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miércoles, septiembre 22, 2010

Prefiero un Infierno a un simple Atentado


Por: Laura Gómez Aurioles

Y la cartelera se inundó de cine mexicano, algo que se creía imposible en este país: La gente tuvo opción de elegir entre más de dos cintas nacionales, desde la comedia romántica argentina mexicanizada (No eres tú, soy yo) hasta la búsqueda de otros mitos de la historia (El atentado) o facetas de un héroe de la Independencia (Hidalgo: La historia jamás contada), sin dejar a un lado la cinta 3D para niños (Brijes).
El Bicentenario trajo más que un desfile y una estatua gigante con espada rota en el Zócalo capitalino, nos dio la oportunidad de invertir en la industria que necesita siempre de capital: el cine. Ahora… ¿se invirtió de manera correcta? ¿Cuál es el resultado de este derroche de millones de pesos?

En esta crítica nos enfocaremos en comparar dos cintas: “El atentado” y “El infierno”, buscando comparar dos historias de épocas diferentes para un mismo momento: el Bicentenario.

El atentado
Comenzamos con la primera en estrenarse de las mencionadas: "El atentado". Bajo la dirección de un reconocido cineasta, Jorge Fons, mejor recordado por cintas como El callejón de los milagros (1995), Rojo Amanecer (1989) y El Quelite (1970), tenemos una pieza cinematográfica que resultó bastante obsoleta para el México actual y todo comienza por el guión.

El 17 de septiembre de 1897, el diario El Imparcial informó que un hombre alcoholizado, Armulfo Arroyo (José María Yazpik), tuvo la audaz idea de atentar contra nada más ni menos que Porfirio Díaz (Arturo Beristáin), Presidente de la República, mientras se encontraba en la Alameda Central para observar el desfile del día de la Independencia. Lo mejor viene cuando este bandido es muerto en la instalaciones de policía, contradiciendo el mandato del Díaz, quien exigió se le protegiera.
La premisa de la historia radica en la última línea de la cinta “pueblo mexicano, haiga sido como haiga sido: shhhh”. Sí, podría verse como una crítica al Gobierno mexicano, pero… es frustrante ver una película en la que uno no sabe nunca qué pasó o por qué. El guión es demasiado ambicioso, la estructura a manera de laberinto confunde y lo peor es que no se puede armar nunca, porque así está pensada, un laberinto sin conclusión. ¿Acaso hay un clímax en la historia? ¿Tiene caso ver una cinta que a final de cuentas no nos lleva a algún lado? Quizás podemos únicamente concluir que Codelia Godoy (Azuela) tuvo una alocada y enredada historia amorosa que la orillo a irse, pero… ¿No es el atentado la búsqueda de otra cosa más allá de su enredo amoroso fallido?

Aunado a lo anterior, está el derroche de más de 78 millones de pesos en una producción que ni siquiera se tomó la molestia de buscar locaciones o evitar la exposición de un paisaje pintado a mano que quita toda la ilusión y evidencia la presencia de un set (ya ni en la televisión se ven esas cosas).

Las actuaciones dejan no poco, sino mucho qué desear, sobre todo por parte de Julio Bracho, quien exagera su papel pedante de jefe de policía y Salvador Sánchez, quien representa al típico secuaz ‘simpático’. Por parte de los protagónicos, Irene Azuela, José María Yazpik y Daniel Jiménez Cacho, se tiene un mejor desempeño, pero nada extraordinario.

El atentado resultó una cinta que te deja como llegaste al cine, no tienes idea de por qué fue el dichoso acto contra Porfirio Díaz y el meollo del asunto radica en conocer el porqué, ¿para qué dejarnos igual que siempre? ¿para entretener al espectador durante dos horas sin dejarle nada claro? Ya ni Arriaga con sus típicos guiones, realizados por Iñárritu, hace eso. Fons tuvo su época de oro, con películas que denunciaron fuertes acontecimientos, como la matanza de Tlatelolco. ¿Qué lo hace traernos esta historia sobreactuada y sin hilo conductor? No lo sé… No me hizo en realidad reflexionar, no me dijo nada nuevo, no me dijo nada en realidad.

El infierno

Brinquemos ahora a El infierno, de un director más contemporáneo, Luis Estrada, reconocido por cintas como La Ley de Herodes (1999) y Un mundo maravilloso (2006). Comparada con la cinta anterior, la propuesta de Estrada es brutalmente impactante, es una historia bien contada que retrata la realidad del Norte del País, una que incluso la clasificación RTC buscó ocultar a los ojos de los jóvenes al catalogarla como “C” (recientemente se reclasificó la cinta a B15).
El “Benny García” (Damián Alcazar) regresa a San Miguel (N)arcángel después de 20 años de ver frustrado su sueño americano en Estados Unidos, para toparse con una realidad que acaba por tragarlo. El narcotráfico parece ser la única manera de llevar una vida “digna” y Benny no tiene más opción que unirse a su viejo amigo de la infancia “El Cochiloco” (Joaquín Cosío) para volverse un sicario a la merced de la familia Reyes (liderada por María Rojo y Ernesto Gómez Cruz).




