Por: Carlos Sagaón Ruiz.
Prácticum
¿Qué es la democracia participativa?
Los comicios
celebrados el pasado 1ro de julio de 2018 endurecieron la tendencia
izquierdista en nuestro país, a través del histórico fenómeno encabezado por el
hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. Al poco tiempo de
habérsele otorgado el título de “Presidente Electo”, el tabasqueño popularizó
un término político que está cobrando mucha fuerza en nuestro país: La
democracia participativa. Mucho se ha dicho respecto a ella y al impacto que
tendrá a largo plazo en el sexenio estelar de la cuarta transformación. Pero…
¿Qué es la democracia participativa?
México se rige bajo
un sistema de democracia representativa. No obstante, existe una variante de
este sistema, a menudo impulsada por la política izquierdista a nivel
internacional, conocido como democracia participativa, donde el pueblo tiene
opinión en las decisiones que originalmente corresponden a la administración
pública.
Siguiendo la faceta
de líder izquierdista, López Obrador, en calidad de Presidente Electo, se valió
de este concepto para sustentar sus famosas Consultas Ciudadanas. La primera de
ellas definió el futuro del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de
México. Con poco más de 1 millón de votos registrados, se decidió la
cancelación del mismo, a pesar de ya haber iniciado su construcción, trayendo
repercusiones económicas mayúsculas inmediatas y a largo plazo.
La segunda consulta
sometió a votación un total de 10 iniciativas propuestas por el victorioso
Obrador, entre las que destacan la construcción del Tren Maya, la refinería en
Dos Bocas, Tabasco; entre otros. La participación de la ciudadanía fue, según
datos del periódico El Financiero, un 16% menor con respecto a su antecesora.
Recordemos que,
como está establecido en el artículo 35 constitucional, los mexicanos tienen
derecho a participar en procesos electorales siempre y cuando cuente con la
edad. No obstante, no se permite la organización de consultas ciudadanas ajenas
a las encabezadas por el órgano electoral reconocido (En este caso, el
Instituto Nacional Electoral). Esto quiere decir que, si nos sujetamos a lo
establecido, estas consultas ciudadanas de Andrés Manuel López Obrador son
anticonstitucionales, si consideramos que las encabezó bajo el mote de
“Presidente Electo.
El Presidente señaló
también que, al asumir el cargo de Presidente Constitucional, reformaría el
artículo 25 para permitir las consultas participativas a toda la ciudadanía. Actualmente,
el nuevo Gobierno, con más de un mes en funciones, no ha vuelto a mencionar el
tema de la reforma al artículo constitucional que haría válidos todos estos
ejercicios espontáneos. Sin embargo, las consultas ciudadanas continúan entre
los planes del nuevo presidente de México. Tan sólo en la rueda de prensa
realizada el pasado 15 de enero, López Obrador reincidió en su propuesta de
someter a consulta un posible juicio a ex presidentes, sin especificar una
fecha, pero volviendo a levantar una marea de especulaciones e incertidumbre
política.
Mientras tanto, la
Cuarta Transformación continúa elevando las expectativas de los afines al nuevo
Gobierno, mientras incrementa también el temor o el desagrado de aquellos que
desde el inicio se mostraron renuentes al cambio.
Hasta hoy, todo se
sigue reduciendo a una palabra: Incertidumbre.
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