Camila de la Fuente
Venezolana estudiante de
periodismo
Alguna vez Simón Bolívar dijo que
“cuando la tiranía se hace ley, la rebelión es un derecho”. Esas palabras de
libertador venezolano se han hecho verbo estos últimos días en el país
suramericano. En Venezuela desde hace casi dos décadas se vive una crisis que
poco a poco ha degradado la calidad de vida de su gente. Noticias de asesinatos,
pobreza, escasez, robos, corrupción son lo que se leen en los pocos periódicos
opositores que sobreviven en el país criollo.
La gente se
cansa. Cuando el abuso y la tiranía se convierten en el pan de cada día, algo
hay que hacer. Quedarse con los brazos cruzados es un lujo que los venezolanos
ya no pueden darse, es hora de hacer algo al respecto.
La renombrada
“Toma de Caracas” se dio el pasado primero de septiembre en la capital, donde
más de un millón de personas marcharon a favor de un referéndum revocatorio que
el gobierno quiere impedir. Que esta cantidad de gente lograra ponerse de
acuerdo y alzar sus voces por su país –y no por un partido político- es un
aprendizaje de años y años de ensayo y error de la oposición.
Como menciona
Aristóteles en su obra Política (1314 a.c), la tiranía se basa en tres
supuestos: que los súbditos piensen poco, que desconfíen unos de los otros y
que se hallen imposibilitados de actuar. “Si hay alguna enseñanza que extraer
de aquí sería que, en política, ante todo es necesario pensar, luego confiar, y
finalmente actuar.” escribe Colette Capriles (2010).
En Venezuela
hoy hay dos fuerzas que impulsan la marea y quieren el cambio: las personas que
aprendieron a pensar, confiar y a actuar, a pesar de los discursos discriminatorios
y de odio que el gobierno ha implementado y por otro lado, los que no han
aprendido a pensar, pues están muriéndose del hambre. También hay de los dos
mezclados: los que han aprendido y además, no han comido.
La
catastrófica gestión gubernamental que ha fortalecido aún más a la oposición,
obligándola a actuar y a buscar un cambio. La marcha del pasado primero de
septiembre fue impresionante. No me sorprende que el mismo gobierno haya
prohibido el sobrevuelo de drones para evitar que veamos el tamaño de nuestra
grandeza. El miedo lo vive ahora el gobierno, de eso no hay duda.
Esto apenas es
el primer paso de Venezuela para hacerle saber al mundo que sí, viene una ola
fuerte de cambio que probablemente se lleve al gobierno por delante –de una
manera pacífica- para recuperar aquello que llamamos libertad y tener el
verdadero empoderamiento del pueblo que el gobierno prometió y, claramente, la
uso para manipular.
Vuelvo a citar
a Colette Capriles en su libro La máquina de impedir: “el poder (del pueblo) no
está hecho únicamente de palabras, de promesas, de futuros épicos, de heroísmos
trasplantados. El poder significa tener opciones, decidir entre alternativas y
ser dueño de seguir cualquiera de ellas”. En Venezuela se busca ese poder, que
por ahora, sólo vemos la luz del túnel a través de nuestro derecho
constitucional: El Referendo Revocatorio.
Bibliografía:
C. Capriles
(2010). La máquina de Impedir. Venezuela: Alfa.
Excelente información
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