Por Lorena Arvizu Rivera
Alumna de Relaciones Internacionales
“Aquel que no aprende de la historia, está condenado a repetirla” (Jorge Santayana).
Esta es una de las premisas que abre las puertas al Museo Memoria y Tolerancia, recinto que exhibe algunos de los pasajes más tristes y emblemáticos del siglo XX, y comienzos del siglo XXI.
A raíz de la falta de entendimiento y respeto de la diversidad cultural, del valor y la dignidad humana (entre otros intereses) se han dado genocidios alrededor del mundo. Sin la menor contemplación de los valores inherentes a la propia persona, el hombre ha tratado de acabar con el contrario, pasar por encima de las ideas contrarias a las propias.
En un mundo donde el exceso de información nos ocupa, la memoria es algo indispensable. ¿Qué hace falta en un mundo tan complejo? Por principio Tolerancia. Aceptar en la otredad la misma esencia que nos constituye como individuos a todos, en cualquier sitio de este planeta.
Hoy precisamente cuando el mundo recuerda los 65 años de la liberación de los campos de exterminio nazis, la Ciudad de México ofrece un recuerdo a la memoria de aquellos que han muerto ante la intolerancia hacia sus costumbres, su religión, su lengua.
El Museo Memoria y Tolerancia se encuentra ubicado en la Plaza Juárez del Centro Histórico, frente al Hemiciclo a Juárez de la Alameda. Da inicio con diferentes videos, sobre hechos violentos que siguen su curso, así como testimonios de personas que sobrevivieron a alguno de estos eventos, que relatan no sólo parte de su experiencia sino su visión actual.
El Museo Memoria y Tolerancia te envuelve desde la primera sala dedicada al Holocausto, el ejemplo quizá más explícito de los excesos y de los horrores a los que puede llegar el hombre mismo en su intento por imponer sus ideas por medio de la intransigencia, y de la violencia extrema.
El museo no se limita a la narrativa escrita, de hecho en muy pocas partes se encuentra el apoyo de textos como su principal recurso, la fotografía y el video son las formas empleadas para denunciar mejor los excesos a los que puede llegar el hombre a emplear contra sus antagonistas.
.
El genocidio de los judíos por parte de los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, es el símbolo de crímenes en contra de la humanidad, pero la realidad es que a lo largo de la historia se han registrado actos de genocidio y de brutalidad contra pueblos enteros, contra etnias, contra grupos sociales, especialmente en la historia reciente.
Matanzas como las acontecidas en Armenia, Ruanda, en Camboya, en la ex Yugoslavia, en Guatemala, y lo que acontece hoy en día en Darfur permanecen como estandartes de la catástrofe, ante la falta del respeto a la vida humana.
¿Nunca más? Es la pregunta que se hace el público que acude al Museo Memoria y Tolerancia, antes conocer la larga lista de lugares en donde se han cometido crímenes de lesa humanidad. ¿Nunca más? a pesar de que la sociedad moderna cuenta con herramientas diseñadas para evitar más campos de concentración, más atrocidades en África, en el Medio Oriente, mas exterminio contra los indígenas de Guatemala.
“Aquel que no aprende de la historia, está condenado a repetirla” (Jorge Santayana).
Esta es una de las premisas que abre las puertas al Museo Memoria y Tolerancia, recinto que exhibe algunos de los pasajes más tristes y emblemáticos del siglo XX, y comienzos del siglo XXI.
A raíz de la falta de entendimiento y respeto de la diversidad cultural, del valor y la dignidad humana (entre otros intereses) se han dado genocidios alrededor del mundo. Sin la menor contemplación de los valores inherentes a la propia persona, el hombre ha tratado de acabar con el contrario, pasar por encima de las ideas contrarias a las propias.
En un mundo donde el exceso de información nos ocupa, la memoria es algo indispensable. ¿Qué hace falta en un mundo tan complejo? Por principio Tolerancia. Aceptar en la otredad la misma esencia que nos constituye como individuos a todos, en cualquier sitio de este planeta.
