Por:
Ana Sofía Díaz Pineda
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¿Cómo se encuentra Juchitán a cuatro meses
del sismo?
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¿Por qué no debemos olvidarnos de este
pueblo?
Hace
cuatro meses la vida de toda una población cambió, los juchitecos presenciaron el
sismo más potente en los últimos 100 años cuya magnitud fue de 8.2 grados según
la escala sismológica de Richter, este sacudió gran parte de la zona costera de
nuestro país transformando una noche calurosa y tranquila a una noche de
desastre, de muerte y desolación, una noche difícil de olvidar por todos
aquellos que la vivieron.
El
municipio de Juchitán de Zaragoza se ubica en la zona costera y pertenece al
istmo de Tehuantepec, es uno de los tantos que integran al estado Oaxaqueño,
siendo estos 570; cada uno tiene una historia, una identidad, costumbres y
tradiciones distintas pero sobre todo Juchitán tiene una comunidad integrada
por 98 mil 43 personas, quienes ante la ola de problemáticas que azotan al
pueblo han aprendido a salir adelante, los paisanos y paisanas se alientan
siempre con frases como; “raari nua para
li” (aquí estoy para ti) o “cadi
nuulu stubi lu nuudu ne li” (no estás solo, estamos contigo).
El
7 de septiembre casi a la media noche cuando todos se disponían a dormir en la
casa de Xunaxhi Cuevas, un movimiento telúrico hizo que ella junto con su
familia se levantaran corriendo; en cuestión de segundos, desde la calle pudo
ver cómo casas aledañas caían en pedazos, cómo se cortaba el servicio eléctrico
dejando a todos en penumbra, observó un panorama de desesperación que en sus
veinte años jamás pensó ver. Tras las réplicas que siguieron se sentía un
ambiente de tensión y miedo alrededor de ella, si bien su casa no sufrió daños,
las de algunos familiares o amigos quedaron inhabitables o en ruinas.
Fue una noche en la que nadie pudo
dormir, en la que esperábamos que todo fuera un sueño,
recuerda Xunaxhi; esta estudiante de cuarto semestre en ingeniería mecatrónica del
tecnológico del Itsmo tuvo que dejar a un lado sus proyectos para comenzar un
nuevo camino, apoyar a su gente. Un día después del sismo en su comunidad
cristiana recibió los víveres que llegaron como apoyo de diversas entidades,
estas las fue a repartir a cada sección y callejón de Juchitán, pero
oportunidades más grandes figuraron en su camino, dos brigadistas citadinos organizaron
durante un mes grupos para ir a realizar censos a cada uno de los hogares que se
vieron afectados y aquí Xunaxhi trabajó y vivió momentos duros, entre los datos
que recabó el grupo ubicaron 14 mil inmuebles con daños totales y parciales.
Esta
joven en un día común se despertaba temprano, iba con sus cinco compañeros en
brigada a recorrer las siete secciones del municipio juchiteco, así como
asistía a pueblos aledaños que también se vieron afectados por el terremoto; en
cada lugar recababa información sobre los daños en las estructuras para
levantar un reporte y que así el gobierno diera cierta cantidad monetaria para
las personas afectadas. La división de apoyo económico consistía en dar 15 mil
pesos a los hogares con daños menores, 30 mil pesos a los hogares con daños
mayores pero habitables y 120 mil pesos a aquellos que no eran habitables o
bien habían quedado en ruinas, este aporte causó descontento en muchos de los
que se vieron afectados porque era una cantidad mínima la dada ya que estos se
quedaron sin casa y sin sustento económico.
Durante
este mes, Xunaxhi cuenta que le tocó ver a todas las viviendas del callejón
Argentina colapsadas, también en una
ocasión no la dejaron salir junto con su
equipo de otro callejón porque los afectados no aceptaban la cantidad de dinero
y querían más, no fue hasta que llegó la policía municipal cuando los dejaron
salir, pero los momentos que marcaron más su vida fue conocer la historia de
personas que no sólo perdieron su hogar, sino que perdieron a un miembro de su
familia, perdieron su historia y lo poco que tenían, en un pueblo con mucha
población longeva vio cómo muchos juchitecos de edad adulta quedaron
desamparados; de un momento a otro las escuelas, iglesias y hogares se
volvieron refugio de los que se vieron afectados.
