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martes, octubre 02, 2018

Amalia Pérez ESPÍRITU Y ENTREGA



por Martha Mancera Gervacio
Practicum 1


“He aprendido a ver mi discapacidad como una prueba
constante para mi cuerpo y mi alma”

 Conocida por sus logros como deportista paralímpica, la mexicana es considerada por su espíritu y entrega como deportista y persona.



Sábado 29 de septiembre, Paseo de la Reforma. Es una tarde muy fría, Amalia espera en una mesa de la pastelería Maison Kayser puntual a la hora acordada, se nota tranquila, relajada, feliz, y segura de sí misma en apariencia. Vestida con una chamarra rosa mexicano, pantalones de mezclilla y tenis deportivos, no tarda en reconocerme, hacerme sentir cómoda y crear un buen ambiente para la conversación. Semanas antes logré conseguir su contacto y me atreví a pedirle una entrevista, yo sólo quería conocerla.

Te preguntarás, ¿Quién es Amalia?, debemos ir lento, porque historias como esta se deben escuchar con calma, entonces para tu oído y de paso el corazón.

Amalia Pérez Vásquez es una medallista paralímpica mexicana de powerlifting, un deporte que al igual que la halterofilia, consiste en levantar técnicamente grandes cantidades de peso, solo que el primero se diferencia por no partir desde el suelo.
Ella fue diagnosticada con artrogriposis congénita, producto de una disminución de movilidad mientras estaba en el vientre materno, esto afectó sus articulaciones de las extremidades superiores e inferiores, principalmente de columna. Debes saber que este síndrome afecta a solo uno de cada cinco mil nacimientos en México.

 A pesar de contar con esta “limitación”, esto jamás le ha impedido seguir sus sueños logrando romper las barreras de sus capacidades físicas y mentales a través del deporte, lo que ha convertido su discapacidad más allá de una debilidad en una fortaleza, la que ha logrado aprovechar al máximo para sentirse plena poniendo el nombre de su país, México, en alto por medio del deporte que practica.
Su trabajo, esfuerzo, sueños y proyectos a futuro, su apariencia y personalidad de guerrera van mucho más allá de lo que los medios han logrado expresar sobre ella, mediante esta nota podemos conocer una parte importante de su mundo interior, sencillo y complejo a la vez, intenso pero cálido y sobre todo lleno de luz.
¿Apoco no le agarraste ya un poco de cariño?, espera porque ahora te voy a contar más sobre ella: Nacida en la CDMX, criada con doce hermanos, jamás fue minimizada por su discapacidad entre la familia, hasta que crece y empieza a asistir a una escuela, se da cuenta de lo cruel y selectiva que puede llegar a ser la sociedad.

Amalia era una niña que desde pequeña trabajó duro por lo que quería, soñaba con tener una carrera profesional y algo que la ayudara a salir adelante; “No iba a quedarme en mi silla de ruedas viendo la vida pasar”. Considerada soñadora desde corta edad, empezó a practicar varios deportes como parte de su rehabilitación y de pronto comenzó a sobresalir por sus resultados ganando en competencias de atletismo y natación. Desde que la primera medalla cayó en sus manos, sabía que tenía una oportunidad de sobresalir cómo siempre había querido, comenzó a prepararse y entrenar tan duro para poder llegar a volar alto.

El destino es caprichoso y a veces puede que esté escrito incluso antes de que se tome una determinada decisión. Es por eso que un par de años después Amalia llevada por su pasión, decidió comenzar a participar en campeonatos nacionales oficiales, experimentando con un nuevo deporte: powerlifting, el cuál sería su futuro hobbie y reto.



Después de años llenos de esfuerzo y dedicación, llega a su primera participación en los Juegos Paralímpicos de Sídney 2000, donde obtuvo una medalla de plata; este evento desencadeno en ella una avalancha de emociones encabezada por la confianza en sí misma. No soy capaz de expresarte exactamente lo que fue ese momento, solo puedo decirte que me sentí más viva que nunca”. Al hablar del tema, entre sonrisas, pude observar que de sus ojos salían un par de lágrimas. La idea de haberse convertido en alguien importante para la historia de su país, la ayudaba diariamente a encarar su realidad. “Sé que soy diferente, y he logrado sentirme completa sin tener lo que la mayoría tiene, ¿me explico?”.

Al hablar de su discapacidad siempre ha sido clara. “La idea es así, no vamos a darle más vueltas a situaciones de la vida diaria porque las personas sientan lástima por mí”. Habla además de algunas experiencias de discriminación que ha sufrido a lo largo de su vida dentro y fuera del país. Sonríe aun cuando dice que las personas son los seres más crueles que hay en el planeta.

Todo el que conozca a Amalia Pérez acaba queriéndola, debido a su simpatía, su humildad, su gracia y su forma de ver la vida. Cualquier persona que la conozca y sea preguntada sobre ella, la definirá con mil adjetivos positivos, pero, ¿Cómo se definiría en una palabra ella misma? “Una chingona”. Y es que, indudablemente, sin su constancia, talento y esfuerzo. No estaría donde lo está hoy.



Su consejo para los jóvenes, deportistas, estudiantes y personas discapacitadas es sencillo: “El mundo no te cree capaz hasta que te ve lograr las cosas más de una vez, a veces ni tú mismo lo sientes, el secreto está en el orden y la disciplina acompañados de perseverancia y amor por lo que hagas, no te rindas, no cedan. Que, si por algo estamos en este mundo, es para vivir, para vivir como soñamos”.






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