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miércoles, septiembre 27, 2017

El día que el cielo de Jojutla fue gris


Por: Jade Becerra
Practicum I


Jojutla viene del náhuatl Xoxutla, que significa "lugar donde abunda el azul cielo" pero el 19 de Septiembre el cielo azul se convirtió en un cielo gris.

Jequelia Cuevas Álvarez trabajaba en el registro civil del ayuntamiento de Jojutla y el martes 19 de este mes se levantó para trabajar como ya era costumbre. Fue alrededor de las 13 horas con 14 minutos que Jequelia y sus compañeros sintieron que el piso se movía, pasaron varios segundos antes de que decidieran dejar el edificio.

Esquivaron libros caídos y escritorios que pareciera que caminaron; pero ella y dos trabajadores más lograron salir ilesos del edificio que se estaba cayendo a pedazos, lo que era la Presidencia Municipal.

Pensando que estaban a salvo, los tres trabajadores se quedaron cerca de lo que era la fachada de esta construcción. Jequelia, por cosas del destino, decidió caminar y alejarse un poco de lo que era su trabajo pero escuchó caer una estructura. Al voltear se dio cuenta que una parte del reloj que estaba en el centro de la Presidencia había caído encima de sus compañeros. Fue en este momento que su corazón se ablandó de más. El golpe al corazón fue más fuerte que cualquier construcción caida. Murió en el momento. 

“A mí me sorprende la forma de cómo terminó su vida, me sorprende porque pues de un momento para otro no puedo concebir lo que haya pasado con ella porque me platican, yo no lo vi, que iba con dos compañeros o compañeras a parte de ella para afuera de la presidencia cuando desgraciadamente se vino un pedazo de construcción de arriba del ayuntamiento o de parte del reloj, algo así,” cuenta el padre de Jequelia, Don Jesús Cuevas López.

Pero su padre ya se había despedido de su niña. Cinco días antes del temblor que sacudió no sólo la tierra, también la vida de varias personas, Jequelia cumplió 47 años y su papá por primera vez le dio un abrazo fuerte, lo que se convertiría el primero y último.

Jequelia se sumó a los 73 muertos que hubo en el municipio de Jojutla, junto con las dos mujeres de Marco; su esposa e hija.

Marco Gil Vela, fotógrafo de eventos sociales se encontraba en Cuernavaca haciendo una sesión de fotos para unos XV años. Sus mujeres, en Jojutla, en casa de la mama de su esposa.

Dieron las 13 horas con 14 minutos y la tierra se movió, y casi como instinto Marco trató de comunicarse con su esposa, pero las líneas estaban colapsadas, por lo que decidió regresar a Jojutla.

En el camino Marco recibió la llamada de su cuñada: “Te necesito aquí, se cayó la casa de mis papás, tu esposa y tu hija están allá adentro”.

Para la sorpresa de Marco las líneas telefónicas no era lo único que colapsó, el tráfico para entrar al municipio se había vuelto loco. Le tomó tres horas y media llegar a Jojutla, “como pude y con la poca batería que tenía hable con mis papás, pedí ayuda pero ya Dios tenía sus planes.”

Después de varios intentos fallidos de un soldado, quién se convertiría en un héroe sin capa, la hija y la esposa de Marco murieron bajo los escombros. 


Y sí, Dios o quién sea ya tenía sus planes, muy diferentes a los planes de muchas personas. Estas historias son apenas dos de las miles que existen hoy día, no sólo en Jojutla, en todo el país. Personas se han quedado sin casa, sin familia, pero lo más importante es que México no ha perdido la esperanza ni la fuerza y sin duda ha honrado su himno, “un soldado en cada hijo te dio”.

#fuerzaméxico


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