Hoy precisamente cuando el mundo recuerda los 65 años de la liberación de los campos de exterminio nazis, la Ciudad de México ofrece un recuerdo a la memoria de aquellos que han muerto ante la intolerancia hacia sus costumbres, su religión, su lengua.
El Museo Memoria y Tolerancia se encuentra ubicado en la Plaza Juárez del Centro Histórico, frente al Hemiciclo a Juárez de la Alameda. Da inicio con diferentes videos, sobre hechos violentos que siguen su curso, así como testimonios de personas que sobrevivieron a alguno de estos eventos, que relatan no sólo parte de su experiencia sino su visión actual.
El Museo Memoria y Tolerancia te envuelve desde la primera sala dedicada al Holocausto, el ejemplo quizá más explícito de los excesos y de los horrores a los que puede llegar el hombre mismo en su intento por imponer sus ideas por medio de la intransigencia, y de la violencia extrema.
El museo no se limita a la narrativa escrita, de hecho en muy pocas partes se encuentra el apoyo de textos como su principal recurso, la fotografía y el video son las formas empleadas para denunciar mejor los excesos a los que puede llegar el hombre a emplear contra sus antagonistas.
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El genocidio de los judíos por parte de los nazis, durante la Segunda Guerra Mundial, es el símbolo de crímenes en contra de la humanidad, pero la realidad es que a lo largo de la historia se han registrado actos de genocidio y de brutalidad contra pueblos enteros, contra etnias, contra grupos sociales, especialmente en la historia reciente.
Matanzas como las acontecidas en Armenia, Ruanda, en Camboya, en la ex Yugoslavia, en Guatemala, y lo que acontece hoy en día en Darfur permanecen como estandartes de la catástrofe, ante la falta del respeto a la vida humana.
¿Nunca más? Es la pregunta que se hace el público que acude al Museo Memoria y Tolerancia, antes conocer la larga lista de lugares en donde se han cometido crímenes de lesa humanidad. ¿Nunca más? a pesar de que la sociedad moderna cuenta con herramientas diseñadas para evitar más campos de concentración, más atrocidades en África, en el Medio Oriente, mas exterminio contra los indígenas de Guatemala.
Cuando se tienen herramientas internacionales como la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio de 1948; ó la Convención sobre la No Prescripción de los Crímenes de Guerra y de los Crímenes de Lesa Humanidad, sólo por mencionar algunos ejemplos.
Mediante la presentación de claras imágenes y sonidos de los genocidios cometidos, con la muestra no de estadísticas, de números fríos, sino de retratos de las personas que han sido víctimas, el Museo de la Tolerancia logra sin lugar a dudas hacernos sensibles.
Gracias a esta museografía, revivimos una virtud que se ha ido olvidando, la empatía ante el dolor ajeno. De tal forma que no lo veamos como un problema ajeno o extraño. De esta forma, el Museo de la Tolerancia revive nuestra memoria, para que hagamos todo lo posible para que no se repita una vez más.
Pero el Museo va más allá, y nos lleva hacia el paradigma donde, si bien la paz completa tal vez no sea posible- el daño sea en un menor porcentaje LA TOLERANCIA, como medio y fin.
Las exhibiciones presentan una serie de elementos dinámicos que dan una nueva perspectiva a cosas que se han vuelto tan comunes que nos son ya casi imperceptibles. Discriminación en series aclamadas a nivel internacional, en noticieros, programas de radio, e incluso en caricaturas que en apariencias son inofensivas, pero no. La mentalidad debe de cambiarse desde los comentarios que parecen inocentes, hay que estar alertas..
El recorrido que se hace en cada uno de los rincones del museo posee mensajes positivos –y objetivos- para la conciencia, conocimiento, aprendizaje, y aplicación de este valor que a pesar de su importancia, solemos pasar por alto. La referencia no se hace sólo hacia atrocidades en los actos de genocidio, sino en la falta de aplicación de rigor durante las actividades que realizamos en nuestra cotidianeidad.
