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viernes, febrero 07, 2025

El costo de una fotografía

Por: Valeria Juárez, Emma Fernández, David Chávez Lenguajes Periodísticos

. Una foto habla más que mil palabras

. La trágica historia detrás de "EL Buitre y la niña"

Una imagen puede cambiar la percepción del mundo en un instante. Algunas fotografías trascienden el tiempo y se convierten en símbolos de crisis humanitarias, despertando conciencia y generando debates morales. "El Buitre y la Niña", tomada por Kevin Carter en Sudán, no solo expuso la brutalidad del hambre, sino que también marcó el destino de su autor, sumergiéndose en una espiral de angustia y culpa.

La imagen que despertó conciencias y críticas

Desde su invención en el siglo XIX, la fotografía ha evolucionado como un medio crucial para documentar la historia. Louis Daguerre y William Henry Fox Talbot fueron pioneros en este arte, permitiendo la captura de momentos con precisión. Con el tiempo, la fotografía se convirtió en una herramienta esencial del periodismo, exponiendo injusticias y sirviendo como testimonio visual de la realidad. Durante el siglo XX, el fotoperiodismo se consolidó como un medio clave para transmitir información de impacto, permitiendo que imágenes como la de Carter generarán cambios sociales.

En marzo de 1993, Kevin Carter viajó a Sudán para documentar la crisis humanitaria que devastaba el país. Fue allí donde capturó la imagen de una niña desnutrida, desplomada en el suelo mientras un buitre la acechaba. La foto fue publicada por The New York Times y generó una reacción inmediata. Mientras algunos la consideraron una denuncia poderosa, otros criticaron al fotógrafo por no intervenir directamente para salvar a la niña. La imagen conmovió al mundo, provocó un debate sobre la ética del fotoperiodismo y llevó a una mayor conciencia sobre la crisis alimentaria en Sudán. La controversia se amplificó con la concesión del Premio Pulitzer en 1994, lo que puso a Carter en el ojo público y aumentó la presión sobre su salud mental.

Kevin Carter fue un fotoperiodista nacido el 13 de septiembre de 1960 en Johannesburgo, Sudáfrica. Se destacó por capturar imágenes impactantes sobre la violencia y la injusticia durante varios conflictos en África.

El reportero gráfico 


Vivió en Sudáfrica y trabajó principalmente en zonas de guerra y crisis humanitarias. Formó parte del Bang-Bang Club, un grupo de reporteros gráficos que documentaban la brutalidad de la segregación racial en Sudáfrica de los años 90s, conocida como Apartheid.

A través de sus fotos, Carter buscaba retratar la cruda realidad del sufrimiento humano, con la esperanza de generar conciencia mundial sobre las injusticias y crisis sociales. Sin embargo, el impacto emocional de su trabajo lo afectó demasiado, y en 1994, a sus 33 años, se quitó la vida.

Además del gran impacto emocional que ocasiona su trabajo para él al ser testigo de múltiples muertes brutales, ejecuciones y sufrimiento extremo. Kevin Carter en su vida personal se enfrentaba a varios problemas.

En acción durante una protesta contra el Apartheid

Las deudas comenzaron a acumularse. Carter también comenzó a deprimirse mucho por su situación financiera y uno de sus amigos y compañeros más cercanos, Ken Oosterbroek, fue asesinado en un tiroteo en Sudáfrica, lo cuál solamente empeoró su situación emocional y lo llevó a buscar una salida en las drogas para intentar sobrellevar el dolor.


Los riesgos diarios de un fotógrafo 

“La niña y el buitre”; generó una gran controversia debido a que, a pesar de darle un Premio Pulitzer, también recibió duras críticas hacía su persona y su humanidad, acusándolo de ser un “buitre” por capturar esta fotografía en lugar de ayudar a la niña mostrada en la fotografía. Esto lo llevó a sentir una gran culpa y cuestionar su trabajo, ya que sentía una gran culpa a pesar de sí haber ayudado a la víctima después de tomar la fotografía, ignorando las instrucciones que se les da a los fotógrafos de no tocar a las víctimas por riesgo a enfermedades.


