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lunes, agosto 29, 2011

Aleaciones corporales




Por Lorena Arvizu







La compañía ha forjado un estilo particular… e ilumina al ilimitado movimiento humano.







Son esas las palabras que quizá, mejor sirvan para describir lo que la Merce Cunningham Dance Company en su “Legacy Tour” nos mostró los pasados días. En una presentación que tuvo lugar –merecidamente- en el Palacio de Bellas Artes, los bailarines, en conjunto con músicos y demás encargados de producción, hicieron del espacio donde nos encontrábamos un recinto especial de las alternativas que el cuerpo ofrece para la creación del mismo arte.




El evento se desarrolló en tres actos: Pond Way (1998), MinEvent (2011) y RainForest (1968). Cada una con la coreografía a cargo de Merce Cunningham. Y, dato para aquellos curiosos o admiradores del artista, la última de las presentaciones tiene la influencia en los decorados de Andy Warhol. No sorprende entonces que respecto a la ambientación, sea precisamente esta la más llamativa.


Aunque el cuerpo de las tres presentaciones estaba guiada en gran parte por una misma persona, en el escenario hubo tres esencias distintas.







Con Pond Way dio inicio el trayecto. Al ver los movimientos de cada bailarín, exacerbados por la vestimenta blanca, holgada, que permitía un baile alterno de sus pliegues, parecía que antiguas estatuas, perfectas, cobrasen vida, y estuvieran rindiendo un baile de culto. La música era un tanto pasiva, pero al estilo de los sonidos que solo se perciben en la calma.




Luego MinEvent. En esta, los bailarines estaban envueltos en colores más llamativos, rígidos también. El baile era más brusco, con algunos movimientos a veces poco acostumbrados, pero no por ello carentes de belleza. Los sonidos correspondían a lo anterior, y en ese sentido, por momentos alteraban la propia percepción de la puesta en escena, incluso la concentración.






RainForest, la última pieza, más que captar la atención del espectador, lo transporta. Es una extraña combinación de factores lo que da el resultado, pues en realidad, la música es un poco agresiva, entrecortada, pareciera inestable. Sin embargo, el vínculo con los movimientos logra una bizarra armonía, que se junta con el obscuro espacio.





En cierto sentido evoca una eterna búsqueda, de algo, no se qué; es la interpretación una de las ventajas de este estilo dancístico. Ciertamente cada pieza está concebida, desde la mente del autor bajo un contexto, pero aquí no se cuenta una historia estricta, la progresión de los movimientos relata la historia que cada uno decide escuchar.



1 comentario:

  1. Magnifica compañía de ballet, realmente me sentí transportada por los colores y la coreografía.
    Laura Flores A.

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