Juchitán
aun preserva usos y costumbres que conforman su identidad, es una base
importante para el acervo cultural oaxaqueño, pero a la vez es un pueblo que ha
sido marginado durante décadas ya que cuenta con 16 grupos étnicos que lo
conforman y estos son discriminados por el constante racismo existente en
nuestro país.
Han
pasado ya unos meses y este lugar no logra continuar con el ritmo que tenía,
Juchitán era la tierra de las “pachangas”, de las famosas “velas” que consisten
en fiestas para venerar a un santo y eran de interés para muchos turistas, es
un pueblo que perdió su identidad cultural, es mi pueblo. Caminar por cada una
de sus calles es caminar por un lugar desconocido, el mercado y palacio
municipal no existe, la iglesia de San Vicente Ferrer, un lugar emblemático
para muchos, se vio afectada y así se pueden enumerar más lugares que
actualmente sólo quedaron en escombros, pero, principalmente al abordar el tema
económico conocemos que Juchitán tiene un paro monetario que debe asistirse
urgentemente.
Oaxaca
siempre ha liderado junto con Chiapas las listas de estados con mayor índice de
pobreza, 70.4% de la población es pobre lo que corresponde a siete de cada diez
habitantes, entonces, ¿Qué se espera para Juchitán después del sismo?, ¿Se
lograrán levantar respecto a la economía o este desarrollo se quedará
estancado?, ante esto el contador público juchiteco, José Luis Díaz López indica
que Juchitán después de cuatro meses ha sido evaluado en su nivel
microeconómico donde se observa que está recuperando su economía de manera
paulatina en donde los negocios y parte productiva se activó en los centros
comerciales y en la vendimia de toda la sociedad juchiteca (pescadores,
agricultores, artesanos, entre otros), creando también fuentes de trabajo para
la reconstrucción de las más de 14 mil casas destruidas mediante la
participación de los apoyos recibidos de grupos y asociaciones particulares y
civiles, esto ha impulsado a que la comunidad evolucione por su propia cuenta
aun sin la participación de las autoridades correspondientes, sin embargo no
basta sólo con el esfuerzo de sólo el pueblo juchiteco, es estrictamente
necesario el apoyo del gobierno federal y estatal que estén con la población
codo con codo para poder recuperar sino todo lo perdido al menos un buen
porcentaje de ello, de lo contrario esta evolución de recuperación sería muy
tardado.
Historias
como las de la señora Francisca Santos Martín, una mujer de edad adulta quien
perdió su hogar y no ha podido vender su mercancía, se encuentran en cada
esquina o en cada callejón del pueblo. Son personas que necesitan apoyo y por
parte del gobierno ahora no ven respuestas favorables, la presidenta Gloria
Sánchez se ha hecho a un lado dejando que el pueblo que lidera vaya de mal en peor menciona Francisca.
Al
inicio de todo este embrollo que sacudió a nuestro país en el mes de
septiembre, la movilización por parte de jóvenes y diversas personas fue
impresionante, pero ahora, después de varios meses mucho ha quedado en el
olvido, el apoyo monetario o de víveres se redujo en un 90%, ahora es cuando
más apoyo necesita gente de Juchitán, Guerrero o Chiapas, si el gobierno no
hace nada, la sociedad debe hacer un cambio para que el desarrollo sea lineal
en todas las entidades que forman a México, no basta estar en el momento del
problema sino atacarlo hasta su solución.
Siendo una joven universitaria que tuvo que
dejar Juchitán desde pequeña, que regresa a visitar este emblemático pueblo
todas las vacaciones para ir a visitar a la familia, me duele ver la calidad de
vida que vive mi pueblo, saber que se encuentran en un estado deplorable tanto
en el aspecto de salud, como el educativo, regresar y no ubicar en dónde me
encuentro, pero siempre existe una luz al final de este devastador panorama,
los paisanos no se rinden, siguen con su calidez y ese ambiente fiestero que
levanta a Juchitán. Juchitán de las flores sigue de pie. Guendanadxí hruniibi guidxilayú (El amor mueve al mundo).
Número
de palabras: 1392
Número
de líneas: 99
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