Foto sacada de El Blog Salmón |
En el
año de 1996, un chico llamado John Leonard que estudia la carrera de finanzas en una universidad de los Estados Unidos, en su tiempo libre trabaja como limpiador de ventanas; ve una increíble oportunidad de obtener un avión militar de ataque que
Pepsi había promocionado para todo el público. El anuncio tenía
como promoción artículos (Pepsi Stuff) que podían ser intercambiados por
cosméticos que la propia PepsiCo diseñaba y mandaba a realizar, tales como:
playeras, chaquetas, gafas y por supuesto “un avión Harrier Jet II”. John
conoció esta noticia por parte de unos amigos de la universidad que tenían como
propósito juntar 7 millones de fichas de Pepsi para el avión tipo AV-8
Harrier II Jump. Este indicio hizo que John
se pusiera manos a la obra para poder juntar todas las latas de refresco que
pudiera y todo el dinero que llegará a necesitar para su cometido.
Ideo una serie de elementos
y estrategias para hacer que su economía financiera no lo llevara a la quiebra
y así pudiera juntar todo el dinero necesario para poder ganarse el avión. Empezó
a comprar cajas de latas, a encontrar y buscar cupones que servían mucho para
comprar grandes cantidades de latas a un buen descuento en tiendas participantes;
pero todo esto llegó a ser cansado para él, por el largo proceso que se
requería y del que se necesitaba. Pero en una de sus visitas en una de las
tiendas que tenia un cartel con un catalogó de Pepsi Stuff, pudo ver dentro que
no era necesario comprar las latas para poder obtener los puntos, si no, que
podía comprar 15 puntos de Pepsi a una módica cantidad de 10 centavos de dólar.
El joven de 21 años fue con
uno de sus amigos (Todd Hoffman) a enseñarle la idea con los planes que tenía
para conseguir el avión. Todd vio un millón de veces el anunció y el vacío
legal que se tenía dentro del comercial, el le hizo una serie de preguntas para
ver si funcionaba y pudiera financiar el dinero que pedía John para poder
concretar la promoción. La idea era de que si un avión militar vale
aproximadamente unos 30 millones de dólares y con la compra de las fichas que
pudieran juntar con el dinero que le prestará, esta cantidad era
aproximadamente de 700 mil dólares con 50 centavos de dólar. La única idea que
se tenían que contemplar era si la promoción era real o no (aunque ellos muy
bien sabían que era falso, pero tuvieron que intentarlo), Hoffman ayudó a John
con el dinero suficiente para que pudiera comprar el avión. Todd hizo un cheque
de la cantidad exacta que solicitaba John, y mientras tanto John emprendía su viaje con una lista de gastos en los cuales se veían la cantidad necesaria para
canjear el avión. John entregó el cheque junto a la lista de gastos a las
autoridades correspondientes y después se regreso a su ciudad natal, Seattle.
La respuesta de Pepsi
Los directivos y creativos
de Pepsi se alarmaron cuando recibieron las noticias de que alguien quería
canjear los puntos por el avión que habían promocionado. Todos se lo tomaron de
broma, ya que la intención del comercial era esa, dar gracia al final para
hacer pensar a la audiencia que es imposible canjear tantos puntos por un
avión. A compensación de este “inconveniente” Wolf el apodo de unos de los
trabajadores que se encargaban de arreglar estos tipos de conflictos de
promociones, hizo que regresaran el dinero junto a una carta para John en la
cual decía que era una broma lo del avión, y de modo de compensación de su
valentía por intentar conseguir tantos puntos era posible le regalaron a John 2
cajas completas de Pepsi para él. A John no le pareció buena forma de compensarlo,
por lo que los demando por difamación y farsa a la empresa, y junto a Hoffman
contrataron a un abogado suyo cercano para poder ver este conflicto entre la
empresa y el joven de 21 años de edad.
