La pelota enfrenta a la tablet

Por: María Belén Carrasco Ubierna

Alumna de Comunicación

Una muñeca, una pelota o un cuaderno para colorear era todo lo que necesitaba darme mi mamá para mantenerme entretenida cuando era niña. Un poco de imaginación era suficiente para que mis juguetes cobraran vida y mis deseos se hicieran realidad. Las tardes soleadas me encantaban, eran los mejores días para salir a jugar con mis vecinos o invitar amigas a mi casa.

 Hoy en día, no importa si llueve o hay sol. El clima no impide que los niños jueguen con sus nuevos cacharros tecnológicos. Y claro, ¿Por qué sería impedimento, si para jugar con una tableta o un teléfono inteligente, no se necesita salir de casa.

Vivimos en una época donde la tecnología ha comenzado a evolucionar en gran medida. Los mp3 han sustituido los discmans, las pantallas planas a las televisiones analógicas, las películas 3D a las películas normales, las tabletas a las agendas, las computadoras a los cuadernos; y así, podría escribir una lista de todo lo que el S.XXI ha transformado digitalmente.

Pero, ¿Qué pasa cuando los niños abandonan los muñecos de acción y las niñas dejan sus barbies guardadas en un cajón, para jugar con las famosas tablets?, ¿Puede una tableta darle lo mismo a un pequeño, que aquellos juguetes didácticos con los que jugaban las generaciones anteriores?

Es importante que los niños aprendan a socializar desde una temprana edad. Según psicólogos infantiles, las tecnologías interactivas, como las tabletas y los teléfonos inteligentes, generan aislamiento entre padres, hijos y hermanos, así como entre los mismos infantes.

El pediatra estadounidense Ari Brown, dice que el problema de las nuevas tecnologías, es que no requieren el mismo trabajo mental que algunos juguetes clásicos.

 El uso de estos dispositivos puede generar factores que afecten la salud física, mental y emocional de los niños. Es necesarios que los pequeños se ejerciten para lograr un desarrollo sano y un crecimiento adecuado. El empleo excesivo de estos aparatos, influye en la falta de atención, el desarrollo mental y en rendimiento cognitivo en los pequeños.

Está comprobado que estas tecnologías pueden producir actitudes agresivas y violentas en los infantes. Estas actitudes negativas se deben al alto contenido belicoso que tienen algunos programas, videojuegos y aplicaciones.

Es importante que los padres sean quienes controlen el empleo de estas tecnologías en sus hijos. Si se establecen horarios determinados para su uso, los efectos pueden ser positivos.

 

Por ejemplo, si un padre permite que su hijo pequeño juegue con la PC, el Nintendo o la tableta por sólo una hora al día,  la coordinación y la habilidad mental del infante se pueden ver beneficiados. Pero recuerden, no existe tecnología que reemplace una vuelta en bicicleta o un buen juego de pelota.