MarÃa Bescós RodrÃguez
Practicum 1
Se que mi condición ha causado, dolor, peleas, angustia, enojo y preocupación en la gente que me ama, pero no todos mis dÃas son malos, tengo unos muy buenos, tanto que hasta podrÃa parecer que soy una joven normal sin autismo a la que le queda toda una vida por delante para cumplir sus sueños, ser independiente, encontrar el trabajo que siempre quiso, casarse y formar una familia, pero eso es solo un espejismo, algo por lo que mi mamá habÃa llorado tantas noches en las que creÃa que nadie la escucha y a pesar de todas esas lágrimas que habÃa derramado por mi culpa, se que nadie jamás me va a querer como ella que puso toda su vida en segundo plano para esforzarse el doble en cuidarme, amarme y educarme de lo que lo tuvo que hacer con mis hermanos, estoy en una deuda eterna con ella y a pesar de que sabÃa que jamás le podre pagar, cada dÃa que pasaba era como si me quisiera más y más, es amor infinito…
Sentimientos, en alguno de mis dÃas buenos le pregunté a mi hermano que eran, su respuesta fue, “son todo, están en todos lados, no los puedes ver pero los puedes sentir, amor, enojo, envidia, alegrÃa, tristeza… concéntrate Andrea y estoy seguro de que tu los verás”. Y asà fue, cuando estoy bien y soporto la cercanÃa de la gente es como si los pudiera ver como una luz de color que rodea a la persona, rojo para amor, azul para tristeza y asà con todos, seguramente van a creer que es una tonterÃa que es parte de mi condición pero lo que a mi me gusta pensar es que es parte de mi misión en este mundo extraño, para mi es parte de lo que soy.
Básicamente esto es lo que soy, alguien que busca desesperadamente poder sentir como los demás y aquà es donde mi historia comienza a ponerse interesante, en mi profundo deseo llegó a mi algo que de haber sabido no habrÃa deseado sentir, mi ancla, mis ojos, mis manos, todos mis movimientos, la persona que me ayudaba a todo dejo de existir, para dejarme en este mundo en el no soy bien recibida, en el que solo obtengo miradas de lástima, suspiros y comentarios en voz baja.
Recuerdo el dÃa en que me enteré, realmente no me di cuenta de lo que estaba pasando porque ese dÃa yo no estaba muy presente, llego Javier, el mayor de mis dos hermanos, y me sentó en la sala, lloraba, empecé a entrar en pánico, la tristeza es uno de los sentimientos que no logro procesar sin sentirme incómoda cerca de él. “Andrea…” casi no podÃa hablar su voz era tan baja que apenas entraba en mi muralla interior, yo estaba tan desconcentrada que no entendà lo que me dijo, por lo que no fue hasta dos semanas después que desperté de mi maldición y me di cuenta de que faltaba alguien, empecé a gritar “¡Mamá! ¡Mamá!” nada, no obtuve respuesta, nadie acudió a mi rescate en mi desesperación comencé a lanzar todo lo que tenÃa a mi alcance y de pronto la puerta se abrió sentà paz, claramente, yo la esperaba a ella pero para mi desgracia era Javier, “Mamá, tu no, mamá” lágrimas de su parte fue lo que recibà como respuesta, me invadió otra necesidad de gritar, “Andrea, mamá ya no esta con nosotros” como podrás imaginar no entendà nada de lo que me estaba diciendo, “¿Dónde esta?” ahà estaba otra vez esa mirada que me llevaba acosando desde el dÃa que nacà pero que nunca habÃa sentido de parte de mi familia, lástima, “tuvo un accidente, ya habÃamos hablado de esto” yo seguÃa sin abrirme “¿Cuándo va a regresar?” se sentó, se veÃa tan cansado, como si su cuerpo no aguantara su propio dolor, “no va a regresar, ya no esta en la Tierra, se fue al Cielo, donde esta preparando todo para cuando nos toque acompañarla”. Algo ajeno se despertó en mà ese dÃa, me dolÃa en pecho, no era más profundo, me cortaba la respiración, grité para que hicieran que parara pero no entendÃan lo que me pasaba, cómo iban a hacerlo si ni yo misma sabÃa.
Después de haberlos buscado tanto llegaron a mà de la forma menos esperada y más difÃcil de afrontar, uno por uno, de golpe, sin saber que eran, comenzó el enojo, lo único que podÃa pensar era como se habÃa atrevido a dejarme cuando sabÃa lo mucho que la necesitaba. Mi mayor preocupación en ese momento, por muy banal que suene, era quien me iba a peinar, tenÃa todo el pelo enredado, mis hermanos y mi papá no servÃan para eso, un poco egoÃsta de mi parte ¿no crees? De todo lo que estaba mal en ese momento a mi lo único que me afectaba era la forma en la que me estorbaba mi pelo, si admito que esta mal, pero en realidad cómo vas a juzgarme si yo nunca me imagine que mi madre me iba a faltar para ese pequeñÃsimo detalle en mi vida.
El segundo llego a mi de una manera más humana, fue la tristeza, empecé a notarlo cuando sin saber porque sentÃa la cara empapada, ¿qué era aquello que me nublaba la vista y hacia que me dolieran los ojos? Lágrimas y sin saber porque o que me habÃa dado el poder de adquirirlas ellas habitaban en mi, y como una bala me atravesó la idea de que estaba sintiendo, sentÃa como cualquier otra persona, esto me hacia más normal de lo que jamás habÃa sido. Un cambio se estaba empezando a notar en mi, todos los que me conocÃan lo suficiente podÃan verlo, mis ausencias empezaron a disminuirse y mi concentración incrementó, claro que seguÃa (y sigo) teniendo problemas con la cercanÃa de la gente pero fuera de ello hasta yo podÃa percibir el cambio, a mi manera claro está.
Felicidad, eso fue lo que sentà cuando me di cuenta de lo que me estaba pasando, a pesar de que estaba triste por mi madre, una gran luz se apoderó de mi, y ésta me ayudaba a pasar mis tristezas y preocupaciones nuevas.
Y por último amor, el más importante de todos los sentimientos llegó a mÃ. Amaba, amaba a mi madre, a mis hermanos y a mi papá, pero en ella concentraba la mayorÃa de este nuevo estado, pero debido a las circunstancias y a falta de mamá, mi siguiente paso fue el que más conmovió a mi rota familia. Estamos cenando y de la nada mi padre comenzó a llorar y lo que paso a continuación fue toda una revelación para todos, para mi inclusive, el recuerdo esta un poco borroso ya que gran parte de mi concentración iba dirigida a la luz azul que desprendÃa mi papá, mucho más intensa la de mis hermanos, me levante de mi silla y me acerque a mi él y simplemente lo abracé, fue algo rápido apenas y lo sentà pero era la primera vez que hacia algo asÃ, claro que me habÃan abrazado antes pero sin que yo moviera un dedo para que sintiera la persona que habÃa algún tipo de normalidad en mÃ, seguramente te sonará a fantasÃa pero en realidad esto cambio todo, nuestra convivencia pasó de ser un ambiente hostil a la normalidad en la que habÃamos crecido, era como si mamá hubiera regresado y acomodado el caos en el que estábamos viviendo, la luz de todos se convirtió en un tono mucho más alegre sin ser el amarillo tÃpico de la felicidad pero ya no me lastimaba estar cerca de ella.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario