Por Fernanda Monsiváis
Alumna de Practicum I
Es miércoles 27 de
septiembre. Ya se cumplió una semana del sismo que sacudió a México por segunda
vez en tan sólo dos semanas, y segunda vez de un sismo que afectó a muchos
desde hace 32 años. Pero es la primera vez que mi generación, los millenials, vivimos algo así. Y apenas
hoy, pude sentarme a escribir sin sentirme perdida.
PRIMERA ETAPA
Viernes 22 de septiembre
11:00 a.m. Llegábamos a la calle Juan Escutia, caminamos del bajo puente
encaminándonos hacia la zona del Parque México al centro de acopio. Cuando sobre la avenida vimos a un grupo de jóvenes con chalecos y cascos de
construcción.
Los seguimos, cruzando la
calle, entramos a la zona de la Condesa. Calles desechas, edificios afectados y
agrietados, piedras y escombros en el piso; la zona hipster, y de moda a la que tantos jóvenes van, ya no era la misma.
Fotografía de Fernanda Monsiváis. |
El grupo se detuvo frente a
un edificio, comenzaron a revisarlo por fuera, tomando fotos y viendo la
grietas, me acerqué a ellos y pude ver que eran un grupo de voluntarios. Todos
arquitectos, estudiantes de la UNAM, La Salle, y el Politécnico Nacional en
conjunto con CENAPRED (Centro Nacional de Prevención de Desastres).
Todos aportando con su
conocimiento y habilidades, detectando los edificios afectados o en peligro de
colapsar.
SEGUNDA ETAPA
Mismo día 11:30 p.m., sobre
la calle Mazatlán, en una de las esquinas; una aparente cochera con puertas
abiertas se ve como centro de acopio, y lo era; pero también, es la base de la
Brigada Rotaria de Seguridad y Rescate.
Fotografía de Fernanda Monsiváis. |
Tuve el honor de platicar con
Elia Cadena, una de las brigadistas que se encontraba en la base de mando.
Lugar dónde reciben no sólo a sus compañeros brigadistas, sino que también a
jóvenes voluntarios.
En este lugar,
afortunadamente me encontré con uno de estos jóvenes millenials, Ernesto García
de 22 años que tomo las calles como su lugar de trabajo; se convirtió en uno de
los tantos héroes sin capa entre centros de acopio, brigadistas, y zonas de
desastre con sólo sus pies y su bicicleta.
TERCERA ETAPA
12:10 p.m. Conforme
avanzábamos entre las calles, todo cambiaba. Zonas cerradas, y miles de
mexicanos llegando con donaciones o listos para ayudar dónde se necesite.
Llegamos al Parque España.
Camiones del pelotón militar
DN-III especializados en desastres estacionados sobre las calles, carpas de
centros de acopio con palas, picos, comida y diversos víveres sobre la acera.
Seguimos caminando para llegar al Parque México.
Fotografía de Fernanda Monsiváis. |
Entre las calles de la zona
uno se sentía en un desierto. Edificios desalojados y calles con fugas de gas
lograban crear un ambiente que pone a cualquiera con la piel chinita.
Fotografía por Fernanda Monsiváis. |
Caminos con mexicanos
dispuestos a todo estaban frente a nosotros, todos en una dirección, incluso el
ambiente y el olor se iba tornando lúgubre. Parece de película, el mismo camino
te va diciendo a dónde te estas acercando.
Sin saberlo llegamos a Álvaro
Obregón 286.
CUARTA ETAPA
12:36 p.m. Mi corazón sintió
una punzada, se hizo chiquito y se llenó de dolor. El edificio colapsado estaba
frente a mi. Las palabras que antes me habían dicho sobrevivientes del sismo
del 85 vinieron a mi cabeza “es muy diferente verlo en vivo y a color, a verlo
en la tele.”
Sentí como si mis ojos
después de 23 años de vida, se abrieran por primera vez y vieran la cruda
realidad de un país.
Fotografía por Fernanda Monsiváis Betrán |
La zona estaba repleta de
todo un poco. Brigadistas, militares, voluntarios, y medios de comunicación;
entre los cuales se encontraba Stephanie March, corresponsal de ABC Australian
Corporation.
Deteniéndome a platicar un
poco con ella, trate de aclarar mis ideas después del impacto que sentí y
conocer un poco sobre la perspectiva del mundo en esta situación.
Traducción:
-
Hola,
estamos cerca del Parque México y Parque España, estamos con..
-
Stephanie
March de Autralian Broadcasting Corporation.
-
¿Cuánto
tardaron en venir aquí, por qué vinieron, o bien cuál fue la razón de Australia
para mandarte aquí?
-
Tenemos
una cede en Washington D.C., vinimos desde el Miércoles después del terremoto y
la razón por la que estamos aquí es por las primeras imágenes que salieron.
Todo se veía realmente mal y pensamos que había mucha destrucción y
posiblemente muchas muertes.
Muchos
australianos vienen a México o conocen a gente de aquí y están muy preocupados
sobre lo que ocurre aquí. Es la razón por la que venimos.