El infierno es una cinta que a través del fino humor negro y el desarrollo de sus personajes envuelve al espectador en un viaje a lo que se ve en los periódicos día a día: la muerte, la traición, la violencia y la “lucha contra el narcotráfico que llevamos de gane” (de acuerdo al Gobierno federal).

Los personajes son entrañables, incluso vemos reaparecer en pantalla a Salvador Sánchez (a quien mencionamos en El atentado), ahora representa a un mecánico, padrino de Benny, es un hombre que vive al margen de la situación, sin manchar sus manos salvo de la grasa de un vehículo. Comparado con su papel en El atentado, Sánchez logra una actuación más humana y menos estereotipada y falsa, uno le cree más.
Pasando a los protagónicos, Alcazar, quien también encabezó Un mundo maravilloso, muestra a un personaje que cambia constantemente, pasando de pobre inocente a un acaudalado matón, de matón a vengador, de vengador a héroe… el héroe de un muchacho, su sobrino, que terminará convirtiéndose en un sicario más. Aquí está la sustancial diferencia entre El atentado y El infierno, la primera no muestra personajes entrañables, creíbles y que muestren un cambio auténtico. El infierno logra que el espectador se identifique con los narcotraficantes, que le duela ver cómo el hijo del Cochiloco es muerto por su jefe en venganza… La audiencia es testigo de una realidad (verdadera realidad, no es cuento) que está tragando al País.

La fotografía, la selección de locaciones, la delicadeza del tratamiento artístico de los cuadros y tomas de detalle de los cadáveres logra que una cinta que bien pudo ser verdaderamente sangrienta se vuelva real, te da miedo sin que te tengas que tapar los ojos, porque el miedo es saber que es algo que vemos en el periódico día a día, no es un cuento chino, no es un posible mito: es real.

Entonces llegamos incluso a el mensaje semiótico más allá de la imagen, el ver la sangre de un narcogobernador cubrir el Escudo Nacional es la metáfora más perfecta que Estrada pudo filmar. La diferencia más importante entre El atentado y El infierno está ahí: mientras la primera buscó incluso satirizar o intensificar el mensaje a través de representaciones burdas de un teatrillo ambulante, la segunda logra hacerlo a través de las acciones de lo personajes, de sus diálogos, bromas que dan risa pero duelen, muertes crueles e inverosímiles pero reales. El infierno no necesito guiones rebuscados, cosas forzadas, flashbacks sin justificación aparente… Estrada tuvo un gran acierto: traer a la audiencia una historia que es suya, que vive día a día y que debe de encarar.

6 comentarios:

  1. Como espectadora opino que el antentado me pareció una película terriblemente lenta. Por otro lado el Infernio es en mi opinión una sátira mal lograda.
    El cine mexicano requiere de mucho más.
    Laura King

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  2. Creo que ambas peliculas fueron intentos de hacer buen cine.
    El cine mexicano necesita ponerse las pilas y dejar en el expectador algo más que la confusión y el deseo de que la pelicula llegue a su fin. Se debe hacer películas que valgan la pena.
    Buen reportaje ANIMO
    Adriana Gaxiola

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  3. La película del atentado me pareció muy mala , lenta y aburrida a diferencia de arráncame la vida que es del mismo productor
    el infierno me pareció que intenta hacer una critica al México actual aunque creo que pudieron haberlo logrado de mejor manera por lo que para mi opinión la mejor cinta bicentenaria es la de hidalgo ya que es diferente y de mayor calidad

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  4. maria fernanda rodriguez badillo29 de septiembre de 2010, 10:19 p.m.

    el infierno me pareció una película muy lenta y un poco cruda, es verdad que estamos pasando por una etapa un tanto alarmante, mas que parecer una película parece una escena diaria en la vida de nuestro México y aunque nos pese quiza esa sea solo una cuarta parte de nuestra realidad.

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  5. Los comentarios anteriores se me hacen criticas bastante escasas, si bien El infierno es una de las peliculas más impactantes y polemicas en la actualidad, refleja perfectamente lo que se vive en algunos pueblos cercanos a la frontera norteamericana, una pelicula bastante cruda, pues efectivamente hace una critica a la situación tan fuerte que estamos pasando en México, lo que la hace más realista.

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  6. Mmm, los que escriben los comentarios no saben ni j, se nota que no saben diferenciar por ejemplo una cancion de Vivaldi a una de los Angeles Azules, para ellos es lo mismo... Estoy de acuerdo con el blogger, solo me queda decirles, El atentado, no la vean, El infierno, veanla.

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