Por: Jade Becerra
Practicum I
Jojutla viene del náhuatl
Xoxutla, que significa "lugar donde abunda el azul cielo" pero el 19
de Septiembre el cielo azul se convirtió en un cielo gris.
Jequelia Cuevas Álvarez
trabajaba en el registro civil del ayuntamiento de Jojutla y el martes 19 de
este mes se levantó para trabajar como ya era costumbre. Fue alrededor de las
13 horas con 14 minutos que Jequelia y sus compañeros sintieron que el piso se
movía, pasaron varios segundos antes de que decidieran dejar el edificio.
Esquivaron libros caídos y escritorios que pareciera que caminaron; pero ella y dos trabajadores más
lograron salir ilesos del edificio que se estaba cayendo a pedazos, lo que era
la Presidencia Municipal.
Pensando que estaban a salvo,
los tres trabajadores se quedaron cerca de lo que era la fachada de esta
construcción. Jequelia, por cosas del destino, decidió caminar y alejarse un
poco de lo que era su trabajo pero escuchó caer una estructura. Al voltear
se dio cuenta que una parte del reloj que estaba en el centro de la Presidencia
había caído encima de sus compañeros. Fue en este momento que su corazón se ablandó de más. El golpe al corazón fue más fuerte que cualquier construcción caida. Murió en el momento.
“A mí me sorprende la forma de
cómo terminó su vida, me sorprende porque pues de un momento para otro no puedo
concebir lo que haya pasado con ella porque me platican, yo no lo vi, que iba
con dos compañeros o compañeras a parte de ella para afuera de la presidencia
cuando desgraciadamente se vino un pedazo de construcción de arriba del ayuntamiento
o de parte del reloj, algo así,” cuenta el padre de Jequelia, Don Jesús Cuevas
López.
Pero su padre ya se había
despedido de su niña. Cinco días antes del temblor que sacudió no sólo la
tierra, también la vida de varias personas, Jequelia cumplió 47 años y su papá
por primera vez le dio un abrazo fuerte, lo que se convertiría el primero y
último.
Jequelia se sumó a los 73 muertos
que hubo en el municipio de Jojutla, junto con las dos mujeres de Marco; su
esposa e hija.
Marco Gil Vela, fotógrafo de
eventos sociales se encontraba en Cuernavaca haciendo una sesión de fotos para
unos XV años. Sus mujeres, en Jojutla, en casa de la mama de su esposa.
Dieron las 13 horas con 14
minutos y la tierra se movió, y casi como instinto Marco trató de comunicarse
con su esposa, pero las líneas estaban colapsadas, por lo que decidió regresar
a Jojutla.
En el camino Marco recibió la
llamada de su cuñada: “Te necesito aquí, se cayó la casa de mis papás, tu
esposa y tu hija están allá adentro”.
Para la sorpresa de Marco las
líneas telefónicas no era lo único que colapsó, el tráfico para entrar al
municipio se había vuelto loco. Le tomó tres horas y media llegar a Jojutla,
“como pude y con la poca batería que tenía hable con mis papás, pedí ayuda pero
ya Dios tenía sus planes.”
Después de varios intentos fallidos de un soldado, quién se convertiría en un héroe sin capa, la hija y la esposa de Marco murieron bajo los escombros.
Y sí, Dios o quién sea ya tenía
sus planes, muy diferentes a los planes de muchas personas. Estas historias son
apenas dos de las miles que existen hoy día, no sólo en Jojutla, en todo el
país. Personas se han quedado sin casa, sin familia, pero lo más importante es que México no ha perdido la esperanza ni la fuerza y sin duda ha
honrado su himno, “un soldado en cada hijo te dio”.
#fuerzaméxico
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