-
¿Cuál
fue la perspectiva o visión que tuviste al llegar aquí?
-
Me
sorprendió el esfuerzo y la ayuda de la comunidad mexicana. Me impacto el daño,
nunca había visto edificios tan grandes destruidos. Ayer fuimos a Jojutla en
Morelos, y la destrucción ahí es increíble; nunca había visto algo como eso.
Tantas casas derrumbadas y tantas personas sin saber que hacer.
-
¿Ya han
transmitido algo fuera, a Washington, Australia o a alguna parte del mundo?
-
Si,
justo ayer pasamos la historia sobre Jojutla, dónde entrevistamos a un hombre
cuya casa había sido destruida y el se quedaba en albergues. Lo filmamos yendo
a su casa, la destrucción, a los militares y realmente fue una historia sobre
lo que estaba pasando ahí ayer.
Y
anteayer mandamos una historia de los edificios colapsados, sobre la escuela
(Rébsamen). Entrevistamos a algunos de los rescatistas y a algunos de los
voluntarios.
-
¿Tuviste
alguna retroalimentación de Estados Unidos o bien de tu país, personas que
quieren ayudar o algo?
-
Si, en
mis redes sociales mucha gente ha comentado en las fotos: “Es tan triste, mi
corazón late por las personas de México”, muchas personas preocupadas, porque
realmente todo luce mal. Así que la gente ha sido muy empática y el ministro de
Australia dijo que mandara dinero al país para ayudar.
-
Gracias,
y gracias por ayudar y mandar toda la ayuda posible.
-
Gracias
a ti.
QUINTA ETAPA
1:20 p.m. Frente a las carpas
de la familias que esperan con ansias alguna noticia de sus familiares,
voluntarios de la facultad de psicología del IPN trabajan y ayudan con apoyo
psicológico al lado de la UNAM y la UVM. Como es el caso de Roberto Ariza,
egresado del CICS UST del Instituto Politécnico Nacional.
SEXTA ETAPA
1:50 p.m. Mi corazón sintió
por segundos alegría, encontré a conocidos, a la segunda familia que me ha
acogido por muchos años, personas pertenecientes a Familia Misionera.
Organización que se encarga de ayudar a diversas comunidades en el país y que
en esta ocasión presenta un tipo de ayuda diferente, la espiritual.
Fotografía por Fernanda Monsiváis. |
Jóvenes de preparatoria y
universidad con playeras de Familia Misionera, se encargan de sacarle plática a
las familias de afectados para distraerlos un rato. Y así mismo llevan a
sacerdotes que apoyan a las familias en espera si es lo que desean para
platicar, o bien para oficiar una misa en plena avenida cerrada para quienes
sean creyentes y se estén agarrando de su fe para salir adelante.
Una de las tías de un joven
que estaba aún atrapado entre escombros, agarró una de las imágenes que los
chavos le dieron, rezó fervientemente durante la misa y mostró su fe con
palabras que nunca se irán de mi mente, “si Dios trajo al padre a nosotros, yo
sé que después de esto, lo voy a encontrar, él va a estar vivo”.
Me dí cuenta que la ayuda se
presenta de diversas formas, física como la que dan los brigadistas (tanto
mexicanos como de otros países), en especie con donaciones, o bien espiritual
sin importar de dónde seamos o nuestras creencias. Todos necesitamos de ese
pedacito de paz, y todos somos iguales, todos somos mexicanos.
Fotografía por Fernanda Monsiváis. |
SÉPTIMA ETAPA
Regresamos al hoy, miércoles
27, 7:20 p.m. Cada imagen que viví y
sentí regreso a mí. El corazón aún pesa, pero este país que tanto he aprendido
a amar me esta demostrando que somos fuertes y que juntos lo podemos todo.
Esta situación que vivimos
los mexicanos nos ha enseñado de diversas formas. A ver por el de junto y no
pasarnos de largo, ser amables y aunque sea brindar una sonrisa; ya que no
sabemos el bien que ese simple gesto le este haciendo a alguien más.
A los jóvenes nos dejó ver el
México del que nuestros papas hablaban. El país solidario, unido y fuerte.
Entendimos que significa vivir una destrucción de tal magnitud, sentimos que no
es justo que existan personas que pasen dos veces por lo mismo y que tanto
dolor regrese a ellos una vez más.
Todas y cada una de las
etapas que trate de ilustrar tienen una cosa en común, amor, fuerza y
solidaridad.
Muchos no entendemos como la
vida cotidiana puede seguir, cuando todavía hay mucho que hacer. Y ese es el
trabajo pesado que a nosotros los jóvenes y a todos los mexicanos nos toca
tomar en brazos, levantar a México, no soltarlo y darle todo.
-->
#FUERZAMÉXICO
Excelente crónica, buen trabajo periodístico.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderBorrarMuy buena crónica, está muy interesante y me gustó mucho cómo esta escrito.
ResponderBorrarme gustó mucho, buena información!
ResponderBorrar