¿Qué comemos los universitarios?

 

• ¿Cuáles son las prioridades de los universitarios a la hora de consumir alimentos?

• Clínica de Nutrición gratis para toda la comunidad Anáhuac

La comunidad Anáhuac haciendo fila en múltiples establecimientos del Fast Food del CAD 

Por Andrés Vázquez Camacho, Alejandro Tacher, Reggina Craviotto. 

México enfrenta serios retos en su cultura de hábitos alimenticios saludables, siendo el líder mundial en obesidad infantil desde hace años. Datos alarmantes como que el 82% de los mexicanos consume refresco al menos una vez por semana y el constante aumento en el consumo de alimentos procesados reflejan esta problemática. En este contexto, decidimos analizar cómo los estudiantes de la Universidad Anáhuac entienden y practican la alimentación saludable.

Para ello, realizamos una encuesta a 50 personas en el área de fast food del CAD. Queríamos identificar los lugares más frecuentados por los estudiantes y los factores que influyen en sus decisiones alimenticias. Es importante señalar que la comunidad universitaria es heterogénea: no es lo mismo un estudiante que llega temprano que uno que asiste por la noche, o quienes recorren largas distancias desde lugares como Toluca en comparación con aquellos que viven cerca de la universidad. Además, aspectos como los horarios libres y la presencia de vendedores ambulantes dentro del campus también influyen en los hábitos alimenticios.

Un estudio de la National Library of Medicine señaló que ciertos alimentos, como los carbohidratos procesados y las comidas altas en grasa, pueden causar fatiga postprandial o somnolencia. Esto plantea la posibilidad de que algunos estudiantes experimenten este efecto tras consumir ciertos alimentos en la universidad. Aunque las investigaciones aún no son concluyentes, se recomiendan prácticas para evitar la somnolencia, como:

• Comer porciones pequeñas y frecuentes.

• Dormir lo suficiente por la noche.

• Hacer ejercicio moderado después de comer.

• Hidratarse adecuadamente y evitar el exceso de alcohol.

Sin embargo, muchos de estos consejos son difíciles de aplicar en la vida universitaria. Los estudiantes suelen priorizar otras actividades, como el estudio y la vida social, sobre el ejercicio o un sueño adecuado. Además, el estrés asociado con exámenes y proyectos incrementa el hambre emocional, lo que puede llevar a elecciones alimenticias poco saludables.

La revista UNAM GLOBAL publicó un artículo el 8 de febrero de 2024 sobre cómo el hambre afecta nuestras decisiones. Según Hugo Sánchez Castillo, académico de la Facultad de Psicología, el hambre puede reducir significativamente nuestra capacidad cognitiva. Para los estudiantes, esto significa que el hambre, ya sea provocada por estrés o ansiedad, podría afectar su rendimiento académico. Si, además, los alimentos consumidos son de bajo valor nutricional, se genera un ciclo vicioso de baja energía y elecciones poco saludables.

En busca de respuestas más profundas, visitamos la Facultad de Nutrición de la universidad y conversamos con la Dra. Magdalena Urrutia San Vicente, Coordinadora de Servicio Social. La Dra. Urrutia nos sorprendió al informarnos sobre la existencia de una clínica de nutrición en la universidad, que ofrece consultas y estudios nutricionales gratuitos para estudiantes, maestros y administrativos. Fuera del campus, estos servicios podrían costar alrededor de mil pesos, lo que resalta el valor de este recurso, aunque, lamentablemente, es poco conocido y aprovechado.

La Dra. Urrutia comentó que aún investigan cómo la alimentación afecta directamente el rendimiento académico de los estudiantes. No obstante, reconoció que es común que los estudiantes opten por lo más rápido y accesible, como las opciones de comida rápida presentes en el campus, tales como Panda Express, Subway y Sushi Itto. Según ella, aunque estas opciones son prácticas, no son las ideales desde el punto de vista nutricional. Destacó que la cafetería de la universidad ofrece mejores alternativas si se eligen platos equilibrados con proteínas, carbohidratos y verduras.

En nuestras encuestas, descubrimos que la mayoría de los estudiantes eligen alimentos basándose en el sabor y la conveniencia, dejando en segundo plano la salud. Esto no fue una sorpresa, pero lo que sí llamó nuestra atención fue que un servicio de calidad como la clínica de nutrición, disponible en una institución reconocida por su excelencia médica, no sea ampliamente conocido ni aprovechado, a pesar de ser gratuito.

Finalmente, creemos que es crucial difundir esta información y animar a los estudiantes a visitar la clínica de nutrición. Cuidar de nuestro cuerpo debe ser una prioridad, y servicios como este pueden marcar una gran diferencia en la salud y el bienestar de la comunidad universitaria.

A continuación el manual de una buena nutrición: