La Ceremonia Gonfu
Por Rodrigo Trejo Avendaño
El té en China está sumamente arraigado a la cultura. Su consumo se relaciona, no sólo con el placer, sino que tiene connotaciones curativas e incluso espirituales. Una importante actividad que gira en torno a la preparación de esta bebida es la ceremonia china del té o Gonfu Cha.
Las bases de este ritual tienen su origen en el siglo XIII, cuando comenzó a popularizarse la producción de tés de hoja suelta, pero la ceremonia Gonfu no se formalizó hasta el siglo XVIII. El nombre del rito significa literalmente preparar el té con esfuerzo y el objetivo es maximizar el sabor y las particularidades aromáticas de los tés más finos.
Para el Gonfu Cha deben cuidarse hasta los más mínimos detalles e incluso el agua de preparación debe ser seleccionada especialmente. Los maestros indican que el agua no debe ser ni muy baja en propiedades minerales, ni muy alta. Lo mejor es usar agua de manantial fresca y, obviamente, deben evitarse aguas con olor o color extraño.
La temperatura también es un factor importante al momento de la preparación y cada té requiere una temperatura específica. En el Gonfu Cha se toman sólo dos tipos de té, oolong y pu-erh, el primero se toma a una temperatura de hasta 95º y el segundo, a una temperatura de hasta 100º. Cuidar la temperatura del agua asegura la extracción correcta de los aceites esenciales del té.
La ceremonia sigue un orden específico. Primero se calientan las tasas y la tetera con agua hirviendo. Luego se saca el té, en seco, se huele y se observa para determinar su color y sus características. Posteriormente, se colocan las hojas en la tetera y luego se cubren con agua caliente, que se sirve desde lo alto. La infusión es muy breve y el producto se sirve en las tasas. El contenido se descarta, esto con el fin de lavar las hojas.
A continuación, se vuelve a llenar la tetera, pero en esta ocasión el agua se sirve de una altura notablemente menor. La preparación se deja infusionar de 20 a 50 segundos, según el té, luego se traslada a una jarra de servicio - las hojas de té se dejan en la tetera, ya que un buen té se puede infusionar hasta 8 veces, aunque cada vez toma más tiempo - y, finalmente, se sirve.
Para el servicio también se siguen ciertas reglas. En las ceremonias más rigurosas, antes de servir el té, las tasas se voltean y sobre ellas se ponen unas vasijas pequeñas. Sobre ellas se vierte un poco de té para que los comensales aprecien el aroma. Luego de esto, cada invitado volteará su taza y vertirá el té de las vasijas dentro. Seguido, el anfitrión servirá el resto del té dentro de cada tasa.
La etiqueta china dicta que cada taza de té debe tomarse en tres tragos, uno corto, uno largo y, finalmente, uno para que el sabor permanezca. Para terminar la ceremonia, las hojas de té usadas se ponen en un tazón para que los comensales las observen. En este momento los invitados deberán dar sus cumplidos por la selección al anfitrión.
Al finalizar la ceremonia, el anfitrión debe limpiar el equipo utilizado, para esto debe reservar el último servicio de té, que será usado para limpiar la tetera. Los instrumentos restantes se limpiarán con agua hirviendo para su futura utilización.
En la siguiente entrega de esta serie se hablará del té en la cultura japonesa, otra nación para la cual esta bebida ha tenido un papel de gran importancia.
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