Gracias a esta museografía, revivimos una virtud que se ha ido olvidando, la empatía ante el dolor ajeno. De tal forma que no lo veamos como un problema ajeno o extraño. De esta forma, el Museo de la Tolerancia revive nuestra memoria, para que hagamos todo lo posible para que no se repita una vez más.
Pero el Museo va más allá, y nos lleva hacia el paradigma donde, si bien la paz completa tal vez no sea posible- el daño sea en un menor porcentaje LA TOLERANCIA, como medio y fin.
Las exhibiciones presentan una serie de elementos dinámicos que dan una nueva perspectiva a cosas que se han vuelto tan comunes que nos son ya casi imperceptibles. Discriminación en series aclamadas a nivel internacional, en noticieros, programas de radio, e incluso en caricaturas que en apariencias son inofensivas, pero no. La mentalidad debe de cambiarse desde los comentarios que parecen inocentes, hay que estar alertas..
El recorrido que se hace en cada uno de los rincones del museo posee mensajes positivos –y objetivos- para la conciencia, conocimiento, aprendizaje, y aplicación de este valor que a pesar de su importancia, solemos pasar por alto. La referencia no se hace sólo hacia atrocidades en los actos de genocidio, sino en la falta de aplicación de rigor durante las actividades que realizamos en nuestra cotidianeidad.
¿Cuántas veces no olvidamos el ser tolerantes aún en los pequeños detalles de cada día?
El Museo de la “Memoria y Tolerancia” ha realizado una extraordinaria labor para alertarnos sobre estos capítulos negros de la historia, el exterminio del hombre por el hombre, los trae a nuestra memoria para hacernos conscientes de la importancia de la tolerancia a fin de evitar que se repitan estos crímenes contra la humanidad.
El Museo de la “Memoria y Tolerancia” ha realizado una extraordinaria labor para alertarnos sobre estos capítulos negros de la historia, el exterminio del hombre por el hombre, los trae a nuestra memoria para hacernos conscientes de la importancia de la tolerancia a fin de evitar que se repitan estos crímenes contra la humanidad.
A su estimada y necesaria ``Tolerancia´´:
ResponderBorrarDecía nuestro ilustrado, Thomas Hobbes ``el lobo es un hombre para el lobo´´de una forma más sistémica: El hombre es lobo del hombre. El famoso ``estado de naturaleza´´inherente al hombre, una característica más difícil de corromper a diferencia de los innegables derechos humanos, esas capacidades de goce con las que nacemos. Disculpa mi osadía por la justificación del fanatismo hitleriano, las creencias de la famosa raza aria, masacrando a quienes no hacían mejoras para una raza ``pulcra´´, así como Franco que en paz descanse el señor, prohibió los dialectos como forma de expresión oficial, su motivo era unificar las naciones, en tiempos donde las identidades y los nacionalismos buscaban su máximo apogeo, el nacionalismo como expresión. No debería interpretarse la necesidad de la exaltación de los valores nacionales como una apología del delito en este caso, una identidad única siempre es favorecedora, dudaría de la solidez de una persona si tuviera múltiple personalidad, o aún mas sencillo, si los lunes fuera emo, los martes hippy, los miércoles un elitista etc. En los períodos de guerra y posguerra, la diversidad de culturas no era favorecedor para ningún país, y menos, gremios. Cabe resaltar señorita Arzivu, que desgraciadamente se ha tomado en cuenta al núcleo del judaísmo como única víctima, sin embargo, las personas con capacidades diferentes, católicos, negros, gitanos... fueron motivo de persecución, todo aquel que fuera en su contra era el centro de la diana.
En mi opinión el museo y su ``misión´´ de sensibilizar al hombre actual, debería actualizarse y nacionalizarse, pues el Holocausto es el tema favorito de los más alejados del tema de la conciencia histórica, cuando el intelectualismo quiere brotar en las mesas de las facultades donde los resultados académicos no están ligados a las expectativas de un egresado capaz de trascender por nuevas formas de invitar a la humanidad a reflexionar, podría usar su diploma de kleneex, es triste pero no va a despertar ningún sentimiento de ``Tolerancia´´ para con el prójimo. Traigan un cadáver de alguna de las caídas en los feminicidios Juarez, inviten a la artista Teresa Margolles, con sus famosas sábanas con sangre de México, con sangre de sicarios. No sirve de mucho recordar un pasado ajeno, y esconder nuestro presente, repugnante. Se pasean por los campos de Auschwitz, como punto de interés turístico y a nosotros los mexicanos, nos piden cartas de recomendación para ingresar en los países europeos y el turismo se reduce. Cada quien con sus penas. Dicho museo debería concienciarse más sobre la problemática nacional actual, que el Holocausto ya tuvo quien lo llorara.
