Por: Frida Méndez
Practucum 1
La gente suele decir que leer te permite viajar sin salir de tu casa, que puedes tener las aventuras que quieras sin mover más que tus ojos y es verdad, pero hay otro tipo de aventura que un lector vive: la de encontrar el lugar perfecto para leer.
El encontrar ese espacio ideal donde puedes perderte entre las páginas y letras de la literatura sin que nada se interponga es casi igual de importante que el libro en sÃ, ese lugar puede hacer que tu experiencia sea sumamente placentera o un fracaso rotundo.
Con esto en mente siempre ando en busca de lugares donde desconectarme de todo y sumergirme en un buen libro. Llevó 5 años viviendo en la Ciudad de México y descubrà que esta ciudad está llena de escondites para una buena lectura.
HabÃa escuchado hablar mucho de la biblioteca Vasconcelos, un recinto diseñado por el arquitecto Alberto Kalach e inaugurado en mayo de 2006; el cual cuenta con más de 600 mil obras que incluyen libros, discos, revistas y periódicos. Sonaba como un lugar prometedor para leer y sin embargo jamás habÃa logrado ir.
Decidida a cambiar esta situación me embarqué en la aventura. Llegar no está nada difÃcil. La biblioteca está ubicada en la zona norte de la Ciudad de México, a un costado de la estación del ferrocarril suburbano, y con las estaciones Buenavista del metrobús y la lÃnea 4 del metro a una cuadra, lo que la hace estar muy bien comunicada y si, como yo, llegas en carro, tomar Insurgentes es la opción además puedes dejar el carro en el estacionamiento del lugar, que por cierto es gratuito.
Cuando entre al lugar quedé totalmente maravillada, habÃa visto fotos pero el estar de frente era increÃble; parecÃa que los libros flotaran, me sentà en una versión más contemporánea de la biblioteca de Hogwarts, y el esqueleto colgando a la mitad del pasillo solo incrementaba esa sensación.
No supe por dónde empezar a caminar y ver tantos libros me agobió en un principio, asà que decidà salir a recorrer el jardÃn de 26 mil metros cuadrados lleno de plantas endémicas de México. Una tranquilidad es lo que se siente mientras caminas a través de los árboles del lugar.
El dÃa estaba soleado y tranquilo lo que me ayudo a decidir que el jardÃn serÃa donde me sentarÃa a leer ahora sólo me faltaba escoger un libro, una tarea más difÃcil de lo que creÃ; tenÃa tanto de donde escoger que no sabÃa ni por donde empezar. La biblioteca tiene desde comics y mangas, hasta clásicos de la literatura, al final me decidà por Una mujer de recursos de Elizabeth Forsythe Hailey.
Claro, antes de escoger el libro me recorrà todos los pasillos que pude, debo confesar que sufro de un ligero miedo a las alturas por lo que asomarme a los balcones hacÃa que el ritmo se me acelerará y las manos me sudaran pero lo adictivo de la vista hacÃa que me asomara en el siguiente estante flotante para apreciar la biblioteca desde otro ángulo.
Algo asombroso de este edificio es la energÃa y el dinamismo que se respira, sobretodo porque es lo que menos se espera de un lugar en dónde el silencio es un requisito pero la biblioteca Vasconcelos no es como cualquier otra biblioteca.
Una biblioteca suele ser callada hasta el punto de ser somnolienta, con un estrés y desgana en el ambiente, probablemente proveniente del olor a viejo tanto de los muebles como de los libros pero aquà eso no pasó, el silencio era el mismo pero las personas se veÃan más activas, niños emocionados con libros, trabajos en equipo, señores trabajando, e incluso vi como cuatro parejas muy enamoradas.
Observar a la gente es otra cosa interesante que hacer, hay tantas historias pasando al mismo tiempo tanto en las hojas de papel como en el mundo real, tantas que es imposible no inspirarte en algo.
Llegué a las 2 de la tarde y me salà de la biblioteca a las 6:30, media hora antes de que cerrará, salà con la tarea hecha, con un libro leÃdo y aún asà sentà que la mayor aventura del dÃa habÃa pasado fuera del papel.
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