos y con eso mantiene a su
familia conformada por su esposa y sus hijos pequeños.
En México,
el comercio informal representa el 60% de las ventas de productos en la
economía del país, y según Ricardo Navarro,
presidente de la Cámara de Comercio de la ciudad de México, el comercio
informal deja ganancias de 279,458
millones anuales. El Estado de México es el que registra mayor número de
personas en la informalidad con 6.4 millones de personas seguido por el
Distrito Federal con 4,2 millones, según un estudio del INEGI en el 2012.
Junto a Emanuel, hay
más comercios. Venta de carnitas, tacos, quesadillas, tortas y comida rápida
son algunos de los locales ubicados en la Vialidad de la Barranca, a unos
escasos 100 metros de una de las zonas más exclusivas de México: Interlomas.
Emanuel explica que primero fue el pueblo de San Fernando, y que luego llegó el
Centro Comercial Interlomas. Después se empezó a transformar en una colonia de
edificios altos y grandes residencias que poco a poco excluyeron a un humilde
pueblo con cerca de 50 mil habitantes.
Pueblo de San Fernando. A unos metros de Interlomas |
Al notar la ausencia
del automóvil que, como él, se hace diario para vender
sus productos, en su caso oaxaqueños, suelta una risa.
-
Es
la mera finta – sonríe - él diario va al mercado de La Merced a traerlos.
-
O
sea no son oaxaqueños
-
No,
sólo que ahí el queso es mucho más barato.
Tanto Emanuel, como
los vendedores de “productos oaxaqueños” y los de carnitas, tacos y tortas,
constituyen los seis de cada 10 mexicanos que se dedican al comercio informal.
Un comercio que el Gobierno busca formalizar ya que representan una pérdida de
tres a cuatro puntos para el Producto Interno Bruto (PIB), además de ser una
riesgo para sus laborantes por la falta de incorporación al seguro social y
programas de apoyo a la población.
-¿No has pensado en
trabajar en algo más?
- No – responde de
manera rotunda
- ¿Por qué?
- Ya llevo rato
aquí. De esto vivo, junto con mi taxi. No necesito más – concluye, y se dispone
a atender a sus clientes.
Yo no estoy nada de acuerdo con este tipo de comercios, propician la corrupción, la piratería y también el trafico. Aunque es muy triste que esa gente gane tan poco dinero para vivir, pero es una realidad de Mèxico.
ResponderBorrarDaniela Escamilla A.