Igualmente, la felicito por su inmácula presentación, soy una devota del centro histórico, me pasaré a contemplar el Holocausto de papel.
Un cordial saludo.
Creo que no se ha señalado al nacionalismo como el culpable de los actos mencionados. Aquellos perjuicios cometidos alrededor del mundo no llevan en diversos casos este estandarte, mucho menos cuando en las últimas dos décadas la definición de conflicto se ha transformado, siendo una de sus principales propiedades su carácter interfronterizo.
ResponderBorrarEn mi opinión, tampoco podemos ejercernos con múltiples personalidades, lograríamos de nosotros tan sólo un quimera.
Sin embargo,
Tolerancia, -aceptar y respetar- la diversidad, no significa la perdida de identidad. “Espero quieras entenderlo”
El defender posturas radicales sobre la rigidez y primacía de una raza (ó en todo caso de una nación) ¿Nos ha colocado en una situación más armónica?
“El costo de la guerra ya ha sido pagado innumerables ocasiones, -sin un resultado de verdad efectivo- ¿Porqué no darle una oportunidad a la paz?”
El encerrarnos en los propios valores, símbolos, ó creencias no nos hace mejores.
Ahora que, si bien lo ocurrido durante la segunda guerra mundial suena a estas épocas trillado, no por eso resulta menos importante.
La estructura de cualquier desarrollo va de la mano con el aprendizaje, la línea en que aprendemos a no cometer los mismos errores.
Nos hemos acostumbrado a los cortos tiempos que lo que pase en un mes, en un año ó en una década nos resulta ya imperceptible. Este presente lleva las raíces del pasado.
Y no se trata de un dolor ajeno, uno de los principales problemas de la sociedad es que todo nos parece externo, mas allá de nuestro entorno. “La humanidad es una sola”.
…No tengo objeción en cuanto a la ausencia de información sobre nuestro país “bañado de sangre”.
``El defender posturas radicales sobre la rigidez y primacía de una raza (ó en todo caso de una nación) ¿Nos ha colocado en una situación más armónica?´´.
ResponderBorrarEl contexto político era turbulento, no armónico precisamente en cuanto a la masacre referida en el museo.
Te refieres a ejercer la paz en una situación armónica, ¿en una ilustre y feliz fiesta del té con tus camaradas intelectuales?. Hablar de la paz y de la tolerancia es un método muy eficaz para ser calificada honorablemente en una institución cuyo slogan comercial, dicta lo siguiente ``Vince in bono malum´´. Afortunadamente no te has visto en la necesidad de salir en una marcha protestante y pacífica por la paz, con tu familia, por proteger tus derechos inherentes, nadie teme a los débiles, pero terminan siendo bulliciosos, en las calles cuando los poderosos duermen. En cualquier marcha por la paz, los protestantes han visto su muerte y la de los suyos, en 1905 la Revolución rusa solo obtuvo su propósito favorecedor para con el proletariado cuando agarraron las armas, los levantamientos pacíficos no sirvieron de nada, El zar seguía haciendo todo a su comodidad. Otros levantamientos hubo en la historia, no es necesario enumerarlos, pero le pondré uno más próximo para refrescarle la memoria, que no hay hueco en los asuntos políticos para la paz. La matanza en Tlatelolco, el 2 de octubre de 1968 bajo el gobierno de Luis Echeverría. Nunca hay tolerancia, en ninguna historia ni por parte de los ``príncipes´´ni los ``malvados ogros´´a lo largo de la humanidad. El término tolerancia lo han desvirtuado tanto en este campo de humanidades..., digamos que la palabra clave para lo que estás tratando de decir debería llamarse... PASIVIDAD, permanecer callado sin protestar, eso es la famosa tolerancia, NO QUEJARSE, y aguantar como una mula, todo lo que te echen encima, aceptar la derrota y la razón ajena.
