A 53 años de la represión estudiantil más grande de México

 Por: Daniela Nicole Ramírez Moreno

Practicum 1

Este sábado 2 de octubre se cumplen 53 años de la masacre en Tlatelolco, en donde más de 300 personas perdieron la vida. 

Semanas atrás, a raíz de un incidente callejero entre los estudiantes de la preparatoria Isaac Ochenterena (asociada a la Universidad Nacional Autónoma de México) y los alumnos del Instituto Politécnico Nacional, un grupo de granaderos agredieron a estudiantes que se encontraban protestando en el Zócalo de la Ciudad de México. Respondieron de una manera muy autoritaria, golpeando a los estudiantes y persiguiéndolos, por lo que estos decidieron refugiarse en las instalaciones de la vocacional 5. Después, los granaderos entraron violentamente para continuar atacando a alumnos, maestros y personal de la institución, lo que, evidentemente, desató un desagrado muy grande por parte de la comunidad universitaria. 

Estos enfrentamientos continuaron durante todo el día, y las calles del centro histórico de la Ciudad de México se convirtieron en caos. La madrugada del 30 de julio de 1968, contingentes del ejército lanzaron un bazucazo que tiró la puerta de la antigua Escuela Preparatoria de San Ildefonso, cosa que, según el profesor Gerardo Estrada, fue interpretada por los universitarios como una violación a la vida universitaria.

Después, los estudiantes decidieron responder de una manera muy pacífica, manifestando en la Marcha del Silencio el 13 de septiembre de 1968, en donde todos los manifestantes se encontraban callados, con una disciplina absoluta, mostrando su postura en contra del gobierno de Díaz Ordaz. 5 días después, el 18 de septiembre el ejército entró a las instalaciones de Ciudad Universitaria, y 2 días después entró a las del IPN. El conflicto se convirtió en un problema mayor, y los ciudadanos estaban tan indignados que comenzaron a quemar autobuses, lanzar explosivos en las escuelas y parar el transporte público, cosa que no hacía ver muy bien a un gobierno que estaba por inaugurar las Olimpiadas número XIX.

El 2 de octubre de 1968, la plaza de las tres culturas se bañó en sangre cuando estudiantes, profesores y miembros de familias se reunieron en protesta para alzar la voz y pedirle al presidente Díaz Ordaz 6 puntos petitorios, entre los cuales se pedía la libertad de los estudiantes detenidos, la derogación del artículo 145, la desintegración del grupo de granaderos, y el despido de los jefes de la policía en ese entonces. Fue a las 6 de la tarde, que la sangre empezó a correr por Tlatelolco cuando, desde las azoteas de los edificios, francotiradores comenzaron a disparar, creando un caos y un pánico en la plaza de las tres culturas, pues nadie sabía de dónde venían los disparos. En ese momento fue cuando los estudiantes comenzaron a huir buscando refugio, pero entre la lluvia de balas muchos de ellos fueron heridos, e incluso asesinados. 

Según Octavio Paz en su libro Posdata; hubo 325 muertos, de los cuales solamente 200 fueron reportados por las autoridades. Años después, en 1977, durante la declaración de Gustavo Díaz Ordaz, el expresidente de la República Mexicana continuó negando su responsabilidad ante las muertes de aquellos estudiantes que se encontraban alzando su voz ante su gobierno, y decidió poner todo el peso de las consecuencias en ellos. 

El 2 de octubre siempre será recordado como el día en que Tlatelolco se convirtió en un campo de guerra con un solo bando ventajoso. Todos los mexicanos nos ponemos de luto, recordando aquellas vidas que se perdieron. Este día quedará marcado por siempre en la historia de México, y será recordado como una de las mayores injusticia que ha presenciado el país, en donde el gobierno de Díaz Ordaz ocultó, calló, y enterró la voz de la rebelión del movimiento estudiantil del 68.