Antonio Vairo
Periodismo 1
El Salvador es un
paÃs el cual ha sido profundamente afectado por el fenómeno social de las
pandillas, conocidas por Las Maras, las cuales han drenado el futuro
pues se alimentan del pueblo, desequilibran la sociedad con violencia, y se
renuevan con el reclutamiento de jóvenes, lo cual ha sido un serio conflicto
para El Salvador y su crecimiento en todos los sentidos
En esta ocasión la Revista Coma tuvo la oportunidad de entrevistar a Elizabet,
madre salvadoreña de cuatro hijos, y cuya historia nos refleja un poco de lo
que las familias viven dÃa a dÃa. Además de enfrentarse a los mismos problemas
que toda familia normal vive, debe también luchar contra las pandillas que en
su caso esta literalmente a la vuelta de cada esquina.
La historia de Elizabet se enfoca en su hijo menor Adolfo, de 19
años de edad. Ella nos cuenta cómo
empezó todo, y en este caso el primer villano de su historia como el de muchas
otras familias salvadoreñas es el alcohol. Adolfo comenzó a beber desde los 14
años, y creó un mal hábito. SalÃa a tomar con sus amigos, los cuales no eran
pandilleros, y a pesar de no estar de acuerdo con esto Elizabeth estaba
tranquila puesto que sabÃa que ellos eran buenos niños. Sin embargo, ese dÃa Adolfo no regreso
a la casa, ella decidió salir a buscarlo, y a pesar de recorrer todo el cantón,
no logro encontrarlo. Elizabet nos cuenta como su angustia iba creciendo cada
momento que no lo encontraba. Hasta que por fin encontró a sus amigos. Elizabet
noto al instante que Adolfo no estaba con ellos y les preguntó sobre su
paradero. Ellos le dijeron que se habÃa retirado con unos hombres del cantón de
al lado. Ella comprendido que en ese punto no habÃa mucho que hacer, él podrÃa
estar en cualquier parte y además se sabÃa que su compañÃa no era buena pues
estaba con un hombre llamado “el Baby” conocido pandillero de la zona. Por lo que,
sin opción, decidió regresar a casa. Elizabet nos cuenta que en ese momento
sentÃa una impotencia descomunal, “Me sentà encarcelada en mi ropa casa” dijo.
Por lo que su única salida en ese momento fue la oración, llamó a todos los que
se encontraban en casa y juntos se pusieron a rezar puesto que temÃan lo peor.
Y pronto regresó Adolfo, sin embargo, llegó muy ebrio, Elizabeth nos dijo que
ella decidió no decirle nada puesto que él no estaba en su mejor estado.
Diario El Mundo/Foto Ilustrativa |
A la mañana siguiente ambos hablaron sobre lo sucedido, pero Adolfo no fue muy receptivo a las palabras de su madre. Apenas unos dÃas después llegaron por él a su casa y de nuevo se lo llevaron a tomar. En este momento Elizabet se encontró con la madre del jefe de la pandilla local, el cual está en la cárcel. Ella supo los pasos en los que el baby está induciendo a Adolfo, advirtió a Elizabet que la tercera vez que salga con el baby regresará como un pandillero si acepta sus términos o regresará en forma de cadáver si no hace lo que le dicen. Elizabet nos contó que en ese momento sintió el corazón en la garganta y vio los problemas que se le avecinaban a su hijo más joven y a su familia. Cuando Adolfo regreso a su casa, Elizabet le dijo lo que estaba en juego si seguÃa saliendo con esos hombres. Elizabet nos dijo que en este momento su hijo entendió la gravedad del asunto. Vemos como las pandillas reclutan a los jóvenes ofreciéndoles cosas que más desean, y sin darse cuenta se encuentran en un callejón sin salida. Sin embargo, esta no fue el caso de Adolfo, su madre actuó rápido y habló con su hermana, inmigrante y residente en los Estados Unidos. En ese momento la familia tomó la decisión de mandar a Adolfo a Estados Unidos, para que lograra escapar de ese callejón sin salida al que habÃa sido inducido por el baby y su pandilla.
