MUSEO NACIONAL DE ARTE

Por Lorena Arvizu

Alumna de Relaciones Internacionales

Si se les había olvidado visitar el centro histórico de nuestra ciudad, en el Museo Nacional de Arte (MUNAL) ahora hay dos muy buenas razones para hacerlo; si se toma en cuenta la belleza del propio recinto, en realidad son tres.

Manuel Rodríguez Lozano

Se puede iniciar el recorrido con la exposición de Manuel Rodríguez Lozano “Pensamiento y pintura, 1922-1958”
. Es posible que al principio cause desconcierto la forma en que plasma las imágenes en los lienzos, con figuras humanas que tienden a ser toscas, o demasiado rígidas, pero en tanto se avanza por las salas, viendo y profundizando más en los cuadros, la identidad y concepto del autor se hacen más explícitos.

Rodríguez Lozano fue un artista contemporáneo a otros tan importantes como Diego Rivera o José Clemente Orozco. Vio y de cierto modo vivió no sólo con la época post-revolucionaria, sino con el paso de las dos guerras mundiales y toda la serie de movimientos sociales que, en esa tendencia, se dieron en dichos años. Es decir, el panorama con que su arte fue influenciado, tenía una sustancia devastadora, de esperanza casi agotada.

En ese sentido, sus pinturas son oscuras, más que a modo de metáfora. En realidad maneja una gama de colores de poca luz, excepto para cuestiones esenciales como la separación del cielo y la tierra, pero aún ello, no lo hace de una forma tradicional. Las personas que existen en los cuadros, son blancas o grises; como espectros dedicados a recitar plegarias para encontrar felicidad o paz.

Su esencia es perturbadora, pero sobre todo por saber que la humanidad ha cometido –entre las épocas- esa clase de horrores, donde se arrebatan vidas, apartándose de la razón. De cierta manera, esas formas se vuelven reales en el conocimiento.

Las 40 principales

Pero no todo es tragedia, y para salir del trance generado por las pinturas de Rodríguez Lozano, puede asimismo visitarse, la muestra organizada por Los Cuarenta Principales “El arte cuarenta”. No se dejen llevar por el nombre o el sentido meramente comercial con que generalmente se vincula a la empresa. Los trabajos que se presentan tienen tantos materiales como temas, y calidad sobre todo.

Hay desde fotografías para expresar emblemas sobre género, caballos de madera que dicen lo turbulenta que puede ser la infancia, retratos creativos de nuestra realidad nacional, o símbolos de amor hechos con envolturas de los tradicionales panqués. Piezas bien elegidas que además son creaciones de jóvenes mexicanos, así que bien vale la pena darles la oportunidad, fungir como receptores y a su vez transmisores de esas nuevas ideas.

Si eso no es suficiente, el extra es poder recorrer el MUNAL, exquisita pieza de arquitectura.