Por Ana Lilia Echegaray Vargas:
Se habla que la industria musical como la conocimos durante décadas, ha muerto. Las compañÃas disqueras siguen en caÃda libre, y sus acciones no se recuperan. Hoy es más fácil y económico, el descargar la música en forma digital. Se ha perdido el concepto del cassette, vinil o, el último intento, el CD.
Por esto, COMA habló con el compositor mexicano David Lemus Chalé[i], con la mera intención de llegar a un entendimiento sobre esta decadencia y comprender si se creó por el medio o el medio ha decaÃdo por su mismo uso y frivolidad.
En un inicio, es importante el entender dónde se sostiene la música actual y hacÃa donde va. Y para esto, David señaló que debe hablarse de los clásicos para situar a la música actual:
"En el caso de la música o cualquier otra rama del arte, ésta depende y necesita del hombre, que éste la alimente, la desarrolle y de manera muy importante la comprenda; no importa si ésta es mediana o profunda, si se entiende en su tiempo, o como los últimos cuartetos de Beethoven , de manera tardÃa (…) Este factor resulta importante, la música además de su creación, y otras variantes como la identificación social y la habilidad del compositor de representar su idea de manera efectiva, requiere de difusión. La obra de Bach no fue reconocida por completo hasta mediados del siglo XIX cuando Félix Mendelsohn la rescató, literalmente, de baúles y evitar que quedara en el olvido".
Lo cuál plantea ahora una interrogante para el futuro de la industria, ya que si no contamos con compañÃas que promuevan la difusión del producto, no hay arte en sÃ, ya que como lo reconoce el entrevistado, “el arte debe ser apreciado y difundido”.
Si una obra permanece en la obscuridad, realmente para el mundo ésta no existe de forma alguna, y su valor estético y artÃstico va de la mano con la obscuridad en la que se encuentra.
Hoy esta industria ha sangrado lo suficiente como para perecer, hoy en dÃa el espectáculo mediático hacia ciertos artistas no es el mismo que vivieron los Beatles o en su defecto la Señorita Spears, ya que las arcas se han vaciado y no se ha obtenido una remuneración adecuada para continuar con el show. Lo que ha llevado a grandes músicos a regalar su obra, ya sea este el caso de NIN, Radiohead o los Smashing Pumpkins, lo cual no representa ningún alivio para la futura generación del medio, ya que ahora no se cuenta con el mismo apoyo que unos 10 años atrás. A lo que nuestro entrevistado opina:
"El músico aunque puede regalar su obra y difundirla con mayor rapidez, se ve envuelto en un nuevo mar de competencia. En el cual al igual que él, hay millones de artistas que se dedican a lo mismo, por lo que el cliente potencial, se ve envuelto a su vez en un mar de posibilidades. Aunque este nuevo diseño de difusión ha probado tener éxito, éste es hasta cierto punto, mascarado, por que puede ser aplicado en artistas previamente consagrados, o con el poder que aún tienen las disqueras y otros medios como la televisión o el radio. Por lo que un artista nuevo en búsqueda de reconocimiento tiene ahora una tarea mas difÃcil".
Las nuevas tecnologÃas permiten una difusión mundial, pero al mismo tiempo crea una competencia de la misma magnitud, y muchas infraestructuras actuales no pueden competir unas con las otras, ya que no existe el mismo apoyo en un barrio inglés que en uno mexicano. El talento no se discute, pero las tendencias sÃ, ya que en el afán de distinguirse de la masa, muchos grupos se comprometen con la fantasÃa de vivir el estilo de vida digno del rock and roll.
Ahora bien, ni siquiera hablemos de la música académica, ya que por su estatus de pretensión e intelecto, su público se reduce a la velocidad que se descarga el último éxito pop.
Lo que solamente puede reafirmar aquello de “evolution or death”, y crear un nuevo foro de la misma forma en la que se perdió la forma tradicional de siquiera escuchar la música, ya no trae bajo el brazo un vinil de Pink Floyd, ahora el Ipod touch gobierna nuestras vidas, y el itunes, las acomoda por artista, álbum o duración.
No debemos temer al cambio, pero si intentar rescatar lo que se logró al pasar del tiempo, sino el ver el cambio como una nueva puerta de posibilidades, y talvez analizar las últimas palabras del entrevistado: "No es secreto que aunque gracias a la globalización que internet lleva acabo, el mercado artÃstico vive una mayor competencia y los lugares para trascender se reservan para aquellos que ayudados del uso de la tecnologÃa, crean obras originales, inéditas, y llenas de valor, las cuales reflejan el ritmo y necesidades de la sociedad en turno. Que innovan con las herramientas tecnológicas de las que disponen, y que éstas no sean una lápida de su entierro”
[i] David Lemus Chalé es licenciado en música teórica y crÃtica musical por el Trinity Guildhall London.
