Por Arturo Corona Martínez
Maestro de Periodismo
Las actividades en el Centro Histórico de la Ciudad de México se detuvieron el jueves 10 de mayo, fecha importante porque se celebraba el Día de las Madres.
Los comercios cerraron, el paso libre se terminó. La gente que quería entrar al zócalo, lo hacía a través de filtros de seguridad. Todos eran revisados, prohibido entrar con botellas de agua, mochilas, paraguas.
Los vendedores ambulantes que abundan por estas calles fueron retirados. Durante 24 horas, el centro estuvo sitiado y no era para menos, Sir Paul McCartney, caballero del Imperio Británico ofrecía un concierto gratuito en el Zócalo.
Macca, como le dicen sus amigos a Paul, tomó por asalto la principal plaza de la capital, en el mismo sitio donde hace 687 años fue fundada Tenochtitlán. En lugar de abrirse paso blandiendo su espada, Paul lo hizo con su música, armado de varias guitarras, como la Höffner 550/1, que ya es tan parte de él como su corte de pelo, o su cara aniñada, a pesar de estar por cumplir 70 años de edad el 18 de junio.
Otra es la Epihone Casino, como las de George y John, o la Rickenbacker, o la Fender Jazz Bass, o una guitarra española clásica como la que usó para interpretar su composición “And I Love Her”, entre muchas otras guitarras que tocó, todas adptadas para tocar a la zurda.
Paul también blandió la guitarra original con la que grabó “Paperback writter” en los años 60 con el cuartero de Liverpool. Pero también se armó de guitarras de bajo calibre como una mandolina para tocar “Here today”, dedicada a John Lenon, o un ukulele para interpretar “Dance tonight”.
Habeis llegado a vuestro pueblo y a vuestra casa, México”, dijo Moctezuma a Hernán Cortés. Lo mismo decimos los mexicanos a nuestros visitantes ilustres, y el exbeatle no fue la excepción, recibió toneladas de aplausos, gritos, y muestras de hospitalidad chilanga, a lo que él respondió hablándoles directo: “Hola chilangos, son a toda madre”.
Algunos llegaron al zócalo desde más de 24 horas antes del concierto, otros muy temprano la mañana del jueves. Los primeros en llegar, se organizaron en bandas para defender su escaso medio metro cuadrado de los que querían ganar un espacio. Una vez instalados, soportaron dolores, calambres, los rayos del sol, algunos fueron tratados de insolación, otros se desmayaron por la falta de alimento, después vino la lluvia y luego el cielo semi despejado. Se mantuvieron con comida chatarra y tragos de agua, porque era un problema ir a los baños portátiles.
Sir Paul, llegó a México dentro de su tour “On the Run” que inició hace casi un año en el nuevo estadio de los Yankees en Nueva York. Luego de tocar en los Estados Unidos, Europa, Medio Oriente y América Latina, estuvo en Uruguay, Paraguay y Colombia, llegó a México para romper todos los records.
Tres presentaciones: estadio Omnilife de Guadalajara, Estadio Azteca en el DF y un concierto gratuito en el Zócalo. Los fanáticos de su música llenaron todos los espacios, 30 mil en el Omnilife, 70 mil personas en el Azteca, 200 mil en el Zócalo, 300 mil en total. Millones más siguieron el concierto del Zócalo por internet.
EL concierto en el Azteca |
Tres presentaciones: estadio Omnilife de Guadalajara, Estadio Azteca en el DF y un concierto gratuito en el Zócalo. Los fanáticos de su música llenaron todos los espacios, 30 mil en el Omnilife, 70 mil personas en el Azteca, 200 mil en el Zócalo, 300 mil en total. Millones más siguieron el concierto del Zócalo por internet.
En menos de dos días, su staff de técnicos, iluminadores, expertos en audio, desmontaron el escenario del Estadio Azteca y lo montaron en el Zócalo, pantallas, torres de bocinas, reflectores, camerinos, y kilómetros de cables se instalaron y nada falló, todo estaba a punto.
Poco importaron las horas de espera, las incomodidades, la sed, el hambre, todo fue recompensado en el momento en que se iluminó el escenario y salió el ídolo con un pantalón negro, un saco rojo y camisa rosa con cuello contratante blanco, botines de terciopelo con tacón y en las manos su famosa guitarra con la forma y el color de un Stradivarius.
Sir Paul y sus primeros acordes |
La fuerza de su música encantó a respetable, “Magical Mystery Tour” fue la primera de 39 “rolas” como dijo McCartney en su intenso español aprendido desde los 11 años de edad en la escuela y mejorado luego de esta gira por América Latina. Recordó: “tres conejos en un árbol, tocando el tambor, que sí, que no, que sí lo he visto yo”, repitió de su lección aprendida hace 59 años en Liverpool.
“Los chilangos son maravillosos”, dijo Paul, lo que fue muy aplaudido. Durante tres horas, no sólo los chilangos, pero cientos de personas de otros estados venidos especialmente al concierto, no dejaron de corear sus canciones, de gritar, de aplaudir de cantar a coro, el inglés no era una barrera.
