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lunes, marzo 09, 2015

UNA MUJER DE PELIGROSA INTELIGENCIA

María Bescós Rodríguez
Practicum 1

Esta es una historia que hice sobre una de las mujeres más influyentes de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. (Alejandro Rodríguez es un personaje).

A tan solo unas horas de mi entrevista con Lou Andreas-Salomé, para la cual tuve que ir a su casa en Gotinga, Alemania, donde se encontraba en su lecho de muerte, pensé en cancelarla, me intimidaba saber que iba a conocer a una de las mujeres más influyentes en el liberalismo, una rebelde de Europa, una mujer con un poder de seducción tan elevado como el de su inteligencia y a pesar de que decían que se encontraba muy débil y que ya no era la misma, no me dejaba de asustar el hecho que Lou era de esas mujeres que te llevan a la felicidad incondicional o a una depresión autodestructiva como paso con hombres como Nietzsche. 

Al entrar en ese lugar frío, oscuro y triste lo único que pude pensar es como una vida llena de libertad y grandeza como la que llevó esta filósofa, suele terminar en soledad. Al pasar por el pasillo que dirigía a su habitación pude admirar los retratos colgados de una mujer, fuerte, con fracciones algo masculinas pero a pesar de ello, que tenía una belleza única que te invitaba a contemplarla durante horas.

Toqué un par de veces en una gruesa puerta, de inmediato escuche un “adelante” y mi sorpresa al entrar fue encontrarme con una mujer cuyo estado dejaba mucho que desear, estaba delgadísima, sus años le pesaban tanto que apenas podía levantarse de la cama. Esa era la imagen que tenías desde lo lejos de la puerta pero a medida que te ibas acercando, te dabas cuenta de que todo eso era simplemente un espejismo y que en realidad esa mujer con todo y su enfermedad seguía siendo la misma que la de sus fotografías del pasillo. 
Lou Andreas-Salomé, Rée y Nietzsche (1882)

  • Tú debes de ser Alejandro Rodríguez.
  • Si señora. 
  • Vienes de México ¿No?
  • Si señora.
  • ¿Qué tengo para ofrecerte que te ha hecho venir desde tan lejos?
  • Bueno como ya sabe, quería entrevistarla. 
  • Entonces empecemos que como veras no tengo mucho tiempo.
  • Esta bien, tengo entendido que usted nació en St. Petersburgo, Rusia y que a los 21 años dejo su país y viajó a Alemania para conocer a Malwida Von Meysenburg, ¿Cómo es que dio con ella? Y ¿cuánto influyó esta mujer en su ideología?
  • Malwida… hace tanto que no hablo de ella, era amiga de mi madre y en realidad no influyó en mí directamente sino que, a través de ella conocí a Friedrich Nietzsche y a Paul Rée.  
  • Ah si… y fue con Nietzsche cuando publicó “Friedrich Nietzsche in seinen Werke” ¿No es cierto?
  • Si, así es, trata de la tormentosa vida, alocada personalidad y esplendida filosofía de Friedrich.

Se quedo unos segundos callada, como meditando lo que iba a decir a continuación, como si fuera demasiada plática para un simple periodista.
  • Aunque son muchos los que piensan que mi interés iba correspondido especialmente a Friedrich, en realidad mi amistad tenia un mayor enfoque hacia Rée pero las depresiones y sus “intentos suicidas”, porque no se si sepa, pero siempre llevaba una botellita de veneno por si las ganas de suicidarse terminaban por ser incontrolables, me hacían perder el tiempo y no lograba aprender nada con él. Por lo que base mi estudio en Nietzsche y me di cuenta que en sus obras más que definir teorías eran científicos autobiográficos y en ellos podías encontrar como a pesar de que tenía unos ojos enfermos, con ellos veía hacia adentro, hacia lo más profundo del alma humana. Era una persona muy religiosa, a pesar de que su dios había muerto cuando él era tan solo un niño.
  • Y ¿Qué fue lo que arruinó su amistad?
  • El y Paul me propusieron matrimonio y rechacé a ambos, yo lo único que quería era una vida tranquila en un cuarto donde pudiera estudiar. Además, Elisabeth la hermana de Nietzsche logró que nos enemistáramos.
  • Entonces terminó por dejarlos. 
  • Así es, no entiendo que es lo que tienen los hombres, todos mis amigos terminaron proponiendo que me casara con ellos, ¿No comprenden que puede llegar a existir la amistad?  
Pero yo si pude comprender el sufrimiento de aquellos hombres por amar a aquella mujer, aquella mujer que a pesar de la edad y de su enfermedad tenía el mismo poder de atracción que a sus veintes, era tan inteligente que daban ganas de meterse en su cabeza y ver como funcionaba.

Era simplemente inalcanzable.


Alejandro Rodríguez

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