La última palabra
Después de unos cuantos días
de que se emitiera la demanda de John, PepsiCo en su forma de contratacar,
también demandaron a John por varias cuestiones políticas que tenía la empresa
con sus promociones y los compradores que hacían este tipo de cosas. Pero el
día llego y John estaba con las personas encargadas de Pepsi y con sus
abogados, haciendo un trato único otra vez por este “inconveniente” y le
proponían un total de 750 mil dólares en efectivo y pudiera dejar atrás el
avión. John tuvo un tiempo para dialogarlo con el abogado junto a Hoffman, pero
decisión de John ya se sabía desde el primer inició que piso un solo pie en las
plantas de Pepsi en Nueva York, su objetivo mayor era el avión. Por lo que no
acepto el dinero e inicio una gran iniciativa por parte de las televisoras, difundiendo
la información del avión, platicando con muchas personas de como lo había
tratado PepsiCo con el problema del avión y del cómo no hicieron valido la
promoción que intento reclamar más de una vez.
Esto hizo que se iniciara a
cuestionar las promociones de Pepsi y del cómo no cumplían con el comercial que
no ponía ninguna restricción sobre el premio “Mayor”. Pepsi pasaba por una
crisis a causa de este problema con John y se vieron afectados en sus ventas y en
imagen dentro de distintas plataformas de televisoras, radios y periódicos de
todo Estados Unidos. Aunque algo parecido estaba pasando en Canadá con la
promoción, solo que esa promoción en concreto no se encontraba en ella ninguna
edición del avión y ponían como conjuntos canjeables los cosméticos de la misma
marca.
Los engaños continúan.
Después de cierto tiempo,
contrataron a Michael Avenatti
quien es un abogado muy reconocido en la actualidad, pero para la época en la
que se formó el conflicto, no era una persona que esta en la posición que esta
actualmente. Mientas indagaba más en el conflicto de PepsiCo, realizo una
investigación de sus anteriores promociones de Pepsi y encontró un documento de
Filipinas y del como prometían mucho dinero por conseguir algunas tapas que
participaban por 100 millones de pesos filipinos. Pero el precio que tuvieron
que pagar fueron muchos, muertes, revueltas y descontento de los filipinos por
las farsas promociones que tenia la compañía.
La promoción indicaba que en algunas tapas de
Pepsi encontrarían dinero en el reverso de la misma, haciendo que muchas
personas pudieran ganar mucho dinero si consumían muchos productos Pepsi. Pero
la empresa se lavó las manos no haciendo valida ninguna de las promociones que
le prometía a la Nación filipina, esto causo el enojo y el descontento de los mismos
hicieron que incendiaran los automóviles que repartían la mercancía de Pepsi y
algunas de las fabricas fueron de igual manera incendiadas ocasionadas por el
enojo de la gente.
Michael Avenatti vio la oportunidad de recrear dos carteles publicitarios de Pepsi, pero nunca se llegaron a concretar, ya que al
hacer publicas algunas de estas imágenes podía perjudicar en la última elección
de la jueza para la intervención de ambos (Las imágenes se pueden encontrar en
el último episodio de Netflix: ¿Dónde está mi avión Pepsi?, ya que nunca
salieron al mercado ni al público en general).
Veredicto final.
Habían pasado ya 4 años de la promoción y no habían arreglado nada entre John y PepsiCo, hasta que llegó el día de presentarse ante la corte junto a la jueza Kimba Maureen Wood, quien señalo y se mantuvo comprensiva con la empresa que “ninguna persona razonable” podía validar tal promoción tan descomunal como lo son 700,000 mil dólares por un avión militar. También hubieron argumentos dentro de la casa blanca por parte de la sección militar, en la que indicaban que ningún civil podía concebir ningún equipo de grado militar, mucho menos un avión que valía aproximadamente 30 millones de dólares. Aunque al final no John no logró conseguir el avión que tanto quería, demostró las empresas multimillonarias podían equivocarse o simplemente no aceptar la culpa de ninguna manera, esto hizo que muchas empresas vieran mucho sobre los productos que ponían en descuentos o como promocionales.
Muy buenos consejos.
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