Por: Fernanda Bello / Practicum 1
La tecnología avanza a pasos agigantados, a una velocidad exponencial, y los grandes avances que genera esta evolución continua en los diferentes ámbitos de la vida cotidiana son cada vez más sorprendentes.
El medio y la producción cinematográfica
no son la excepción y en los últimos años, gracias a los efectos CGI y
de motion capture, hemos sido capaces de ver a diferentes actores
rejuvenecidos en pantalla; ya sea en una reinterpretación de un personaje de
antaño o, incluso, para enfrentar a la versión pasada y presente del personaje en
una épica batalla.
Por mencionar algunos ejemplos, esto lo
hemos visto, en Terminator Genisys (2015) con el icónico personaje de
Arnold Schwarzenegger, en Rogue One (2016) con la princesa Leia y el
gobernador Tarkin, o en Guardians of the Galaxy Vol. 2 (2017) con Ego,
personaje interpretado por Kurt Russel. Más recientemente, y aún en cartelera,
estos mismos efectos nos permiten ver a Will Smith enfrentarse a una versión
más joven de sí mismo en Gemini Man o Proyecto Géminis (2019).
En esta cinta de acción Henry Brogan
(Will Smith) es un asesino a sueldo de una agencia de inteligencia que, tras
años de servicio leal y comprometido con su patria, sólo busca retirarse para
llevar una vida tranquila alejada de la naturaleza y de las terribles
consecuencias emocionales de su trabajo. Casi por culminar su proceso de
retiro, y gracias a la intervención de un viejo amigo, Henry comprende que la
última persona que la agencia le ordenó asesinar es inocente. Este
descubrimiento desencadenará el caos total, y orillará a Brogan, y a su más reciente
amistad, la agente Danny Zakarweski (Mary Elizabeth Winstead), a enfrentarse a
Junior (Will Smith), su clon joven y mejorado científicamente que está
dispuesto a todo con tal de mantener la aprobación de Clay Verris (Clive Owen),
el creador del proyecto Géminis.
Aun que el argumento de la película
resulta interesante en principio, después de un breve análisis nos damos cuenta
de que guarda bastantes similitudes con otros largometrajes del género. Primero,
está la propuesta ya abordada del agente engañado y traicionado injustamente
por parte de su gobierno o por su agencia, que hemos visto, por ejemplo, en Fair
Game (2010), en la Saga Bourne (2002-2016) o en Angel Has Fallen (2019).
Después, está el dilema que representa
la clonación, ya sea con fines bélicos o médicos, que nos recuerda a películas
como The Island (2005), Never Let Me Go (2010) y Oblivion
(2013).
En fin, entre unos efectos especiales
destacados, pero una mezcolanza de argumento que llega a ser predecible en
distintos momentos, Proyecto Géminis se convierte en sólo un estreno más
del semestre.
En el lado positivo, por medio de las
reacciones emocionales de sus personajes a los conflictos que vemos en
pantalla, la película logra plantear, aunque de manera muy básica, preguntas
acerca de los límites de la ciencia, del tipo medios que estamos dispuestos a
utilizar para llegar a un buen fin y, por supuesto, trae a la mesa la antigua
pregunta: ¿todo lo que es técnicamente posible, es moralmente admisible?
Estas preguntas serán profundizadas por
los espectadores casuales y por los cinéfilos más reflexivos, al tiempo que los
interesados en los avances de los efectos especiales podrán curiosear un rato
con lo logrado en esta entrega.
Muy buena descripción de la película, evitaste que fuera a gastar mi dinero en balde.
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