Lo mismo se repetía la letra de "Ob La Di Ob La Da", que "Yesterday", “Get Back”, y sobre todo por "Hey Jude" que la gente tarareaba.“Ob La Di Ob La Da” fue el éxito del álbum blanco, basado en una frase de la tribu yoruba de Africa, que significa la vida sigue o “Life Goes On” como se dice en la letra. Sorprendió a todos al acompañarse del mariachi Gama Mil, aunque su sonido se perdía con las guitarras eléctricas y las percusiones.
Siguieron otras rolas como “My Valentine”, dedicada a su tercera esposa, Nancy de su último disco, “Kisses on the bottom”. Paul pidió seguir el video de Nataly Portman y Johnny Deep que con el lenguaje de las señas, seguían la letra.
El compositor de mayor éxito comercial en la historia de la música popular, de acuerdo con el Guiness, con 60 discos de oro y ventas de 100 millones de sencillos en el Reino Unido, emocionó a todos cuando inció “Hope of Deliverance” y dijo en español: “esta rola es especialmente para las mamacitas”.
Del grupo “The Firemen”, fundado en 1993 por McCartney, una excepcional canción “Sing the Changes”.
Pero sin duda la música de los Beatles fue la que todos esperaban oir. “Black Bird”, “Eleonor Rigby”, “Something”, “Back in the USSR”, “A day in the life”, “Hey Jude”
La fuerza de sus interpretaciones se escuchaba por las cuatro esquinas de la Plaza de la Constitución. En Palacio Nacional, el presidente Calderón se ahorró la visita al Estadio Azteca y escuchó el concierto, junto con sus cercanos. Marcelo Ebrard pendiente de la organización. Cuando se supo que el concierto que estaba programado en Chichen Itza con Paul McCartney se cancelaba, por su cercanía con las elecciones, Marcelo Ebrard se anotó un diez al traerlo al Zócalo. Nadie criticó el concierto frente a los tiempos electorales.
No hizo falta una pancarta o un anuncio del Gobierno del DF, Ebrard se mostró hábil y jaló puntos a su favor y para el PRD y AMLO.
En la ventana de un hotel del Zócalo, un joven descolgó una pancarta a alusiva Enrique Pena Nieto y al PRI, los chiflidos hicieron que la retirará. Los jóvenes no querían saber nada de los políticos, la fiesta era de ellos y de nadie más.
Durante casi tres horas Paul McCartney acompañado de su grupo: Rusty Anderson en la guitarra; Brian Ray, guitarra eléctrica, bajo, coros; Paul “Wix” Wickens, en los teclados, guitarra acústica, percusión, armónica, acordeón, coros. Abe Laboriel, el extraordinario baterista, mexicano-americano hijo de Abraham Laboriel.
Paul se despidió del público para volver con “Lady Madona” ilustrado de un video de mujeres destacadas como la Madre Teresa, Lady Diana Spencer, Marylin Monroe, y Frida Kahlo. Siguió “Day Tripper, tocada con la fuerza de la guitarra de Brian Ray y el cierre fue para “Get Back” a la que el Ex Beatle repetía: “do you want me to get back?”
No podía faltar para cerrar “Yesterday”, canción que ha sido grabada por más de 2 mil intérpretes. “Helther Skelther” pieza con enorme fuerza de rock, y cerrar con broche de oro con “The end” que termina con una frase que se ha convertido en símbolo : “And in the end, the love you take is equal to the love you give”. O dicho de otra manera “todos recogen lo que siembran”, cómo los miles de jóvenes que llegaron primero y resistieron hasta escuchar a la leyenda del rock y pop, Sir Paul McCartney.
¡Hasta la próxima! |
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Paul McCartney dijo adiós prometiendo: “hasta la próxima”, lo que dejó a todos con un buen sabor de boca. "Adiós Paul, hasta pronto", decían todos tras esta experiencia única. Valió la pena la espera y la incomodidad.
excelente artículo. Muchos más de éstos. Tu amigo Jorge Gutiérrez desde Roma
ResponderBorrarQué buena reseña del concierto de este grande de la música de todos los tiempos. Fuimos privilegiados los que pudimos verlo en vivo y sobre todo escucharlo y bailar al ritmo de tantas canciones seguidas sin descanso alguno.
ResponderBorrarExcelente crónica Arturo, para los que no pudimos estar ahí nos recrearon el concierto tus palabras...saludos con un pie en el estribo hacia Berlín, Eva
ResponderBorrarFue un súper evento-concierto. Sólo él pudo haber reunido esa multitud. Ni los Rolling Stones, ni Los Doors (quizás con Jim). No se diga un político fantoche; ni con acarreados de todo el país. La verdadera élite son los artistas, en especial los rockeros.
ResponderBorrarSaludos, Alfonso Corona Álvarez
Uno de mis artistas favorito.
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