Haití: Parteaguas para la Unidad y Esperanza Mundial

La verdadera grandeza de una nación: La unión de su gente.

Por: Sofía Gómez Arriola

Hace poco más de dos semanas, que ocurrió al oeste de la isla de La Española, “La Perla del Caribe”, aquel interminable minuto de movimiento que dejó completamente atónito al mundo entero. Aquel cataclismo extremo, seguido de fuertes replicas, envolvió la capital haitiana en nubarrones de polvo matizadas por incendios y la desesperación de sus impotentes habitantes.
Conforme pasaban los minutos sobre aquella devastada isla, el mundo poco a poco comenzaba a percibir algunas imágenes que revelaban parte de lo que ocurría en esta ya de por sí damnificada nación. Fueron los medios de comunicación quienes se encargaron de transmitir tan atroz noticia, que no reflejaba ni el 20% de la realidad por la que nuestros hermanos haitianos transitaban. Pareciesen escenas de una película de terror. Hay sucesos en la vida que pareciesen no tener explicación, y por más injusto que parezca es este amedrentado país quien tiene hoy la mirada del mundo entero sobre si. El mundo se ha unido por una causa: combatir los efectos de aquellos 7 grados en la escala Richter sobre un país en extremo pobre.
En el caso específico de México, la Cruz Roja Mexicana (CRM) abrió sus instalaciones para ser el instrumento recolector que envía apoyos a los miles de damnificados. Visitamos uno de los centros de acopio más grande del país, con sede en la calle de Juan Luis Vives número 200, esquina con Homero, colonia Los Morales en Polanco. Era la mañana del miércoles 20 de enero, tanto voluntarios como especialistas en la materia nos dieron una amplia explicación acerca del funcionamiento del centro y sus perspectivas y pensares ante la respuesta de la población mexicana tras semejante suceso.
Fernando Rivera, Coordinador Nacional de Voluntariado de la Cruz Roja Mexicana, explicó a “Coma”, que inicialmente para abrir un centro de acopio, “existe una convocatoria cuando hay un desastre, en este caso la emergencia es en Haití, por lo que se hace una solidaridad internacional.” El experto platicó como “La Cruz Roja tiene filiales en todo el mundo y en México respondimos inmediatamente a ese llamado de solidaridad”. A medida que observaba el funcionamiento del centro de acopio, comentó que “tenemos un sistema de producción para el acopio, ya que hay gente que recibe, gente que clasifica, gente que encaja, gente que rotula, otros que las llevan en montacargas y las suben a un tráiler. Ese es el ciclo, e integramos a todos los voluntarios que puedan venir.”
El especialista en voluntariado relató cómo empleados de empresas con distintos perfiles o la sociedad en general incluyendo jóvenes, gente de la tercera edad, incluso personas con cierta discapacidad o problemas intelectuales, son bienvenidos a ayudar, ya que siempre se les podrá asignar una labor.
El coordinador Rivera cree que “esto es un fenómeno sociológico que puede ser estudiado, así como un fenómeno social y humano que nos puede enriquecer a todos y sobre todo, sensibilizarnos a las causas”. Ve muy positiva la reacción de la sociedad mexicana ante este desastre. Comenta que “han venido cantidad de personas a la sede de Polanco. En estos días, alrededor de tres mil personas han dado su tiempo. Exterioriza que nota una cultura de solidaridad muy profunda de la gente e invita a que dicha ayuda se siga promoviendo.
Aquella esperanzadora mañana, la segunda persona entrevistada por “Coma”, fue la voluntaria Beatriz Miranda quien comenta que la respuesta de los mexicanos en general ha sido muy buena ya que se ha visto mucha ayuda por parte de los distintos niveles socioeconómicos. Expresó especial interés en el hecho de que el apoyo ha sido muy grande y que “en México cuando queremos sí nos podemos unir, es increíble la manera, no sabemos ni de dónde han venido tantos apoyos no nos damos abasto. Hay veces que la calle se llena de artículos, se satura”, explicó con una gran sonrisa.
Finalmente, cerramos con una tercera entrevista con la licenciada en Educación Victoria Parada, quien como voluntaria de la Cruz Roja nos demostró más que el simple hecho de ayudar, un ejemplo de vida, ya que ella cuenta que es una madre, ama de casa que se salió de su rutina y se dio cuenta de la utilidad que una persona puede brindar ante momentos de desesperación semejantes. Ella habla de su experiencia en el centro de acopio y la inmensa grandeza que este le ha dejado. “Es evidente que existe una gran necesidad, esto da cabida para que personas con sensibilidad unan fuerzas. Las imágenes en los medios son estremecedoras; es momento de hacer algo”, subraya la ahora enamorada de la causa.
Victoria Parada externa una profunda emoción y se muestra sumamente enérgica y llena de vida al decir que estos esfuerzos representan una gran bendición. “El simple hecho de ver la cara de la gente dispuesta a ayudar y de pensar que esta ayuda va a llegar a manos de la gente más necesitada es increíble. No cabe duda que cuando varias personas trabajan en un mismo espíritu, el ánimo y la fuerza salen y mucho mejor cuando se trata de una causa como ésta”.
Volteemos la mirada a Haití –asegura- y no descuidemos a aquellos países en condiciones de miseria. Es triste analizar cómo los seres humanos estamos acostumbrados a actuar en consecuencia, a reaccionar en lugar de prever. Lo sucedido a nuestros hermanos haitianos debe representarnos a todos como humanidad un llamado de atención, un estado de alerta. A invitarnos a mantener esta unidad alcanzada tras semejante estremecedor suceso y voltear a ver a los países más desdichados. A vivir en una constante búsqueda por la igualdad, por la mejora de calidad de vida de tantos y tantos pueblos que hoy viven en condiciones infrahumanas. Es más fácil actuar en unidad y sobre la marcha. No dejemos que otro suceso semejante nos tome por sorpresa.