Igualmente, no es usted, señorita muy tolerante, ni pasiva ni como entienda mejor. Tengo que reconocer que no esperaba que se quedara con los labios sellados, la tolerancia no solo es abstracta, tampoco hubo huella de su existencia, ni siquiera por su parte.
SI VIS PACEM PARA BELLUM.
Lamentablemente se confunden los términos de pasividad y tolerancia, al parecer la connotación de los mismos no ha llevado a opiniones muy diferenciadas.
ResponderBorrarDado que no es mi propósito que pienses de manera igual a la mía, sólo puedo culminar haciendo dos comentarios:
1) Creo que no he dado pauta para puedas calificarme de intolerante, así como el tuyo, es mi derecho expresar lo que pienso, aquellos valores que me constituyen -en esta ó en cualquier institución-.
2) Gracias por tus comentarios, a pesar de la fricción que pareciese surgir entre nuestras respuestas, me ha dado la oportunidad para una gran retroalimentación.
...¡En fin, de cualquier forma ojalá puedas ir al museo! ó recomendarnos uno, ¿porqué no?
Te doy gracias por escribir acerca de este tema. Yo no soy judío, soy católico, pero me duele que en el siglo XX, con todos los avances de la ciencia, se hayan dado estos sucesos; como dices, no ha sido solo el holocausto sino también los genocidios de Ruanda, el Armenio, etc.
ResponderBorrarCreo que la base de la tolerancia deberá ser el amor. Quizá suene utópico pero es a lo que deberíamos tender.
Es un excelente artículo, a mi me pareció un museo único y muy impactante, ya que no sabía de algunos genocidios actuales, aparte hay visitas guiadas muy bein explicadas en donde los guias expresan muy bein lo que estamos viendo, cuentan las historias con mucha pasión, como si a ellos les pasara, lo que nos provoca un sentimiento hacia los hechos.
ResponderBorrarLa parte de Tolerancia tiene archivos de todas las regiones indígenas del país, lo que nos ayuda a comprender mejor y maravillarnos de nuestra cultura. También cuentan con información auditiva y visual de las diferentes nacionalidades que viven en México.
Algo que es muy interesante son los ejemplos de juegos de video y medios de comunicación que ahora nos bombardean literalmente y de los cuales niños y adolescentes toman ejemplos de violencia.
Recomiendo mucho este museo porque si te deja pensando y hasta un poco enojada en contra de los personajes y guerras que han matado tanto gente solo porque si.
Vayan y dense cuenta si les hace falta un poquito de tolerancia.
Me parece bastante interesante y de vital importancia el promover la asistencia a este tipo de museos, para así crear conciencia en la sociedad de la importancia del respeto y así evitar la discriminación a las minorías. Es muy triste que en la actualidad siga existiendo la discriminación a varios sectores de la sociedad, un claro ejemplo es la situación que los mexicanos acabamos de vivir con el caso de top gear. Unamos fuerzas para combatir esta represión a la sociedad.
ResponderBorrarDavid Larios
el museo de memoria y tolerancia a mi punto de vista es uno de los mejores del mundo, se hiceron años de estudios, de visitar museos de todo el mundo y empaparse en información sobre estos temas.
ResponderBorrara mi en lo personal me gusto mucho, cada vez que voy a un museo que hablen del holocausto es un día fuerte en mi vida porque me regresa a las historias que me contaron mis abuelos de como se escaparon sus familias de la segunda guerra mundial.
explican muchas cosas que no toda la gente sabe, dan datos, antecedentes y una serie de cosas que creo que es muy importante saber.
tambien la parte de los genocidios es muy imactante porque son cosas que estan pasando hoy.
creo que es importante saber de todas las culturas y sensiblizarnos un poco.
GL