Se habla que la industria musical como la conocimos durante décadas, ha muerto. Las compañÃas disqueras siguen en caÃda libre, y sus acciones no se recuperan. Hoy es más fácil y económico, el descargar la música en forma digital. Se ha perdido el concepto del cassette, vinil o, el último intento, el CD.
Por esto, COMA habló con el compositor mexicano David Lemus Chalé[i], con la mera intención de llegar a un entendimiento sobre esta decadencia y comprender si se creó por el medio o el medio ha decaÃdo por su mismo uso y frivolidad.
En un inicio, es importante el entender dónde se sostiene la música actual y hacÃa donde va. Y para esto, David señaló que debe hablarse de los clásicos para situar a la música actual:
"En el caso de la música o cualquier otra rama del arte, ésta depende y necesita del hombre, que éste la alimente, la desarrolle y de manera muy importante la comprenda; no importa si ésta es mediana o profunda, si se entiende en su tiempo, o como los últimos cuartetos de Beethoven , de manera tardÃa (…) Este factor resulta importante, la música además de su creación, y otras variantes como la identificación social y la habilidad del compositor de representar su idea de manera efectiva, requiere de difusión. La obra de Bach no fue reconocida por completo hasta mediados del siglo XIX cuando Félix Mendelsohn la rescató, literalmente, de baúles y evitar que quedara en el olvido".
Lo cuál plantea ahora una interrogante para el futuro de la industria, ya que si no contamos con compañÃas que promuevan la difusión del producto, no hay arte en sÃ, ya que como lo reconoce el entrevistado, “el arte debe ser apreciado y difundido”.
Si una obra permanece en la obscuridad, realmente para el mundo ésta no existe de forma alguna, y su valor estético y artÃstico va de la mano con la obscuridad en la que se encuentra.
Hoy esta industria ha sangrado lo suficiente como para perecer, hoy en dÃa el espectáculo mediático hacia ciertos artistas no es el mismo que vivieron los Beatles o en su defecto la Señorita Spears, ya que las arcas se han vaciado y no se ha obtenido una remuneración adecuada para continuar con el show. Lo que ha llevado a grandes músicos a regalar su obra, ya sea este el caso de NIN, Radiohead o los Smashing Pumpkins, lo cual no representa ningún alivio para la futura generación del medio, ya que ahora no se cuenta con el mismo apoyo que unos 10 años atrás. A lo que nuestro entrevistado opina:
"El músico aunque puede regalar su obra y difundirla con mayor rapidez, se ve envuelto en un nuevo mar de competencia. En el cual al igual que él, hay millones de artistas que se dedican a lo mismo, por lo que el cliente potencial, se ve envuelto a su vez en un mar de posibilidades. Aunque este nuevo diseño de difusión ha probado tener éxito, éste es hasta cierto punto, mascarado, por que puede ser aplicado en artistas previamente consagrados, o con el poder que aún tienen las disqueras y otros medios como la televisión o el radio. Por lo que un artista nuevo en búsqueda de reconocimiento tiene ahora una tarea mas difÃcil".
Las nuevas tecnologÃas permiten una difusión mundial, pero al mismo tiempo crea una competencia de la misma magnitud, y muchas infraestructuras actuales no pueden competir unas con las otras, ya que no existe el mismo apoyo en un barrio inglés que en uno mexicano. El talento no se discute, pero las tendencias sÃ, ya que en el afán de distinguirse de la masa, muchos grupos se comprometen con la fantasÃa de vivir el estilo de vida digno del rock and roll.
Ahora bien, ni siquiera hablemos de la música académica, ya que por su estatus de pretensión e intelecto, su público se reduce a la velocidad que se descarga el último éxito pop.
Lo que solamente puede reafirmar aquello de “evolution or death”, y crear un nuevo foro de la misma forma en la que se perdió la forma tradicional de siquiera escuchar la música, ya no trae bajo el brazo un vinil de Pink Floyd, ahora el Ipod touch gobierna nuestras vidas, y el itunes, las acomoda por artista, álbum o duración.
No debemos temer al cambio, pero si intentar rescatar lo que se logró al pasar del tiempo, sino el ver el cambio como una nueva puerta de posibilidades, y talvez analizar las últimas palabras del entrevistado: "No es secreto que aunque gracias a la globalización que internet lleva acabo, el mercado artÃstico vive una mayor competencia y los lugares para trascender se reservan para aquellos que ayudados del uso de la tecnologÃa, crean obras originales, inéditas, y llenas de valor, las cuales reflejan el ritmo y necesidades de la sociedad en turno. Que innovan con las herramientas tecnológicas de las que disponen, y que éstas no sean una lápida de su entierro”
[i] David Lemus Chalé es licenciado en música teórica y crÃtica musical por el Trinity Guildhall London.
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