Por Jesus Eduardo Romero Torres
Alumno de Prácticum I
Una mujer boliviana, de origen quechua, fue acusada por sus
hijos de cinco y tres años de haber “asesinado a su esposo”. No hablar español
fue su mayor delito ante la Justicia argentina.
Esta
es la historia de una joven indígena de origen quechua llamada Reina Maraz
Bejarano. Ella había nacido en un pueblo lejano de Bolivia conocido con el
nombre de Avichuca, un lugar de tierra dura y seca en donde “sólo Dios sabe lo
que pasa ahí”.
Cuando
cumplió 15 años, Reina conoció al hombre cuya muerte le llevaría a estar presa
durante seis años, en una cárcel de Buenos Aires, Argentina. Límber Santos se
llamaba. Era un hombre violento, maltratador, ebrio y malgastado. Ella formó
una familia con él.
Con
el paso del tiempo, la dura vida del campo los obligó a mudarse a Buenos Aires
en busca de un mejor futuro. Límber amenazó a Reina que, de negarse a ir con
él, ella nunca volvería a ver a sus hijos. Sus dos amores, sus dos guaguas:
Kevin y Fermín.
A su
llegada a Argentina en el año 2010, Reina tuvo que soportar los insultos y
maltratos de la familia de su esposo. Su suegro, el padre de Límber, abusaba
físicamente de ella. La joven indígena extrañaba su natal Avichuca, intentó
regresar, pero le quitaron sus papeles.
Tiempo
después se mudaron a otra casa. Límber no dejaba de embriagarse y golpear a
Reina. Sin embargo, pedir ayuda fue inútil. Ella no hablaba español. Y aunque
supiera hacerlo, en Argentina los indígenas son víctimas de discriminación,
racismo e impunidad, ella simplemente hubiera pasado desapercibida. Su único intérprete-traductor
era su desgraciado esposo.
Una
noche, Límber no regresó a casa. Pasaron muchos días y el poco dinero que
había para comprar alimentos se terminó. Desesperada, Reina acudió a la policía
para tratar de dar aviso sobre la desaparición de su marido.
En la comisaría, Kevin y Fermín, de 5 y 3 años, dijeron que
su madre había asesinado a su padre. Bajo ese testimonio, el Tribunal de
Casación Penal de La Plata condenó a Reina a cadena perpetua.
“Mana parlayta atiqtiychus, boliviana kaptiychus chayjinata.
Wisk'ay kuwarqanku nini” (¿Por qué me
encerraron? ¿Es porque no sé hablar español? ¿Es porque soy boliviana?), decía
en quechua.
Al año
de encerrada, la periodista boliviana Nathalie Iriarte se enteró de la triste
situación de Reina. Una “supuesta criminal” en cuyo proceso legal nunca contó
con los servicios de un traductor de quechua. Entonces, ¿cómo sabía la justicia
argentina que ella era culpable?
El
escándalo no se hizo esperar. Tuvo que intervenir la Comisión por la Memoria, organismo defensor de los derechos humanos
en Argentina, y cuya dirección corre a cuenta de Adolfo Pérez Esquivel, Premio
Nobel de la Paz.
Los meses se fueron corrieron como el agua desde su
encierro. Aunque la comisión se esforzó por liberar a Reina, ella siguió tras
las rejas. No contento, el destino le jugó otra de las suyas: dar a luz en la
cárcel.
Abigail Maraz Bejarano, su tercer bebé, nació entre los
barrotes de la Unidad 33 de Los Hornos, en La Plata, Argentina.
Fue hasta diciembre del año pasado, después de casi seis
años de encierro, cuando la situación de Reina tomó un giro inesperado. La
Comisión por la Memoria había logrado absolverla y declararla inocente por
falta de pruebas. De acuerdo con su defensor, José María Mastronardi, no hubo
pruebas fehacientes del asesinato de Límber a manos de Reina.
La declaración de Kevin y Fermín “fue sin presencia de
psicólogas, sin lenguaje simbólico, sin el juego del niño, duró sólo 20
minutos y fue con un método inductivo”, dijo la Comisión Provincial por la
Memoria (CPM).
“Saludo con respeto a ustedes”, dijo Reina en un precario
español durante su primer encuentro con los medios de comunicación. “Yo
soy de Avichuca, Bolivia. A mí me trajo de allá mi marido, tenía dos hijos
chiquitos. Mi marido fue asesinado, me echaron la culpa a mí y me llevaron a
la cárcel”.
Fuentes:
http://cultura.elpais.com/cultura/2017/03/31/actualidad/1490928771_823845.html?id_externo_rsoc=FB_CM
Es una injusticia que le arrebaten sus derechos a una mujer por no poder hablar un idioma. Es horrible lo que le pasó a esa señora, y el mundo debería de darse cuenta de lo mal que están haciendo en este caso.
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