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miércoles, mayo 05, 2010

Del Reloj de Arena al Atómico


El Valor del Tiempo

Por Belén Gómez Pereira

Una pequeña semi-esfera de oro que cuelga de una cadena y es guardada cuidadosamente en un pantalón. Una torre en el centro de una gran ciudad, cuyas campanadas repican cada hora. Una caja de madera que, al dar el mediodía, abre sus pequeñas puertas por las que aparece la figura de un pajarillo que toca una melodía. Dispuesto y adornado en todas sus formas, constantemente intentamos medir y cuantificar el tiempo.




¿Cómo y por qué medimos el Tiempo? Esta es la pregunta que surge al meditar que el hombre, como especie, ha tenido desde sus inicios una necesidad de guiar los destinos de su existencia, al notar que su propia realidad y todos los acontecimientos de su vida, ocurren en un tiempo y espacio determinado, creando instrumentos cronométricos, mismos que han evolucionado para aumentar su precisión.


El tiempo en el tiempo


En las primeras civilizaciones, un plano circular dispuesto al sol, marcaba las horas mediante la proyección de la luz y la sombra; sin embargo, este invento poseía un defecto considerable: era completamente inútil en los días nublados, al igual que en las noches. Para evitar este desperfecto, en el Antiguo Egipto se ingeniaron las clepsidras o relojes de agua que poseían un orificio en la base por donde se escurría el líquido en un lapso determinado. Posteriormente, se ingenió el reloj de arena, un recipiente de vidrio que, por acción de la gravedad, culminaba su recorrido en un intervalo.


A finales de la Edad Media surge el reloj como máquina industrial, fabricado de acero y con un rango de error entre 15 y 30 minutos. Durante el Renacimiento, se le incluyen las manecillas y se confeccionan los modelos individuales, con el tamaño adecuado para caber en un bolsillo. A mediados del siglo pasado, se inventó la actual maquinaria más precisa: el reloj atómico, basado en la vibración de los átomos, un fenómeno tan riguroso que únicamente posee una disparidad de un segundo cada 30 mil años.

Además de los utensilios para su medición, la división del tiempo ha variado de acuerdo a las exigencias de cada sociedad. Los romanos lo clasificaban en “ocio” y “negocio” dependiendo si era para actividades laborales o lúdicas. En la Época Medieval, el día se fraccionaba mediante las “horas canónicas”, acordes a los rezos de los monasterios y no fue sino que hasta el siglo XVII, que los holandeses fraccionaron el día en 24 horas para facilitar el comercio.



El Tiempo, Cuestión de Enfoques

El tiempo se ha convertido en un tema de estudio para científicos, filósofos e historiadores, considerándolo como un elemento físico y cuantificable o como un proceso psicológico y sumamente subjetivo.

Para ahondar más en ambas perspectivas, COMA entrevistó a Carlos Turati López, Licenciado en Actuaria y Matemáticas Aplicadas por el ITAM, y actual Analista de Riesgo para Grupo Bailleres y a la psicóloga clínica por la UNAM, Tania Gómez.

A los dos especialistas la pregunta de COMA, fue la misma: ¿Qué es el Tiempo?, y casi como un eco de la “relatividad del tiempo” cada respuesta resultó interesante.

Después de una larga pausa y de una exclamación un tanto sarcástica de “Ay Dios mío, qué preguntita”, Tania Gómez dijo que “el inconsciente no tiene tiempo ni espacio, lo que hace la consciencia es buscarlo para orientarse y conectarse con el exterior”. Explicó en su consultorio en la Colonia del Valle que la medición tiene como única finalidad el crear un marco de orden y un sentido de seguridad para la persona, el cual le permite desarrollarse dentro de una sociedad a pesar de que, en el pensamiento, es inexistente.

Por su parte el actuario definió que “el tiempo consiste en una forma de medición para poder situar los fenómenos existentes, en los que vivimos. El hombre no puede entenderse sin un marco de tiempo”. Para Carlos Turati, éste significa una cuestión mesurable y fija, la cual el ser humano retoma y usa para poder comprender el marco de su propia vida y lo que ocurre alrededor de ésta.

Sin importar qué visión nos convenza más, lo cierto es que los seres humanos hemos dotado al tiempo de un carácter sanador; como una especie de gurú que cura todas las heridas y resuelve los caminos. Entre el actuario, la psicóloga y la periodista autora de estas líneas, se concluyó que, quizá el verdadero valor del tiempo es el inmutable hecho de desconocer cuánto de éste nos queda, lo que nos ha obligado a medir el que atestigua nuestro paso por la vida.

2 comentarios:

  1. Einstein nos hablaba de la Teoria de la Relatividad, y manejaba un concepto original y revolucionario del tiempo en el ámbito científico, pero reflexionando en el asunto de esa medida que gobierna nuestros destinos, hay mucho que decir, y meditar. La presente nota tiene esa virtud de hacernos ver el "Valor del Tiempo". Interesante información, y opiniones de los especialistas consultados. Mtro. Eugenio Pablo Leyva

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  2. Einstein nos hablaba de la Teoria de la Relatividad, y manejaba un concepto original y revolucionario del tiempo en el ámbito científico, pero reflexionando en el asunto de esa medida que gobierna nuestros destinos, hay mucho que decir, y meditar. La presente nota tiene esa virtud de hacernos ver el "Valor del Tiempo". Interesante información, y opiniones de los especialistas consultados. Mtro. Eugenio Pablo Leyva

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