Prácticum 1
Camila de la Fuente
El miedo radicaliza,
distorsiona las visiones de las personas. En México se vive día a día un
genocidio convertido en tabú por el terror que este ocasiona: el narcotráfico y
su fuerte cultura que crece a medida que pasa el tiempo. Ya llamada cultura
porque influye la vida cotidiana de miles de personas, directa o
indirectamente. Llamamos cultura a todo aquello que hace un ser humano que
tiene un significado social porque lo afecta cotidianamente. En este caso, se
hablará de la cultura narco que ya se ha expandido al arte, a la música, a la
expresión e incluso a la religión. Es una forma de vida glorificada por las
personas, un ejemplo a seguir.
los contrastes entre lo que sucede en México y en las vidas de las
personas que hacen narco-corridas, se puede apreciar la desfiguración del ideal
de vida. Se busca tener el estilo de vida narco que va directamente relacionado
a todo el tema del dinero, las drogas, la fiesta, las mujeres y la diversión.
También se alaba la violencia y la muerte. Las personas que hacen
narco-corridas no viven la verdadera situación de dolor que experimentan
diariamente las personas afectadas por el narcotráfico. Viven en Los Ángeles
una vida muy cómoda, se aprovechan de la moda del narcotráfico y promueven la
aspiración distorsionada.
Esta sub-cultura
tiene sus prácticas sociales que llevan consigo comportamientos, formas de
vestir, expresiones, creencias y su propia moral que desvaloriza el sentido de
la vida. La humanidad parece no importar en la narco cultura, la primacía la
tiene el dinero y el poder ilimitado.
Si se analiza desde la
perspectiva de Gramsci (Político, teórico marxista italiano) que afirma que el
poder no se impone sino se negocia, podemos decir que las personas están
tomando la narco cultura como negociación porque tienen miedo. Si se apoya la
narco cultura, te alejas del peligro. Su sentido es más de supervivencia,
aunque las personas no estén conscientes de ello. Igualmente, se ha vuelto tan
famosa que hasta las personas que no son afectadas directamente como víctimas
del movimiento narcotraficante en México, la toman y la glorifican porque no la
sufren. En ese caso, la negociación viene por la búsqueda de la fama a través
de un tema controversial como lo es el narco en México. Hay intereses por los
dos lados, hay negociación involuntaria.
Estoy muy de acuerdo
cuando la periodista Sandra Rodríguez comenta en el documental “para mí es un
síntoma de que somos una sociedad vencida. Los niños quieren verse como narcos
porque ellos representan una idea de éxito y poder, de impunidad y poder
ilimitado”. Se han distorsionado los ideales, parece que el camino fácil –que
es el narcotráfico- brilla más ante los ojos de quien aspira a tener poder. Esa
idea es peligrosa, pues en un futuro esos niños van a convertirse en adultos y
a eso se van a querer dedicar. Parece entonces que la solución puede ser a
largo plazo, a través de la educación de estos niños que piensan de esa manera.
Según estudios la
cultura no es estática, está presente en todos los ámbitos y cambia
constantemente. Por ello, la educación es un factor clave para parar la
glorificación de lo violento, de la anti-vida que diariamente afecta a miles de
familias mexicanas.
El documental es
fuerte porque es verdad. Las imágenes impactan y nos hace abrir los ojos ante
una terrible realidad que en vez de estar combatiéndose, está siendo aplaudida
por las personas. Pero que sea una forma de vida negativa no hace que deje de
ser una sub-cultura. Lamentablemente esta sub-cultura va creciendo rápidamente
en el mundo, afectándolo negativamente. Porque el miedo radicaliza y el
genocidio vivido en México se reduce a una canción en un bar, cantada con
orgullo por mexicanos que no les duele este problema, porque no lo viven.
Glorificando así a los deshonrados
Aquí puedes ver el documental completo:
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