Pedro Friedeberg: Confusiones Impecables

Por Valente Villamil Guanes

El Museo de Bellas Artes, nos presenta esta colección del afamado artista surrealista Pedro Friedeberg, exhibición que reúne un total de 155 objetos realizados por el artista desde 1953 hasta el presente año. “Arquitecto de confusiones impecables”, es un título bastante atinado de la colección plagada de elementos y figuras que se aprecia, nacen de sus conocimientos de arquitectura como la simetría, proporción y los puntos de fuga. Una colección que confunde pero se aprecia bastante limpia.

Friedeberg, pintor, escultor y diseñador Florentino, nacido en 1936, en la Italia de Mussolini pero habitante de México desde 1940, es catalogado como un pintor surrealista pero de lo cual el sólo dice retratar lo absurdo. En su trabajo vemos una regla muy particular, la combinación de corrientes y elementos que se conjugan para traernos manifestaciones artísticas bastante llenas y plagadas de contenido visual, que como su nombre lo dice, llega a ser confuso pero siempre enmarcado con la precisión y nitidez de un arquitecto.

A lo largo del recorrido, sus pinturas y dibujos totalmente lineales, nos llegan a marear los sentidos, ya que si bien nos recuerdan a los planos de un arquitecto, también nos enseñan el gran movimiento que se les puede imprimir con diversas herramientas como los fondos dinámicos, el gran contraste de colores y las famosas estrellas de Jamnitzer, de igual manera sus esculturas, con elementos repetitivos como muchos caballos también nos “mueven” los sentidos al plasmar a los equinos en posiciones que evocan un simétrico y muy estético galope.

Algo que también se aprecia en el trabajo del italiano, es su gran fascinación por la utilización de componentes de muy diversas culturas como por ejemplo la hebrea, la egipcia, maya o hindú los cuales logra conjugar en un sola obra como los es “24 meditaciones” una representación de diversas religiones y culturas en un solo cuadro.

Sin lugar a dudas, los más destacado o mejor dicho lo más conocido del artista es su silla titulada “Silla-mano”, un buen lugar para sentarse con la forma de una palma humana la cual tiene como base un pie. De hecho, tal vez su sello característico son las manos, que no sólo vemos en su silla sino también en muchas de sus esculturas, pinturas y demás trabajos, se podría decir que son una muy peculiar forma de firmar sus trabajos.

Pasando a sus esculturas , apreciamos temas muy comunes como el tiempo y la religión donde elementos de distintas creencias se combinan para traernos ideas diversas de la vida, pero una figura muy en especial y a juicio de un servidor me pareció fascinante y fue la titulada “Reloj cocodrilo” un lagarto con la capacidad de permanecer en pie y sosteniendo un reloj, pero sin embargo la más llamativa fue su versión algo ofensiva del ajedrez, que consiste en una pequeña modificación al legendario juego que todos conocemos, que incluye señas algo obscenas y otras que nos recuerdan al género “rock”.

En resumen de su pintura y dibujo encontramos diversos factores que permanecen en sus obras:

· Marcos.
· Espacios en cuartos cuadrados.
· Manos
· Simetría.
· Estética.
· Figuras geométricas.
· Colores blanco y negro.
· Puntos de fuga.
· Peces.

En conclusión la exposición es recomendable, pero hay que decirlo, el excesivo uso de figuras geométricas, el siempre simétrico paisaje y el gran número de elementos pequeños nos resulta bastante cansado y pesado a la vista, llega a ser “demasiado” en sus cuadros, pero sin lugar a dudas, es una colección bastante novedosa y del tipo que se ve poco en este mundo.

Un pintor, de los absurdo que dice que “cuando no podemos tener lo amado debemos amar lo que tenemos” sin lugar a dudas tiene algo que ofrecernos y lo que nos brinda es sinceridad, innovación, limpieza e imaginación.