El gobierno mexicano ha invertido cuantiosamente en la celebración del bicentenario de la independencia y el centenario de la revolución mexicana. El resultado de esto han sido interminables monumentos provisionales y cronómetros en puntos estratégicos, marcando la cuenta regresiva para el día tan esperado. Una de estas creaciones, es el Museo Monumental Itinerante en el zócalo de la ciudad de México que acaba de ser retirado para ser llevado a otras ciudades de la República.
El Mexico maquillado
La exposición fotográfica de Willy Sousa decora este recinto, la cual que se pretende viaje al interior de la república e internacionalmente. Lo que resulta interesante, ya que las fotografías de la colección “México en tus sentidos” evocan a un México colorido, lleno de cultura, pero que debemos admitir, no existe.
El paseo concluye con un video bastante inspirador sobre nuestra cultura, y el llanto de los espectadores no tarda en aparecer. La muestra es impecable y de gran categoría, pero lo que realmente me cuestiono, es sí este nacionalismo temporal se acabará al momento del grito.
Debemos aceptar que en nuestro país, el nacionalismo no es una prioridad, ni un valor que nos represente, es más, me atrevería a asegurar que es una cualidad que carecemos de forma distintiva, a menos que veamos un partido de la selección mexicano, o en este caso estemos dentro de un museo que nos recuerde lo grande que es nuestra patria.
Hoy frente a estas fotografías, en vez de ver mi cultura, veo la decadencia, ya que cada una de éstas, fue claramente escogida y manipulada para que no veamos las carencias que acogen a nuestra población, a un pueblo que clama por pan y salud, y ahora sólo le queda una lluvia de plomo y la furia de los narcotraficantes.
Una venda tricolor que disfraza nuestra realidad, y de nuevo, se pretende que tapemos el sol con un dedo, y olvidemos que vivimos bajo el yugo de las mafias y con un salario mínimo, ese sí es mi México, esa sí es la realidad del habitante de la ciudad y el campo, no los vestidos multicolor con peinados retocados.
Al final escuchamos el himno, y todos salimos del recinto, algunos con sonrisas y murmurando “Qué viva México”, pues sí…que viva…que lo dejen vivir.
La exposición fotográfica de Willy Sousa decora este recinto, la cual que se pretende viaje al interior de la república e internacionalmente. Lo que resulta interesante, ya que las fotografías de la colección “México en tus sentidos” evocan a un México colorido, lleno de cultura, pero que debemos admitir, no existe.
El paseo concluye con un video bastante inspirador sobre nuestra cultura, y el llanto de los espectadores no tarda en aparecer. La muestra es impecable y de gran categoría, pero lo que realmente me cuestiono, es sí este nacionalismo temporal se acabará al momento del grito.
Debemos aceptar que en nuestro país, el nacionalismo no es una prioridad, ni un valor que nos represente, es más, me atrevería a asegurar que es una cualidad que carecemos de forma distintiva, a menos que veamos un partido de la selección mexicano, o en este caso estemos dentro de un museo que nos recuerde lo grande que es nuestra patria.
Hoy frente a estas fotografías, en vez de ver mi cultura, veo la decadencia, ya que cada una de éstas, fue claramente escogida y manipulada para que no veamos las carencias que acogen a nuestra población, a un pueblo que clama por pan y salud, y ahora sólo le queda una lluvia de plomo y la furia de los narcotraficantes.
Una venda tricolor que disfraza nuestra realidad, y de nuevo, se pretende que tapemos el sol con un dedo, y olvidemos que vivimos bajo el yugo de las mafias y con un salario mínimo, ese sí es mi México, esa sí es la realidad del habitante de la ciudad y el campo, no los vestidos multicolor con peinados retocados.
Al final escuchamos el himno, y todos salimos del recinto, algunos con sonrisas y murmurando “Qué viva México”, pues sí…que viva…que lo dejen vivir.
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