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sábado, enero 16, 2021

El Mar de las Pandillas Contra la Madre Salvavidas

 Antonio Vairo 

 Periodismo 1

El Salvador es un país el cual ha sido profundamente afectado por el fenómeno social de las pandillas, conocidas por Las Maras, las cuales han drenado el futuro pues se alimentan del pueblo, desequilibran la sociedad con violencia, y se renuevan con el reclutamiento de jóvenes, lo cual ha sido un serio conflicto para El Salvador y su crecimiento en todos los sentidos

En esta ocasión la Revista Coma tuvo la oportunidad de entrevistar a Elizabet, madre salvadoreña de cuatro hijos, y cuya historia nos refleja un poco de lo que las familias viven día a día. Además de enfrentarse a los mismos problemas que toda familia normal vive, debe también luchar contra las pandillas que en su caso esta literalmente a la vuelta de cada esquina.

La historia de Elizabet se enfoca en su hijo menor Adolfo, de 19 años de edad.  Ella nos cuenta cómo empezó todo, y en este caso el primer villano de su historia como el de muchas otras familias salvadoreñas es el alcohol. Adolfo comenzó a beber desde los 14 años, y creó un mal hábito. Salía a tomar con sus amigos, los cuales no eran pandilleros, y a pesar de no estar de acuerdo con esto Elizabeth estaba tranquila puesto que sabía que ellos eran buenos niños.  Sin embargo, ese día Adolfo no regreso a la casa, ella decidió salir a buscarlo, y a pesar de recorrer todo el cantón, no logro encontrarlo. Elizabet nos cuenta como su angustia iba creciendo cada momento que no lo encontraba. Hasta que por fin encontró a sus amigos. Elizabet noto al instante que Adolfo no estaba con ellos y les preguntó sobre su paradero. Ellos le dijeron que se había retirado con unos hombres del cantón de al lado. Ella comprendido que en ese punto no había mucho que hacer, él podría estar en cualquier parte y además se sabía que su compañía no era buena pues estaba con un hombre llamado “el Baby” conocido pandillero de la zona. Por lo que, sin opción, decidió regresar a casa. Elizabet nos cuenta que en ese momento sentía una impotencia descomunal, “Me sentí encarcelada en mi ropa casa” dijo. Por lo que su única salida en ese momento fue la oración, llamó a todos los que se encontraban en casa y juntos se pusieron a rezar puesto que temían lo peor. Y pronto regresó Adolfo, sin embargo, llegó muy ebrio, Elizabeth nos dijo que ella decidió no decirle nada puesto que él no estaba en su mejor estado.


Diario El Mundo/Foto Ilustrativa

A la mañana siguiente ambos hablaron sobre lo sucedido, pero Adolfo no fue muy receptivo a las palabras de su madre. Apenas unos días después llegaron por él a su casa y de nuevo se lo llevaron a tomar. En este momento Elizabet se encontró con la madre del jefe de la pandilla local, el cual está en la cárcel. Ella supo los pasos en los que el baby está induciendo a Adolfo, advirtió a Elizabet que la tercera vez que salga con el baby regresará como un pandillero si acepta sus términos o regresará en forma de cadáver si no hace lo que le dicen. Elizabet nos contó que en ese momento sintió el corazón en la garganta y vio los problemas que se le avecinaban a su hijo más joven y a su familia. Cuando Adolfo regreso a su casa, Elizabet le dijo lo que estaba en juego si seguía saliendo con esos hombres. Elizabet nos dijo que en este momento su hijo entendió la gravedad del asunto. Vemos como las pandillas reclutan a los jóvenes ofreciéndoles cosas que más desean, y sin darse cuenta se encuentran en un callejón sin salida. Sin embargo, esta no fue el caso de Adolfo, su madre actuó rápido y habló con su hermana, inmigrante y residente en los Estados Unidos. En ese momento la familia tomó la decisión de mandar a Adolfo a Estados Unidos, para que lograra escapar de ese callejón sin salida al que había sido inducido por el baby y su pandilla.