Carter antes de quitarse la vida por intoxicación con monóxido de carbono en su auto, dejó una nota de suicidio en la que escribió: 

"Realmente lo siento. El dolor de la vida anula la alegría hasta el punto en que esta no existe. Deprimido, sin teléfono, sin dinero para la renta, para la manutención de mi hijo, para las deudas. Dinero. Estoy atormentado por los vívidos recuerdos de los asesinatos, cadáveres, enojo e ira. De los niños hambrientos o heridos. De los locos que sonríen cuando disparan, la policía, los verdugos. Me voy a reunirme con Ken si tengo suerte".


https://apertura.cl/tienda/module/ph_simpleblog/module-ph_simpleblog-single?sb_category=cultura&rewrite=kevin-carter-el-fotografo-que-gano-el-pulitzer-y-luego-se-suicido&srsltid=AfmBOoriocQjkHEkHvWz6N9tpOd38PVlHSKhnpqHOD5vElZZl_PKwpBr

Este caso muestra un conflicto entre lo que Kevin Carter debía hacer como periodista y lo que sentía como ser humano. Como persona, lo normal sería ayudar a la niña de inmediato, ya que su situación era muy grave. Sin embargo, como fotoperiodista, su trabajo era capturar lo que estaba pasando para mostrarle al mundo la crisis en Sudán. Al final, su foto logró crear conciencia global sobre la hambruna y la miseria en la región, lo que, en cierto modo, fue una forma de ayudar a largo plazo.

No obstante, Carter pasó 20 minutos admirando la escena antes de capturar la fotografía para poder tener la toma perfcta. Este hecho intensifica el debate ético: ¿ese tiempo pudo haberse utilizado para asistir a la niña en lugar de esperar el momento perfecto para la imagen? Tras tomar la foto, Carter sí intervino, espantando al buitre, pero no podía hacer mucho más debido a las normas sanitarias impuestas a los periodistas en zonas de crisis.

Desde el punto de vista de la comunicación, la imagen cumplió su propósito de denunciar una realidad alarmante, pero también dejó en evidencia los límites de la labor periodística. Un fotoperiodista informa, pero no reemplaza el trabajo de las organizaciones humanitarias. El problema no fue solo la decisión de Carter, sino la falta de acción del mundo tras ver la imagen. En este sentido, la fotografía logró su objetivo, pero la respuesta global no fue suficiente para generar un cambio real.

En conclusión, la fotografía de Kevin Carter mostró una realidad desgarradora y cumplió con su función de crear conciencia global sobre la crisis en Sudán. Sin embargo, esto no exime de la reflexión sobre la responsabilidad que recae en todos nosotros una vez que se nos presenta una problemática. Aunque la foto fue clave para mostrar la tragedia, la falta de acción de la comunidad internacional después de verla muestra que no hubo una respuesta adecuada a la crisis.

El trabajo de un fotoperiodista es mostrar la realidad, pero no es el único responsable de cambiar las cosas. En este caso, la foto logró llamar la atención del mundo, pero el verdadero reto es ver qué se hace después de saber lo que está pasando. Así que, aunque Carter hizo su trabajo, el gran problema sigue siendo la falta de acción después de que la gente se enteró de la crisis.

Referencias:

Colorado, O. (2024, 10 febrero). Kevin Carter, la niña y el buitre. Oscar En Fotos. https://oscarenfotos.com/2019/06/17/kevin-carter-la-nina-y-el-buitre/ 

La Nación. (2022, 10 de febrero). El buitre y la niña: La trágica historia del fotógrafo que conmovió al mundo. La Nación. https://www.lanacion.com.ar/lifestyle/el-buitre-y-la-nina-la-tragica-historia-del-fotografo-que-conmovio-al-mundo-nid10022022/


1 comentario:

  1. Finalmente, Kevin Carter contribuyó a aliviar el sufrimiento de miles de niños como el de su famosa e icónica foto.

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