Por: Frida Méndez
Practicum II
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Medio siglo ha pasado desde aquel 68 que sacudió al planeta entero y
cuyo trágico final consistió en el derramamiento de sangre de estudiantes
mexicanos en la plaza de las tres culturas aquella tarde del 2 de octubre.
Definitivamente aquel día no se olvida y 50 años después nos toca hacer una profunda reflexión sobre la
evolución que se ha tenido desde entonces y al hacerlo da una sensación de
regresión, pues es imposible no notar ciertas similitudes en el contexto social
mundial y nacional que hace pensar que el 2018 podría ser un año que sacuda a
la sociedad de manera similar a 1968.
Si bien los hechos del 2 de Octubre
fue la respuesta al movimiento estudiantil que más ha marcado a México, no hay
que olvidar que éste fue la representación en el país de toda una generación de
jóvenes, a nivel mundial, que se impusieron al status quo de sus respectivos países.
Si nos adentramos a la esfera
mundial de hoy la comparamos con la de hoy encontramos más de un paralelismo;
mientras que en el 68 se vivía una revolución de las telecomunicaciones con la
televisión y los medios masivos hoy en día se vive una situación
exponencialmente mayor de este fenómeno con la aparición de redes sociales, sin
embargo ambos lograron unir a los jóvenes de su tiempo y crear su propio estilo
de vida en contra de lo establecido.
Este estilo de vida que ahora se
traduce en cambio de prioridades como un trabajo con horas más flexibles y un
hambre por generar un impacto en la sociedad para hacerla más incluyente,
humana y ecológica; antes era uno que buscaba la democratización del gobierno y
derrocar dictaduras e injusticias.
No es que uno sea más importante que otro sino que las necesidades
sociales cambian, mientras el 68 se enfrentaba una guerra fría y formas de
gobierno autoritarios, el 2018 vive una lucha por la pluralización y sociedades
cada vez más polarizadas; mientras antes opinar te podía costar la muerte ahora
las opiniones no faltan haciendo complejo ponernos de acuerdo.
Si algo unen estos dos años
separados por medio siglo es su hambre por hacer un cambio significativo
causando movimientos y agitaciones que sin duda cambian el rumbo de la historia
o por lo menos la sacuden.
El 68 fue un año trágico en Estados
Unidos con las muertes de Martín Luther King, Robert Kennedy y la de miles de
soldados que pelearon en Vietnam que llevaron
a miles estudiantes, de universidades de todo el país, a protestar el 4
de Octubre. 50 años después y con un ambiente complejo tras el renovado racismo
y xenofobia que el presidente Donald Trump ha sembrado y que además se ha
mostrado en contra del control de armas generado un gran debate encabezado por
estudiantes de toda la nación que tras la matanza de la escuela en Parkland,
Florida han marchado en pro de un alto a la
sangre derramada por el uso incontrolado de las armas.
El 68, estuvo lleno de movimientos
estudiantiles entre los que destaca el mayo Francés, que en su busqueda por una
educación de mejor calidad terminaron uniendo a todo el pueblo obrero; este
sentimiento se propagó en todo Europa empezando con Alemania, Inglaterra e
incluso Checoslovaquia con la famosa primavera de Praga que se convertiría en
el inicio del fin de Unión Soviética.
El 2018 esta unidad y contagio de sentimiento,
cambió de continente y causa, siendo ahora Argentina y su pañuelo verde que
aunque no lograron la despenalización del aborto, si lograron avivar la llama
del feminismo y llevar el debate a todos los países de América Latina.
Pero si en un país es innegable
sentir ese viaje en el tiempo, ese volver de los estudiantes como frente de
cambio social, ese país es México. Este año la herida de los normalistas de
Ayotzinapa está supurando ya que es justo en este año cuando se debieron de
haber graduado; una graduación que, para estos 43, nunca llegará.
Pero sobretodo este sentimiento de
unión estudiantil se sintió vivo otra vez frente a la rectoría de la UNAM, dónde
el pasado 5 de septiembre más de 30mil estudiantes se reunieron para protestar pacíficamente
y pedir al rector un fin a la ola de violencia, narcomenudeo, feminicidios,
violaciones y acosos en la que la universidad se ha visto atrapada.
Hace 50 años los estudiantes
mexicanos peleaban por su derecho a la libertad y educación, hoy los nietos de
éstos pelean por el derecho a sentirse seguros en sus aulas, por el derecho a
estudiar sin que les cueste la vida.
Los movimientos estudiantiles son
necesarios para el desarrollo y la reacción del gobierno es algo que si ha
evolucionado pues si bien, las peticiones de los jóvenes pueden o no ser
escuchadas, hay que recordar que en el 68 todas las protestas terminaron en enfrentamientos
directos entre estudiantes y autoridades y con miles de jóvenes muertos, muertes
que quedarán marcadas en la historia y que no deben ser olvidadas nunca.
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