Es de aclarar que este hombre alias el baby es parte de una de las dos pandillas principales que rigen El Salvador, que son la 18 y la salvatrucha, sin embargo, Elizabet prefirió no especificar a cuál pandilla pertenece por cuestiones de seguridad.

Para Elizabeth lo más doloroso fue despedirse de su niño y dejarlo ir en un abrir y cerrar de ojos. Ella nos platicó lo poco que sabe del viaje que emprendió Adolfo hacia os Estados Unidos junto a otras tres personas. Habló de como pasar las fronteras con Guatemala y México y el reto de llegar hasta la frontera estadounidense. El “coyote” el cual se encarga de guiarlos por el camino, los deja solos con un teléfono y un mapa y ellos deben cruzar a Estados Unidos solos, al otro lado los esperará un hombre que los recibirá, después de un camino de ocho horas. En un punto avanzado del tramo migración comenzó a seguirles el paso, por lo que se separaron en grupos de dos personas, Adolfo y otro joven se quedaron con el teléfono, y las otras dos personas con el mapa. Ellos siguieron el camino hasta que escucharon gritos, según Elizabet, Adolfo había interpretado esto como una señal que los otros inmigrantes habían sido capturados por migración, por lo que sin dudarlo se tiraron a unos arbustos grandes que además tenían espinas, esto para esconderse, y allí se quedaron a dormir. A las 4 am le cae una llamada al teléfono, era el hombre que los esperaba al otro lado, y les dijo que debían avanzar. Sin más Adolfo y su compañero se pusieron en marcha, y lograron llegar con suerte al lugar designado. Él lo llevo a la casa de su tía la cual debía pagar la segunda parte del dinero acordado si quería que Adolfo le fuera entregado, de no ser así, lo llevarían a migración para que fuese extraditado. Elizabet nos cuenta esta historia con lágrimas en los ojos, tuvieron sacrificar mucho, arriesgar la vida de su hijo en un camino difícil hacia Estados Unidos, alejarse de el sin saber cuándo podrán volverlo a ver, y siendo una familia humilde se ven obligados gastar más de 12,000 dólares, lo cual los deja endeudados en un país cuyo salario mínimo es 249 dólares, y teniendo que mantener a su familia que sigue aquí.  Sin embargo, nos dice “Todo ese sufrimiento y angustia que pase como madre, y que afecta nuestra familia profundamente, vale toda la pena, pues mi hijo tiene un futuro superior a ser un asesino o un ladrón que vive en vicios, y cuyo único final es la cárcel o la muerte, hoy mi hijo se aleja de esa realidad, y abre su panorama a un nuevo futuro”.

Al preguntarle que es de Adolfo hoy, ella nos habla con alegría como tienen trabajo y vive feliz con su tía, la cual “lo tiene bajo régimen militar”, dijo en son de broma. Y cuando se le preguntó sobre cómo vivió la pandemia, ella nos dijo que en un principio estaba muy preocupada por él, por su salud y por no tener oportunidad de ingreso. Sin embargo, admitió que la aflicción no le duró mucho, pues Adolfo ha logrado seguir trabajando en una cadena de comida rápida Subway, por lo que ha tenido ingresos para sobrevivir la contingencia, y que además no se ha contagiado, lo cual ha servido de gran alivio para esta madre salvadoreña que ha pasado por tanto en los últimos años.

Elizabet es una de miles de madres que pasan por situaciones parecidas en El Salvador.  Ella incluso admitió haber tenido suerte, pues su hijo logro escapar las garras del monstro que ha estado asechando a el salvador en las últimas décadas. Muchas madres no han tenido esa suerte. Puesto que para una madre es mejor tener a su hijo a miles de kilómetros de distancia con la certeza que está bien, a tenerlo a la vuelta de la esquina, pero en un ataúd.

***


      

©ACNUR/Roger Arnold

1 comentario:

  1. Excelnte nota, la información es muy interesante y la historia es realmente cautivadora.
    Muchas Felicidades.

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