Es de aclarar que este hombre alias el baby es parte de una de las
dos pandillas principales que rigen El Salvador, que son la 18 y la
salvatrucha, sin embargo, Elizabet prefirió no especificar a cuál pandilla
pertenece por cuestiones de seguridad.
Para Elizabeth lo más doloroso fue despedirse de su niño y dejarlo ir en un
abrir y cerrar de ojos. Ella nos platicó lo poco que sabe del viaje que
emprendió Adolfo hacia os Estados Unidos junto a otras tres personas. Habló de
como pasar las fronteras con Guatemala y México y el reto de llegar hasta la
frontera estadounidense. El “coyote” el cual se encarga de guiarlos por el camino,
los deja solos con un teléfono y un mapa y ellos deben cruzar a Estados Unidos
solos, al otro lado los esperará un hombre que los recibirá, después de un
camino de ocho horas. En un punto avanzado del tramo migración comenzó a
seguirles el paso, por lo que se separaron en grupos de dos personas, Adolfo y
otro joven se quedaron con el teléfono, y las otras dos personas con el mapa.
Ellos siguieron el camino hasta que escucharon gritos, según Elizabet, Adolfo
habÃa interpretado esto como una señal que los otros inmigrantes habÃan sido
capturados por migración, por lo que sin dudarlo se tiraron a unos arbustos
grandes que además tenÃan espinas, esto para esconderse, y allà se quedaron a
dormir. A las 4 am le cae una llamada al teléfono, era el hombre que los
esperaba al otro lado, y les dijo que debÃan avanzar. Sin más Adolfo y su
compañero se pusieron en marcha, y lograron llegar con suerte al lugar
designado. Él lo llevo a la casa de su tÃa la cual debÃa pagar la segunda parte
del dinero acordado si querÃa que Adolfo le fuera entregado, de no ser asÃ, lo
llevarÃan a migración para que fuese extraditado. Elizabet nos cuenta esta
historia con lágrimas en los ojos, tuvieron sacrificar mucho, arriesgar la vida
de su hijo en un camino difÃcil hacia Estados Unidos, alejarse de el sin saber
cuándo podrán volverlo a ver, y siendo una familia humilde se ven obligados gastar
más de 12,000 dólares, lo cual los deja endeudados en un paÃs cuyo salario mÃnimo
es 249 dólares, y teniendo que mantener a su familia que sigue aquÃ. Sin embargo, nos dice “Todo ese sufrimiento y
angustia que pase como madre, y que afecta nuestra familia profundamente, vale
toda la pena, pues mi hijo tiene un futuro superior a ser un asesino o un
ladrón que vive en vicios, y cuyo único final es la cárcel o la muerte, hoy mi
hijo se aleja de esa realidad, y abre su panorama a un nuevo futuro”.
Al preguntarle que es de Adolfo hoy, ella nos habla con alegrÃa como tienen
trabajo y vive feliz con su tÃa, la cual “lo tiene bajo régimen militar”, dijo
en son de broma. Y cuando se le preguntó sobre cómo vivió la pandemia, ella nos
dijo que en un principio estaba muy preocupada por él, por su salud y por no
tener oportunidad de ingreso. Sin embargo, admitió que la aflicción no le duró
mucho, pues Adolfo ha logrado seguir trabajando en una cadena de comida rápida
Subway, por lo que ha tenido ingresos para sobrevivir la contingencia, y
que además no se ha contagiado, lo cual ha servido de gran alivio para esta
madre salvadoreña que ha pasado por tanto en los últimos años.
Elizabet es una de miles de madres que pasan por situaciones parecidas en El Salvador. Ella incluso admitió haber tenido suerte, pues su hijo logro escapar las garras del monstro que ha estado asechando a el salvador en las últimas décadas. Muchas madres no han tenido esa suerte. Puesto que para una madre es mejor tener a su hijo a miles de kilómetros de distancia con la certeza que está bien, a tenerlo a la vuelta de la esquina, pero en un ataúd.
***
©ACNUR/Roger Arnold |
Excelnte nota, la información es muy interesante y la historia es realmente cautivadora.
ResponderBorrarMuchas Felicidades.